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Paige:

Lo primero que mamá vea al despertar en el hospital es a mí, los ojos le pesan puedo verlo y por instinto y luego de pronuncia mi nombre con cansancio, ella lleva sus manos a su vientre y luego el recuerdo le regresa.

—Mamá, no... no puedes pararte. —Intento explicarle. —No hagas esfuerzo..

—Tu padre...

—Papá esta aquí. —Le indico. —Él está bien... ahora lo está. Se encuentra descansando.

—Las lesiones...—Aprieta la mandíbula con dolor...—Tengo que ir con él, Paige.

—El doctor que le atendió dice que estará bien, no hubo daños a ningún órgano y no tiene ninguna costilla o hueso fractura, solo han sido golpes leves...

—Paige, yo lo vi...—Insiste ella.

Quiero que entienda y que lo tome con calma, papá no esta grave, pero ella podría estarlo si no se controla. Ni bien habíamos llegado al hospital, sufrió un colapso.

—Lo noquearon en la cabeza, mamá...—Intento explicarle. —Mientras estabas inconsciente le sacaron placas... por favor, todo está bien, no te esfuerces.

Se lleva la mano al pecho.

—¿De verdad todo está bien con él?

Asiento con la cabeza.

—No dejaron entrar a Jeremy, la abuela y el abuelo lo están cuidando afuera. Si quieres verlos, se turnarán o yo puedo salir y ambos...

—Paige, solo quiero ver a tu padre...

—Lo sé. —Le aseguro. —Y yo quiero que mi mama' y mi hermana estén a salvo.

Si bien papá está bien, la imagen de el en la camilla no es una que desee que mamá observe en su estado, su rostro se encuentra lleno de moretones y también tiene vendas en los golpes más fuertes que recibió en el cuerpo.

—Después lo veras... lo prometo.

—Paige..

Me acerco a ella y la abrazo, es lo único que puedo hacer ahora.




(***)





—¿Cómo entraste? . —Pregunto llegando al pasillo y apartándome de mi hermano, a quien dejo sobre los asientos, mientras me acerco a Max. —La prensa...

—Está en todas partes, lo sé. —Max le hace un saludo a Jeremy, quien le responde con un gesto y sigue jugando con el teléfono del abuelo.

—¿Quieres que vayamos a comer algo a la cafetería?

Niego. —Yo no, pero tal vez el sí. —Me giro hacia mi hermano. —¡Jeremy!

Aparta los ojos del teléfono y le hago una señal para que nos siga, Jeremy baja de la silla y sigue nuestros pasos hacia la cafetería.

Max pide por los dos y cuando Jeremy termina de comer, se levanta para hacer cola en la máquina de dulce, en busca de una barra de chocolate.

Suspiro y me vuelvo hacia Max.

—Tu hermano es un niño muy fuerte. —Dice apartando la mirada de él y colocándola sobre mí.

—Sí, es más fuerte, incluso más que yo.

Se me escapa una lagrima y él me acerca contra su pecho, me acomodo despacio, sintiendo su aroma y su calor.

Con todo esto, he descuidado mucho a Max... y eso me ha hecho extrañarlo más.

Subo el rostro y sus brazos me sueltan despacio, enseguida planto un beso suave sobre su boca.

—Lo lamento.

Max arquea una ceja.

—No he sido una buena novia estos días, a diferencia de ti.

—¿He sido una buena novia?

Me rio y le doy otro beso. Lo miro por largos segundos, hasta que mi sonrisa desaparece.

—Max...

Me escucha atento, con los ojos ubicados en mi. Muerdo mi labio y se lo confieso.

—Te quiero.

Los ojos se le abren.

—¿Es.. un "Te quiero" porque estas sensible por la relación amorosa de tus padres? ¿O por qué..?

—Porque te quiero. —Dejo caer los hombros. —Solo por eso.

Su sonrisa es maravillosa y enseguida atrapa mi boca con la suya. —Yo también te quiero, mi dinamita roja.

Me rio.

—¿No?,. —Pregunta compartiendo mi risa.

—No... —Sigo riendo.

Su mirada se vuelve seria, aunque con ese brillo en el al observarme.

—¿Y mi Paige?

El corazón me da un salto, asiento con la cabeza aceptando.

—Mi Paige suena excelente, Max.

Me besa otra vez y solo un par de segundos, mientras estamos perdidos el uno en el otro, escuchamos otra voz.

—Iugg...—Jeremy está de pie con su barra de chocolate a la mitad, él nos señala y los dos reímos. —Eso sí que es asqueroso.





(***)





Jeremy camina delante de nosotros por el pasillo, mientras Max y yo lo hacemos unos pasos atrás, tomados de la mano.

Nos sonreímos y me detengo al ver al abuelo esperando fuera, suelto a Max y me acerco a él.

—¿Saliste antes...?

—Fue a ver a mi yerno.

Abro mucho los ojos.

—Abuelo...¿Qué?. —Pregunto confundida.

—Tranquila, él y yo tuvimos una conversación de hombres, es todo.

Agrando mucho los ojos.

—Pero qué... ¿Y mamá?

—Con tu abuela.

—Entraste a ver a papá... ¿No debería estar descansando? Si los enfermeros se enteran...

—No habrá que decirles... —Me contesta enseguida. —Además... tenía que hablar con él.

Paso saliva.

—Y él quiere hablar contigo.

¿Qué?

—¿Ahora...?

—Sí, ahora... te está esperando.

Dios mío... ¿Qué le dijo el abuelo?

—Ve.. —Me hace una señal para que me dirija a la habitación.

Paso saliva y me vuelvo hacia Max, quien ha escuchado todo. Él también me alienta y me armo de valor para ir a la habitación de papá.

Y esta vez no tengo ni esperanzas, ni expectativas, solo voy a escuchar lo que tiene que decirme. 

No cuelgues los guantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora