007- Fuerza.

2.2K 342 7
                                    

La luz del sol alcanzó a Jennie aun sobre su cama, a pesar de tratar conciliar el sueño, le fue casi imposible, cada que cerraba sus ojos, solo volvía aquella suave sensación a sus labios, aun siendo consciente de que solo había sido un sueño, simplemente no podía dejar de pensar en lo real que se había sentido, y terminó quedándose despierta, tratando de recordar el rostro de aquel príncipe.

Un toque en la puerta la hizo salir de su letargo, sintió cierta vergüenza al ser consciente de lo mucho que anhelaba poder recordarlo.

- Pasen. - dijo tratando de alejar esos pensamientos de su mente.

Sana ingreso en su habitación, y a pesar de conocerla hacia poco tiempo, Jennie logro notar algo extraño en la mujer, parecía más feliz que de costumbre.

- ¿Sucede algo? -pregunto Jennie contagiándose de su buen humor.

Por única respuesta recibió una sonrisa. - Buenos días, espero se encuentre mejor de salud.

Jennie estuvo a punto de volver a preguntar, pero por el momento le fue suficiente ver tan feliz a la mujer.

- Si, ya me encuentro mucho mejor.

- Me alegro mi niña, así podrá tomar su desayuno con el Rey.

El shock fue casi instantáneo, Jennie no podía creer que se le hubiera olvidado aquello, había caído dormida en pleno despacho de una de las personas mas poderosas del mundo.

Y fue tanto que antes de darse cuenta estaba siendo escoltada hacia donde suponía estaba el comedor, por su cabeza paso la posibilidad de fingir una recaída para evitar aquel incomodo momento, sin embargo el no saber que en realidad el comedor estaba relativamente cerca le hizo no poder actuar a tiempo, y las puertas fueron abiertas delante de ella.

Con lo orgulloso que ponían los rumores al rey de Gales, Jennie se sorprendió de lo pequeño del comedor, solo era una mesa para no mas de seis personas, y con sus respectiva sillas, sin embargo, aquello termino siendo totalmente irrelevante para ella cuando su vista cayó en el rey...

Una camisa, una simple camisa de seda abrazaba el cuerpo de aquel monarca, Jennie se sintió casi estúpida al olvidar que su ahora rey era es en realidad una mujer, la seda dejaba ver como su cuerpo, como la piel que se escondía casi con recelo ahora se mostraba ante ella, era muy parecido a aquella sensación que tuvo el día de ayer con aquellos libros, pero al mismo tiempo fue totalmente diferente, aquella sensación era algo totalmente nuevo para ella, era como si sus manos hormiguearan y por un momento se imagino a si misma tocando aquella piel, pero fue sacada de su mente cuando un mayordomo le ofreció una silla para sentarse.

Cuando Jennie se sentó, Lisa con un simple movimiento de cabeza indico que se le sirviera el desayuno.

El golpear de de la plata de los cubiertos, en contra de la porcelana fina era el único sonido que se escuchaba en la habitación.

El rey se rehusaba a alzar la vista, era consciente que estaba siendo observada con bastante insistencia, y sabía perfectamente quien era, solo había una persona que tenía el valor de verla de aquella manera, y Lisa termino por alzar la mirada para confrontarla, con la mirada le exigió le dijera que era lo que sucedía, Sana ni siquiera pareció importarle la mirada de su rey, y señalo a Jennie, Lisa dirigió su mirada a ella y la vio sumergida en sus pensamientos.

La veía revolver su comida sin llevarse algo a la boca, sin saber que esta solo lo hacia tratando de ocultar su sonrojo.

El antiguo rey fue uno de los reyes más temidos y respetados que el viejo mundo tuvo el placer de conocer, aunque tuvo sus defectos como cualquier otra persona, Lisa solía recordar a su padre con cariño, y aunque no sabia si también funcionaria con Jennie, intento subirle el animo con algo que solía hacer su padre.

El Rey. | Jenlisa.Where stories live. Discover now