012- Paseo.

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Los nervios estaban haciendo estragos en el estomago de Jennie, en realidad eran varias razones de ello.

Primero, no sabía lo que le diría a Lisa una vez estuvieran frente a frente. Segundo, aquella era su primera vez utilizando pantalones de montar tan ajustados, que en realidad parecían mas una segunda piel que una prenda de vestir. Y Tercera, ya quería ver a los caballos.

Su caminar era irregular, pasando de rápido y de pasos largos a cortos y lentos, cualquiera que la viera pesaría que la princesa iría a ver al más hermoso de los animales solamente para que este la devorara.

En cuanto salió del castillo, vio como la escolta personal del rey se preparaban para salir, pues vio como estos revisaban sus armas buscando cualquier desperfecto que pudiera poner en riesgo la vida del rey.

La aun no coronada reina de Gales, caminaba hacia donde pensaba eran los establos, y aunque su andar, y hermosa figura clamaban la atención, ningún hombre o mujer tuvo el valor de apreciar de mas el cuerpo de aquella mujer, pues aunque todavía no eran oficialmente pareja, nadie en su sano juicio se atrevería hacer sentir incomoda a la que algunos ya llamaban su reina, para disgusto de algunas mujeres.

Al llegar a los establos vio maravillada como estos contaban con un corral para entrenamiento en el que había un gypsy vanner en pleno en entrenamiento, le estaban enseñando a caminar al paso que el jinete marcara, Jennie se acerco a las maderas que delimitaban el corral, estaba tan ensimismada que cuando escucho un fuerte relinchar y el grito de un hombre salto de su lugar, soltándose de golpe de las maderas.

Con el corazón acelerado busco con su mirada al animal responsable de semejante relinchar, y fue cuando lo vio, era de color cano, con crin de color negro, era por mucho el caballo mas grande que jamás había visto, de sus tobillos crecía un crin igual de negro, y alzaba su cabeza con violencia tratando de hacer que el hombre que lo llevaba lo soltara, otro mas trataba de acercarse para ponerle la silla, y fue cuando dio una patada que de dar en su objetivo, Jennie aseguraba hubiera matado al hombre.

Pese a su amor por los animales, y casi haberse criado sobre el lomo de un caballo, no tuvo el valor de acercarse al caballo. Pero de pronto de la nada vio salir a un perro que corría en contra del gran caballo, Jennie instintivamente cerro sus ojos, pues no quería ver como ambos animales se pelearán, cuando no escucho ruido alguno, abrió con cierto miedo sus ojos, y para su sorpresa vio como el caballo agacha su cabeza para acariciar al perro haciéndole ver lo feliz que estaba, y que por estar jugando pudo apreciar era un presa napolitano que lamia feliz las orejas del caballo, demostrando que también se sentía feliz de verlo.

Uno de los mozos de los establos aprovechó la oportunidad para ponerle y ajustar la silla de montar, claro que lo hizo con la mayor velocidad que podía, haciéndolo de igual manera con el mayor cuidado que podía, pues sabia que si el perro había llegado, el rey no tardaría mucho en hacer presencia.

La maravillosa escena que presenciaba, fue interrumpida por el trinar de las armaduras al ponerse en guardia, Jennie desvío la mirada de los animales para poder ver como el rey se acercaba al lugar, su paso regio hacia que mas de uno inflara de mas su pecho, ella misma se hubiera puesto en firmes si no fuera por que los pantalones del rey eran mas ajustados que de costumbre, la imaginación de la princesa le jugo una mala pasada, pues ella le hizo visualizar que los pantalones habían sido embutidos gracias la ayuda de las ayudantes de recámara, mientras que su garganta se secaba figurando el mas infernal de los desiertos, sus ojos se maravillaban subiendo poco a poco a lo largo de aquellas monumentales piernas, que al llegar a aquellos muslos, en sus manos nació nuevamente ese sentir de hormigueo, deseando tener en sus palmas el roce de la piel, con cierto temor alzo mas la vista, vislumbrando como los pliegues de la piel, dejaban poco a la imaginación, era como si delante de ella, estuviera el rey como habia sido traída al mundo, su monte de Venus se marcaba bajo la piel encurtida, a medio paro cardiaco, la antigua princesa de Corona, vio como un hombre le pedía su atención al rey, y vio el perfecto corazón que se marcaba con las nalgas del rey, Jennie podía sentir como sus piernas parecían perder toda su fuerza, pero la estocada final al corazón la peliplata, fue verse descubierta, pues la mirada del rey cayó en sus ojos, pero este lejos de mostrarse enojada por la peculiar observación, le sonrío mostrando sus perfectos pómulos.

La sangre que corría con fuerza en la cabeza de Jennie no el dejo pensar con tanta claridad como quisiera, por lo que se acerco con pasos rápidos al rey, aunque seguía sin saber exactamente que decirle.

Estando parada frente a ella, pudiendo ver perfectamente aquellos ojos tan inusuales del rey, viendo el mar de pecas que cubrían el rostro del rey, la mente de Jennie quedo completamente en blanco.

- Fuiste tu, ¿verdad?

Como única respuesta recibió una sonrisa. - ¿Te gustaron?

Y el corazón de Jennie se acelero, pues por dentro seguía teniendo aquella pequeña duda, si los libros en su puerta, habían sido producto de su imaginación, o si en verdad el rey, aquel rey que podía tener lo que quisiera con solo desearlo, aquel que podía hacer arrodillar a reinos enteros, aquella mujer que estaba parada frente suyo la seguía teniendo presente, pues aquello significaba que no estaba construyendo un castillo en arena.

- Me encantaron. - dijo, sabiendo que mentía, pues en realidad no abrió ninguno, por tenerlos entre sus brazos, imaginado que era el rey que poco a poco hacia su camino en su corazón.

El encargado de los establos aclaro su garganta con cierto miedo, pues no quería romper el momento que había entre ambas mujeres, pero su deber era hacerle saber al rey que estaban preparados para salir.

- Majestad, estamos listos.

El corazón de Lisa se acelero pues ese seria su primera cita, a asuntos del reino pero cita al final de cuantas, pero sabiendo disimular, solo hizo un movimiento de cabeza para que trajeran a los caballos.

Frente a Jennie fue traído un caballo si bien mas pequeño que el cano, seguía siendo un gran animal, que le sacaba una cabeza de alto, de color negro que brillaba gracias a la luz del sol, Jennie puso su mano cerca de la nariz del animal para que este se acercara, el animal no tardó mucho en acercar su hocico a la mano que se le extendía, habiendo visto lo dócil que se comportaba el animal, Jennie se animo a acariciar la cabeza del caballo y sin poder aguantar más tiempo monto al animal, por una extraña razón quería mostrarle al rey su actitudes.

Estando sobre el lomo del animal, busco con su mirada al rey, y vio como este se acercaba al animal, y antes de que pudiera advertirle sobre el comportamiento que había visto en el, el caballo la empujo con su cabeza buscando una caricia del rey, no haciéndose del rogar, Lisa acaricio el crin del cabello, y subió al lomo del caballo con aquella elegancia que parecía nunca abandonar al rey.

Tomado las riendas, Lisa se acerco a Jennie, buscando compartir aquella intimidad con la platinada.

- ¿Vamos?

Jennie solo asintió, haciendo avanzar al caballo.

El Rey. | Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora