"En cámara lenta..."

130 11 2
                                    

La mayoría de la gente se cuestiona una y mil veces a lo largo de su existencia, ¿por qué la vida es tan efímera? ¿Por qué cada día que pasa envejeces más?, ¿por qué cada día que transcurre te acercas a ese irremediable destino llamado muerte? Incluso los observo llenarse de cólera sabiendo que podemos tener asegurado todo menos la vida. Pasando así el resto de ella, pretendiendo tener el futuro perfecto para ellos mismos y sus seres queridos. Aún sabiendo que no es seguro. Así como también agradeciéndole a un ser inexistente por un día más. ¿Una mierda no? Es verdad. Pero yo no pertenecía a esa mayoría. No sé si por fortuna, o por desgracia. Eso no podía importarme menos. Lo único de lo que estaba seguro cada que sonaba esa estúpida alarma, era que yo opinaba totalmente lo contrario que todos esos pobres imbéciles.

Abrí los ojos, maldije internamente y me incorporé para poder desactivar ese maldito sonido.

Como cada mañana al despertar, sentía como si mi cuerpo pesara diez veces más de lo normal. Levantarme cada día era un infierno. A veces deseaba dormir eternamente sólo para no tener que soportar el sentimiento de abrir los ojos, levantarme y seguir enfrentando mi vida.

Encendí mi reproductor de música con ayuda del mando a distancia, ya que escuchar algo mientras despertaba, era la mejor forma de animar a mis cansados huesos y mi negativo cerebro.

Casi siempre tenía vuelos hasta tarde, pero debía desayunar, e ir al gimnasio, para no convertirme en un panzón con una vida muy aparentemente "perfecta".

Después de una rigurosa y extensa rutina en el gimnasio de mi edificio, regresé, tomé una ducha y preparé mi desayuno.

Sentado en la pequeña mesa de la cocina, comía un omelette, mientras miraba por medio de mi celular las cosas que la gente posteaba en redes sociales.

Solía mirar sus fotos en donde mostraban sus vidas perfectas, sus automóviles, o simplemente presumiendo a sus parejas, sólo para imaginar toda la mierda que había detrás de eso. Pésimo pasatiempo, lo sé. ¿Pero qué más daba?

El teléfono de la cocina empezó a sonar cuando mi boca estaba retacada de tocino. Me levanté, cogí el teléfono y lo puse en mi oreja.

-Sanders.
-¡Hola, hijo!
-Ah, hola, Maddi...
-¿Qué estás haciendo?
-Estoy desayunando.
-¿Tan tarde?
-Maddi, apenas van a dar las once. -Reí.
-Ya es tarde para mí.
-Duermo poco en las noches, Maddi, no seas tan criticona. Además lo primero que hago al despertar es ir al gimnasio.
-¿Sigues teniendo insomnio, hijo?
-No, yo no dije eso. -Rodé los ojos.
-Zacky me contó que la otra vez le respondiste un mensaje a las tres de la mañana.

Coloqué el teléfono entre mi oreja y mi hombro, tomé mi plato y seguí comiendo.

-Lo que te diga no es cierto... -dije con la boca llena.
-Hijo, me preocupas mucho. Deberías ir a terapia. Estoy segura que tu falta de sueño tiene que ver con tu estado mental.
-¿Maddi, me has llamado loco?
-Claro que no, pero sé muy bien que tú cargas con muchos problemas, cariño, eso es todo... Que por cierto, nunca has querido contarme.
-No voy a mortificar a la hermosa y gentil madre de mi mejor amigo con mis problemas.
-Siempre eres cariñoso conmigo cuando quieres cambiar de tema.
-Obvio no -Di un trago a mi batido-. ¿Cómo está Zacky?
-Estresado, con mucho trabajo y viendo lo de su boda. Espero que en este evento sí te veamos, Matt.
-Pronto iré a visitarte si es lo que te preocupa.
-¿Qué quisiste decir con eso?
-Nada, Maddi, nada. Prometo que me verán ahí.
-Bien. Nos hablamos luego, hijo, debo acompañar a Milly a ver lo de su vestido.
-Salúdame a Milly de mi parte.
-Lo haré... -Un montón de estruendosos golpes afuera de mi piso, me hicieron sobresaltar.
-Nos vemos, Maddi... -Colgué.

Siempre me preguntaba cómo es que me había ganado el aprecio de esa dulce mujer en tan poco tiempo. Hoy en día, ya era como un hijo más para ella. Vaya que valoraba su apoyo y cariño, a pesar de que no lo merecía. Pero ahora estaba intrigado sobre lo que estaba pasando afuera, por lo que con el vaso del batido en mano, caminé hacia la puerta, para después asomarme por la misma. Al parecer alguien se había mudado al apartamento de enfrente. Puse los ojos en blanco y resoplé irritado. Un vecino molesto más. Cerré de un portazo y seguí con lo mío.

"Mi amada Courtney...

Las cosas son tan diferentes ahora, a cuando estabas tú. He cambiado tanto, que a veces ni siquiera me reconozco a mí mismo. Quisiera decirte que mis cambios son positivos. Pero esa palabra no existe en mi vocabulario actual.

Me habría encantado que conocieras a Maddi. Ella es tan buena y atenta conmigo. Me recuerda mucho a Miros, sólo que con muchas menos canas.

Zacky es muy afortunado en tenerla como madre. Ahora entiendo su objetivo de venir a vivir acá.

La boda de Zacky y Milly se acerca, y para serte honesto me siento feliz por ellos, pero no puedo evitar sentirme desolado al imaginarlos en el altar. Tan felices y uniendo sus vidas. Sólo me recuerda lo frustrado que quedó mi sueño de casarme contigo.

No sé si podré soportarlo, pero no tengo opción. Es la boda de mi mejor amigo y yo soy el padrino. No puedo fallarle.

Me dijo que podía invitar a alguien, pero ese hombre no ha entendido que estoy más solo que las paredes y ventanas de mi apartamento cuando me encuentro trabajando.

Mi hermosa Courtney, la vida sin ti, es como avanzar siempre en cámara lenta."

Escribirle cada día era una forma de no volverme loco. Era una forma de sentirla cerca.

Cerré mi laptop y me apresuré a colocarme mi uniforme, ya que dentro de poco tendría un vuelo.

Set Me FreeWhere stories live. Discover now