➹Capítulo Once.

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Jimin había salido del país por asuntos de su trabajo y su padre se hacía cargo de la empresa en su ausencia. Un rumor comenzó a esparcirse acerca de que el jefe y un empleado tenían una relación secreta, ¿quién comenzó aquel rumor? nadie lo sabe...

—¿Quién de ustedes es Jeon Jungkook? —pregunto el padre de Jimin con su mirada sombría.

Las miradas se dirigieron al nombrado, quien se levantó de su silla con la cabeza gacha. —A la oficina de mi hijo, por favor —Jungkook se dirigió a la oficina caminando atrás del padre de Jimin. Una vez dentro, el ambiente se volvió incómodo.

—Toma asiento, no será mucho tiempo.

Jungkook se sentó al mismo tiempo que él padre de su jefe. Sus manos sudaban, se esperaba lo peor.

—Bueno... —habló el Sr. Park—. Creo que ya has oído del rumor acerca de que mi hijo y tú tienen una relación, dime, ¿es verdad?

Jungkook negó —Yo no soy más que un empleado, entre su hijo y yo sólo hay una relación de trabajo —mintió un poco.

—¿Está seguro de eso? —el tono de voz del hombre asustó a Jungkook.

—Demasiado seguro.

—Confío en usted Jeon, sólo le pediré un favor —Jungkook asintió—. Como ya debe estar enterado, mi hijo se casará próximamente, así que alejese lo más posible de él.

—P-pero... trabajo aquí, lo veo todos los días. Eso sería imposible.

—Sólo le advierto que si algún rumor vuelve a llegar a mis oídos acerca de ustedes dos, estará despedido, ¿entiende? —la mirada del Sr. Park era asesina. A Jungkook no le quedó otra opción que aceptar esa propuesta, no quería quedar desempleado una vez más.


•••


Los días pasaron y Jimin por fin había vuelto al país. Todo en la empresa estaba en orden y como lo había dejado, bueno... casi todo.

Jungkook ya ni siquiera lo volteaba a ver, ya no le hablaba más que para darle los buenos días e informes, también evitaba en lo más posible quedarse a solas con él. Algo le pasaba a Jungkook.

La hora de la comida había llegado. Como de costumbre, Jungkook se reunió con sus compañeros de trabajo para salir a algún lado a comer. Salieron de la empresa hacía un pequeño local, en donde la comida era deliciosa.

—Mierda —susurró Jungkook para si mismo, para luego hablar en voz alta—. Olvide mi billetera, iré por ella.

Salió del local con su estómago gruñendo debido al hambre. Odiaba ser tan despistado. Al llegar revisó en todo su escritorio, pero ni había nada. Al parecer la había perdido.

—Soy un tonto —se dijo, aprovechando que nadie se encontraba allí— ¿Cómo pude haberla perdido?

—¿Te refieres a esto? —la voz de Jimin lo sobresaltó, tenía la billetera de Jungkook en la mano—. Sabes Jungkook, debes cuidar tus cosas un poco más.

Jungkook se acercó algo aliviado a su jefe. Trató de tomar su billetera pero Jimin apartó su mano.

—¿Por qué has estado tan distante Jungkook? ¿Acaso ya no me quieres? —Jimin acercó su boca al oído de Jungkook, un escalofrío recorrió su cuerpo.

—Yo... No se a que se refiere.

—¿Seguro? Entonces no habría problema en que te bese, ¿verdad? —Jimin posó una mano en la cintura de Jungkook y comenzó a acercarse a él.

—¡Detengase! Estas cosas ya no pueden pasar.

—¿Por qué? Sé que te gusto Jungkook, a mi también me gustas, podemos ser felices juntos.

—No, no podemos —Jungkook se alejó de él, ahora si iba a poner un alto definitivo—. Jimin, entiende por favor. Jamás podrá haber un “tú y yo”, una relación así nunca funcionaría. Tú no me gustas, yo no te gusto. Así debe ser, solamente vamos a tener una relación cualquiera como la que tiene un jefe con su empleado.

Así sin más, Jungkook se alejó de su jefe. Y esta fue la primera vez que el corazón de Jimin se hizo añicos.

«No hay un yo sin ti»

Contratado. (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora