Tres;

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Tres días después, seguía anclada a esa cama de hospital. Las enfermeras y doctores no se fiaban de dejarla salir tan pronto, después de los meses que había pasado en coma. Katherine se encontraba bien, no entendía que no la dejasen casi salir de la habitación. ¡Ni siquiera podía salir al patio! Llevaba un día y medio lloviendo sin parar y mirar por la ventana la entristecía bastante, aunque intentaba no pensarlo. Parecía una tontería, con todo lo que tenía encima, pero se puso al día con los asuntos del instituto en primer lugar y buscó por internet noticias sucedidas en esos meses. Era una adolescente que había pasado casi un año metida en un hospital. 

Su padre entró por la puerta, empapado hasta las cejas, pero con una sonrisa cariñosa. Había ido todos los días desde que se despertó, pasándose los tres primeros llorando casi todo el tiempo. 

- Hola, cariño. ¿Cómo estás? Los médicos me han dicho que has vuelto a quejarte hoy. 

- Hola, papá. Es que quiero irme, entiéndeme. Llevo aquí mucho tiempo. 

Papá se sentó en el sillón junto a la cama y le tendió una bolsa con comida. La del hospital no le gustaba mucho y ya le habían quitado la vía, así que podía comer con normalidad. Al principio le dolía muchísimo la garganta y el estómago cuando probaba bocado, pero ahora las cosas habían cambiado completamente. Tenía tanta hambre... A todas horas, además. Dulce o salado, le daba igual. Y bebía tanta agua que no paraba de levantarse y entrar en el lavabo. 

- ¿Te apetece que caminemos un poco por el pasillo? 

Kate miró a su padre y sonrió, ladeando la cabeza hacia un lado. 

- Algo es algo. 

Se levantó y siguió a su padre hacia el pasillo, casi vacío a esas horas. Eran las siete y media, las enfermeras la saludaban con una sonrisa cuando se cruzaban de un lado a otro y ella se sentía idiota aún vestida con ese batín. Al menos se cerraba bien por detrás y no se le veía el culo, solo llevaba unas braguitas y era bastante incómodo. 

El ascensor abrió sus puertas a pocos pasos de que llegasen y Stiles apareció igual de mojado que papá unos instantes atrás. Se le encendieron los ojos en ilusión cuando la vio y sonrió, enseñando todos los dientes. Ella lo imitó y se abrazaron con gusto cuando estuvieron uno delante del otro. 

- ¿Cómo estás? Tenía un rato y he pensado que estaría guay venir a verte. -miró a su padre y le tendió la mano- Señor. 

- Hola, Stiles. ¿Cómo va eso? 

Hablaron mientras volvían a la habitación y Katherine compartió su cena con Stiles, por que él no había cenado y sobraría comida si no. Papá ya le contó que Stiles se había pasado por casa y por el hospital una media de dos o tres veces por semana, ocupándose en todo momento de que las cosas fueran bien y para enterarse de todo lo que dijesen los médicos. A su padre le caía muy bien. 

Cuando papá se fue, Stiles aún se quedó un buen rato más. Las enfermeras tuvieron que pedirle que se marchara porque las horas de visita se terminaban y nadie que no fuese de la familia podía quedarse a dormir. Stiles no insistió, se despidió de ella y se marchó, prometiéndole que volvería a la mañana siguiente para traerle algo rico de desayunar. Stiles le dio un sonoro beso en la mejilla y se marchó, dejándola sola durante un buen rato. Cogió el portátil y, con lo que le quedaba de cena, se puso con una película muy famosa que había gustado mucho meses atrás y que ella -obviamente- no había podido ver. 

Un rato después, cuando casi había terminado y las luces del pasillo se apagaron para dar paso a las de emergencia, algo repiqueteó en la ventana y esta se abrió. Katherine sonrió, viendo cómo Dereck saltaba dentro de la habitación con agilidad y volvía a cerrar la ventana.  Después, y como llevaba haciendo esos tres días, se tumbó a su lado en la cama para acogerla entre sus brazos. Kate apagó el ordenador, lo dejó a un lado y saludó a Dereck con un beso en la mejilla. No había pasado a más , por el momento. Katherine tenía mucho que pensar cuando saliese del hospital. 

- ¿Cómo ha ido el día? 

- Monótono y aburrido, sin más. ¿Y el tuyo? 

- Haciendo cosas de hombre lobo, aunque sin sobresaltos. 

Dereck le había contado un par de cosas que sucedieron esos meses, aunque las cosas habían estado muy tranquilas. Sorprendentemente, desde que ella cayó en coma los momentos paranormales dieron paso a una tranquilidad extraña, pero tranquilidad, al fin y al cabo. Katherine se sintió bien y mal al mismo tiempo. Quizá, si ella se marchaba... No conocía muy bien como eran las cosas antes que llegase, pero si ahora estaban bien... 

- Para. 

Katherine levantó la cabeza con el ceño fruncido para mirar a Dereck, que permanecía con los ojos cerrados. 

- ¿Qué pasa? 

- Que te va a salir humo por las orejas de tanto pensar, deja lo que sea a lo que estés dándole vueltas y duerme un rato.

Katherine le hizo caso con una sonrisa, a veces olvidaba que estaban conectados desde la noche que llegó al pueblo. Para bien o para mal. Aunque no estaba segura de que las cosas fuesen como antes, por que ella no se sentía igual. Ni poderes, ni visiones, ni la sensación incesante de que algo malo iba a pasar en cualquier momento... Fue entonces, esa misma noche, cuando sus ojos se tornaron blancos y tuvo la primera visión. 

Las cosas para Kate no habían hecho más que empezar. 








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