024- Al abrir los ojos.

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El rey estudio a la mujer frente a ella, como pareciera un ciervo de pronto deslumbrado por la presencia de un cazador. Ella en realidad no era estúpida, sabía perfectamente de los sentimientos de su concejal, y aunque era cruel de su parte disfrutaba de ellos, pues hablando a favor de la verdad la rizada tenía una belleza terrenal casi celestial, y sin embargo ese no era su punto más fuerte, era de las pocas personas que en realidad podría sostenerle una platica, era tan inteligente que sabia que de no haber nacido entre las casas nobles, se hubiera ganado un excelente lugar en la universidad del reino. Muchas veces se había preguntado a si misma el por qué de no mostrarle que sus sentimientos no estaban mal infundados, y aun con la presencia de Jennie llego a cuestionárselo más de una vez.

- Usted...- aunque lo había dicho como un susurro logró escucharlo.

Sus mejillas estaban tan sonrojadas que cualquiera pensaría que estaba enferma, y a pesar de la vergüenza en ningún momento le bajo la mirada, como si temiera que sus palabras fueran tomadas como una broma.

El rey sonrío, sabiendo que una decisión que había estado posponiendo hasta el cansancio de pronto debía ser tomada a la brevedad.

Se levanto de su asiento y camino hasta quedar justo enfrente de Jisoo, se hincó sobre su rodilla quedando su rostro enfrente de la hija de la casa DunBroch.

- ¿Hasta donde me seguirías?

Los ojos de Jisoo nunca se alejaron de aquellos orbes que irradiaban confianza y soberbia, y dejo que su cuerpo se llenara de una resolución que hasta el momento había estado escondiendo hasta de si misma.

- Mi rey, yo le pertenezco. - sus manos se alzaron tentativamente hasta que sus dedos tocaron aquellas mejillas que siempre habían permanecido lejos de su alcance. - Por usted... si me permite estar a su lado... - Jisoo acerco su rostro al contrario, pues aunque temía el rechazo de su rey, nunca podría perdonarse el sucumbir ante su miedo. - Yo me enfrentaría incluso a Fenrir. - los labios color escarlata cepillaron a los contrarios. - Pues yo la amo.

Armándose del valor que le dio el decir su mas grande secreto, termino por unir sus labios, sintiendo como todo su ser estallaba, el beso fue apenas un toque de labios, pero la sensación que nació de el, hizo estragos en ambas.

Jisoo fue la primera en separarse, sus mejillas estaban pintadas de carmesí, mientras que su mano viajo a su pecho sintiendo como su corazón pareciera querer salir de el.

El rey permaneció en su lugar unos cuantos segundos, todo su ser le decía que aquella mujer frente suyo era la indicada para compartir su vida, que ella era la única merecedora del anillo que descansaba en el bolsillo de su chaqueta, sin embargo el solo pensamiento de Jennie le hizo congelarse, estaba segura que ella amaba a la platinada, pero sentía que de no tomar a Jisoo como suya, se arrepentiría, y por primera vez en su vida, decidió ir en contra de sus instintos, y luchar por la platinada.

Se levanto de su lugar, viendo por ultima vez a Jisoo, sabia que le haría daño, pero ya había tomado una decisión.

Y sin decir una palabra abandono el salón, dejando a la rizada sola.

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Algunos invitados se habían excusado apenas el rey había abandonado la habitación, pues creían que al ser apenas el primer día de la celebración el tiempo para hablar con el rey sobraba.

Jennie en cambio permaneció viendo el salón medio vacío, y aunque trataba de ser discreta mas de uno se había percatado de la manera en que la antigua princesa de Corona buscaba a alguien entre aquellos que permanecían en el salón.

El Rey. | Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora