021- Comienzo de la Celebración.

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La mujer dejo que la noticia fuera asimilada, guardando silencio.

- ¿Quien es esta "princesa perdida"? - preguntó Jisoo, pues nunca había oído hablar de algo parecido.

- Cuando aún el rey Agnar vivía, mucho antes de que el rey Lalisa naciera, la primogénita del rey Ji-yong fue secuestrada, la noticia oficial, fue que había muerto, solo para que el reino de Corona no fuera tomado como débil, pero en realidad nunca se encontró. - Explicó Klaus, pues el fue uno de los ayudo en la búsqueda de la princesa.

- Y ahora regreso. - trato de armar sus ideas Tarzan, aunque sabía que el rey no mostraría toda su mano de golpe.

- No exactamente, no he podido recabar información sobre de ella, pero tiene seguidores que la quieren al mando del reino y harán lo necesario para hacerlo realidad. - Dijo la mujer, mostrando un pedazo de pergamino con la silueta de una mujer con el cabello extremadamente largo. - Está es su propaganda, como sabrán la gran mayoría de Corona no sabe leer ni escribir. - En la sala se escucho un "bárbaros", pero nadie decidió hacer notar lo obvio, conforme al pensamiento sobre el reino. - Está imagen es usada para llamar a la gente y unirse a la causa.

- ¿Pero esto que tiene que ver con la invitación del reino de Corona? - Preguntó un poco más calmado Klaus.

Tanto el rey como la mujer compartieron una rápida mirada.

- He decidido apoyar al príncipe Lay y no a Ji-yong. - Lisa se levanto de su silla caminando con calma hasta estar frente a los concejales. - Ayer recibimos la aceptación a la celebración, y con ello una carta del príncipe, el será el representante de su reino, pero se preocupa por el bienestar de su padre.

Un aire frío hizo a los presentes temblar.

Pues sabían que el príncipe no necesitaba hacer mención alguna sobre la seguridad de su padre.

- Uno de mis hombres en Corona, ha decidido escoltar al príncipe a las tierras de mi rey. - dijo la mujer mientras que de su chaqueta tomaba un pedazo de papel enrollado. - Y hoy he recibido esta carta, razón por la que solicitamos su presencia, el príncipe ha puesto en marcha un plan para la muerte de su padre, pero sabrá que las bajas en la milicia harán débil a Corona, por lo que solicita que a su regreso se le sea acompañado por un ejército, claro que será con el pretexto de cuidar los intereses de Gales en nuestras tierras que colindan con su reino.

- ¿Y nosotros que ganamos? - Preguntó Jisoo, ella no era una persona avariciosa, pero en ese momento sabía que la recompensa por ayudar en el golpe de estado sería mucho mayor a cualquier deuda que el antiguo rey pudiera sujetarse.

- No mucho en realidad. - La sonrisa del rey les daba a entender que era todo lo contrario. - La mitad del reino sobrante, y la sumisión del nuevo rey ante mi.

El jadeo fue grupal, no podían pensar que tan critica era la situación como para que el ahora rey decidiera tomar aquellas medidas, pero sabían que la mentalidad de la mayoría de las personas en la desesperación de perder todo, se sujetan a tratar de salvar lo más posible.

- Claro que la palabra del rey Lay no vale ni siquiera el papel en que lo firmo. - Dijo nuevamente el rey. - En caso de que trate de traicionarnos...- su sonrisa se hizo tan grande que parecía partir su rostro. - Tendremos un ejército listo en su reino.

Sir Klaus se levanto de su silla, y se inclino ante su rey.

- Disculpe usted mi arrebato, debí confiar mas en mi rey.

Ambos concejales que vieron la escena no tardaron en imitar la acción del hombre.

Aunque Jisoo sentía su ser vibrar de emoción ente la energía de las palabras de Lisa, como incluso con sus palabras, y dejando las ideas en planes, emergía aquel poder que ejercía "SU" rey.

- Los dioses protejan y salven Gales. - La voz del rey les hizo erguirse.

- ¡Los dioses protejan y salven Gales!

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Los barcos con diferentes banderas se acercaban al reino, los mismos ciudadanos esperaban la celebración por el aniversario del nacimiento de su rey.

Los niños veían con emoción a la armada real pasear entre las calles montados en sus grandes caballos, incluso dejándoles subir de vez en cuando.

Niños y niñas jugaban con pequeñas espadas sin filo simulando a aquellos hombres y mujeres que servían a su reino.

Los comerciantes preparaban sus mercancías, sabiendo que sus bodegas quedarían desiertas apenas las vieran.

Incluso los pueblos más alejados de la capital habían detenido sus actividades con tal de celebrar, siendo que todos podían darse aquel lujo, pues desde que el rey había tomado al reino ningún ciudadano tendría que pasar ninguna carencia. Solo aquellos que seguían laborando era porque querían aprovechar al máximo el comercio.

A los niños de los diferentes orfanatos se les dio un documento en el que podrían comprar lo que quisieran y el reino respondería por ellos, con tal de no hacerlos sentir menos. Después de todo al rey, se le llamaba la madre de todos lo niños de Gales.

Dos sirvientas de alcoba le ayudaron a ponerse su vertido.

Y aunque le costaba admitirlo, Jennie estaba bastante impresionada por los vestidos que le habían sido confeccionados, el de aquel primer día era como si en la tela estuviera hecha de una capa de hielo, brillando con cada uno de sus movimientos. Su cabello fue peinado en un bello moño, y con un poco de maquillaje le hizo resaltar su belleza natural.

- Al rey seguro le encantará verla. - Dijo Sana entrando a la alcoba.

Las mejillas de Jennie se encendieron con un nada saludable rubor.

La mujer sonrío enternecida. - La está esperando.

La emoción hacia que su corazón latiera desesperado en su pecho, y al verla parada al final del pasillo supo el porque.

El rey de Gales iba vertido con un traje militar de color azul marino, una banda de terciopelo bajaba por su hombro derecho cubriendo hasta su codo y su hombro izquierdo era adornado por una charretera dorada, su pecho izquierdo estaba repleto por medallas de oro y plata, de su cintura colgaba una espada de oro en un cinturón blanco acentuando su fina cintura. Con un pantalón blanco que abrazaban aquellas majestuosas piernas como si de una segunda piel se tratase, y por ultimo zapatos negro que parecían brillar con luz propia.

No supo cuánto tiempo ambas admiraron a la otra, pero fue el suficiente para que Jong-in las buscará.

El brazo del rey fue ofrecido para que Jennie lo tomará, sonriendo con las mejillas sonrosadas. - ¿Vamos?

Las manos de Jennie rodearon el brazo ofrecido, regalándole una sonrisa al rey. - Será un placer.

El Rey. | Jenlisa.Where stories live. Discover now