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Maximiliano:

Solo tenía planeado traerla a casa después de la cena y Paige termino abalanzándose sobre mis labios una vez que aparque el coche en la entrada.

Y mi resistencia se fue al tacho enseguida, aunque nunca puse ni un poco de ella.

Paige es una hermosa mujer fuerte y a la vez inocente, alegre y frágil, valiente y jamás he conocido a alguien que tenga cualidades que no encajen unas con otras, pero me gusta.

Mierda, me gusta demasiado.

Rompo el beso y retrocedo. Mis ojos se posan sobre sus labios hinchados, su pecho subiendo y bajando por la respiración acelerada.

—¿Qué sucede?.. ¿Ya te cansaste?.—Bromea.

Sonrio.

—En realidad tengo un trauma severo de encontrar a tu padre frente a la ventana de mi coche.

Ella se ríe.—Eso no pasara, papá está muy ocupado con los detalles de la convocatoria y su próxima pelea.—Me recuerda.

La observo incrédulo y con una sonrisa vuelve a robarme otro beso. Quito mi cinturón y escucho que desprende el suyo también.

Mi boca le devuelve el beso y mis manos sujetan su cara, hasta que mi tacto desea bajar. Se lo permito, lento, pero se lo permito.

Acaricio su cuello y siento como ella tiembla con mi toque, no me aparta, incluso cuando llego al centro entre sus senos.

Paige rompe el beso y sus ojos se conectan con los míos, veo como pasa saliva y me tomo un par de segundos antes de seguir, espero ver que ella este de acuerdo y hago caminar mis dedos más abajo, no sé hasta donde habrá llegado con su pareja anterior, el tal Gleen y no quiero pensar en eso y que los celos me consuman hasta que mi cuerpo se sienta adolorido, por eso vuelvo mi atención solo a ella.

Mi palma llega su abdomen, está caliente.

Le abro un botón y ella sigue sin pararme.

—Paige...

—Continua.—Me pide...—Por favor, no te detengas.

Es una condena de muerte hacer esto delante de su casa y dentro de mi coche, pero decido enfocarme nuevamente en ella y en mis deseos carnales, es así como le desprendo un botón y luego otro, hasta abrir los vaqueros y facilitar el ingreso de mi mano.

—Max...

—¿Quieres que pare?

Niega con la cabeza. Y yo sigo, hago hundir los dedos rozando la liga de sus bragas y en un movimiento rápido con las ganas de palpar esa humedad, llego hasta el centro, por encima de la tela.

Froto dos veces y se humedece, manchando las bragas con sus jugos. Paige jadea y acomoda la espalda en el respaldar del asiento.

Sigo acariciando, pero no voy más profundo, solo la hago mojarse y manchar la zona protegida con la ropa íntima, retiro los dedos despacio y le sonrio.

—Eso estuvo...

—No ha acabado.—Le anuncio y ella sigue mi mirada hacia la luz encendida, la cual acaban de encender y me da a entender que ya llegamos.

—Debo volver.—Me avisa.

Me inclino hacia ella y le abro la puerta de su lado, Paige me sonríe y estampo mi boca sobre la suya, me devuelve el beso y mis labios terminan rozando su boca.

—¿Puedes terminar sin mí?

Ella se ríe.—Solo si prometes terminar la próxima vez.

—La próxima vez hare eso y más.

No cuelgues los guantesWhere stories live. Discover now