Me pregunto si Ángel sabrá porqué Camille se ha hecho con el anillo que se supone, solo debe tener el líder. Ángel solo me explicó que debía acudir a ella si surgía algún problema. Sin darme más explicaciones. Tal vez Bellamy se lo dio, ¿pero porqué confiaría en alguien que no fuera Ángel? No acaba de agradarme la idea de tenerla cerca.

Una vez dentro, nos agrupamos con los que llegaron primero. No todos fuimos a rescatar a Ángel la primera vez, tal vez debimos hacerlo. No estaríamos en estas ahora mismo.

Nos reunimos en el típico coliseo que tenemos en todas las cuevas. Normalmente aquí se organizan las peleas. Es irónico que antes nos obligaran a luchar y ahora lo hagamos por el puro placer de entretenernos.

Yo me siento con Hunter, lejos de los miembros de mi círculo que han volado hasta aquí en busca de nuestra líder. Adam está entre ellos. Hay una diferencia para nosotros, no soy parte de OSAS, pero es cierto que sigo formando parte del grupo privilegiado de Ángel, por lo que me siento más cómoda con ellos aquí.

Hunter acaricia mi mejilla y sonríe.

Camille llega tras algunos minutos, seguida de Sebastian. Ambos se han pasado todo el camino discutiendo sobre la mejor forma de llevar a cabo un rescate.

Nos encontramos en Suiza, a unas horas de Italia. Han pasado dos días desde que la perdimos. Y si ella sola no ha creado una guerra mundial, significa que está en pésimas condiciones, dormida, o amenazada con Ámber.

— Recuperaremos a Ángel — dice Camille en voz alta en cuanto toma el microfono.

Sebastian asiente — nadie os obliga a luchar — le corta — pero está claro que todos queréis hacerlo, Massimo ya nos jodió una vez, lo justo sería que pagara el precio por la putada de hace años.

Todos, desde las gradas, le aplauden, bueno, los hombres de Camille lo hacen. Los de Ángel se mantienen al margen. Nadie quiere ser castigado por ella después.

La putada que Massimo nos hizo fue confiar en la ruleta y entregar a un grupo de niños a sus familiares solo para que fueran derivados a otra ruleta pese a la órden expresa de Ángel de no hacerlo, aprovechando que ella estaba atacando otra ruleta.

Los niños pertenecían a esta zona, es normal que los hombres de Camille sean los que estén a favor de Sebastian, ellos fueron los afectados. Sin embargo los hombres de Ángel no van a aceptar las burdas palabras de Bastian porque él es, en pocas palabras, igual de reemplazable que Alex. Su posición no está determinada pese a que él afirma ser su pareja.

— Nuestra prioridad es Ángel — inquiere Camille, sus hombres entonces se sientan — iremos en grupos de tres helicópteros rodeando la casa. Pero lo haremos el día que el dragón rojo vaya a por ella para no ser quienes desgasten sus fuerzas.

"¿Y si él dragón nos ataca?", inquieren desde el fondo.

Puede ser el obsesionado marido de Ángel, su futura boda salió por la televisión, pero Alex Deberaux sigue siendo el dragón rojo. Nadie en su sano juicio correría hacia el mismo punto que él.

— No lo hará, su mujer...

— Seraphine — gruñe Sebastian, la mirada con la que ambos se desafían me estremece la piel — el ángel es la prioridad para él — acaba Sebastian — es un enemigo en común, solo debemos hacerle ver eso hasta que tengamos a nuestra líder, luego nos los cargaremos.

Todos discuten formas, proponen métodos. Debaten a quién llevar, los equipos que van a utilizar. La posibilidad de que Ámber sea utilizada de rehén y qué harán en caso de que eso ocurra. Sebastian y Camille piensan en cada posibilidad. Muestran los mapas de la casa, explican procedimientos de evacuación y posibles problemas.

Sumisa ©Where stories live. Discover now