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Paige:

—No te ves nada bien. —Pronuncio acercándose al pie de su cama. Papá me sigue con su mirada y yo me muerdo los labios, recorriendo su cuerpo lleno se venda y su rostro maltratado por los golpes. —¿Tu y el abuelo tuvieron una buena charla?

Papá no responde.

—¿Dónde esta tu madre?

—Queriendo verte, que no te sorprenda que aparezca por la puerta en algún momento. —Suspiro. Mamá es capaz de escaparse de la abuela solo para venir a verlo. —La abuela está con ella.

—¿Esta..? — intenta saber el.

—Si esta bien, papá. —Le confirmo.

Paso la saliva y hago la pregunta.

—¿Por qué querías verme?

—Quería dejar en claro mis palabras antes dichas. —Y no ha cambiado de opinión, incluso ahora. —¿Puedes mirarme, Paige?

Los ojos me tiemblan, pero eso estoy haciendo.

—No quiero esto para ti.. El dolor, la derrota... Es algo que debes afrontar y ... el miedo de lastimar a las personas que amas.

—¿Te escuchas, papá? Me lastimas negándome hacer lo que amo.

Papá guarda silencio.

—¿Por qué perdiste, papá?. —Paso saliva y sus ojos se abren. —He visto cada una de tus peleas, incluso tus derrotas... y soy tu hija. Por eso se que fácilmente podrías haber acabado con ese sujeto.

Papá junta las cejas.

—¿Qué te falto? —Busco saber.

El aprieta la mandíbula y yo sonrio al ver como aparta la cara. Exactamente lo que pienso.

—Y eso es lo que yo no quiero que me falte cuando suba al ring. —Le explico. —Papá... voy a hacer esto. Tal vez no ahora sí no me lo permites, pero voy a hacerlo... y desearía que tu estés a mi lado cuando eso ocurra.

—Paige, maldita sea...

—Amo boxear.

El vuelve a callarse.

—Y quiero a Max.

—Paige..

Me quito la lágrima que se me resbala hasta el mentón. —Y quiero a mamá, quiero a mi hermano, a nana, a mis abuelo.... Y te quiero a ti.

Papá me observa sin saber que decir.

—He crecido admirándote todos estos años, papá. Tu me hiciste amar el box, pero tu no serás quien me lo arrebate...

Se mantiene callado.

—Amo esto... Tu hija ama esto y debes aceptarme así.. con este "error" que crees que tengo.

—Tu no tienes errores, Paige. Eres maravillosa, pero yo no... no quiero que pases por esto. —Aprieta los dientes. —No quiero esta vida de caídas para ti...

—Y de volverme a levantar. —Le corrijo. —Porque eso es lo que más admiré de ti... y es quien voy a ser. Tienes que dejarme caer, papá. Debes dejar que me caiga y me levante yo misma.

Me limpio las lágrimas.

—Voy a dedicarme esto, así me apoyes o no.

—No lo apoyo.

Me duele el corazón.

—Aún no quiero que boxees Paige. —Me asegura.

—Lo se.

—Pero lo harás.

—Lo haré. —Le confirmo. — Soy la hija de King después de todo.

Me alegra decir que al menos después de escucharme, otra vez veo ese brillo en los ojos de mi padre, aunque siga en negación.





(***)







Salgo de la habitación, justo para ver como mamá ingresa a ella, no puedo hacer nada, ni decir nada que lo aleje de papá al final.

Voy hacia Max, a quien le rodeó con los brazos.

—Parece que todo salió bien...¿El ya?

Aparto el rostro de su torso y lo miro, niego con la cabeza y su mirada cambia.

—¿No?

Niego otra vez.

—¿Y por qué te ves tan feliz?

—Lo enfrenté, Max.

Los ojos de mi novio se abren de par en par.

—Le dije que competiré en la final... y no pudo negarse. El... no pudo decir nada, es...

—¿Tu determinación?

Sonrio, juntando ambas cejas.

—Voy a pelear, Max. —Menciona claro y la sonrisa cruza sus labios. —Peleare esa final.

—Y yo estaré ahí apoyándote.

—¿Gritando como un fan? —Inquieto riendo.

—Como tu fan número 1, Dinamita Roja. —Me aclara atrayéndome hacia el. —Mi Paige, mi amor.

No puedo enamorarme más de este chico.

Así como papá tiene a mamá y yo tengo a mi Max. 

Y esto es lo que necesito. Ahora lo se y ese día lo daré todo.

Lo daré todo en esa final.

No cuelgues los guantesWhere stories live. Discover now