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Paige:

—¿Entraras a la convocatoria?. —Asiento con la cabeza en cuanto Max pronuncia las palabras antes de llevarse las papitas fritas a la boca.

Hemos ido a cenar a un restaurante cerca a su trabajo.

—¿Y estas segura que es una buena idea? . —Coje otra papitas y lo hunde en ketchup.

—Papá no va a escucharme, Max.. ¿Qué mejor manera que demostrarle que soy buena en el box así.

Mezclo su ketchup con la mayonesa y el alza ambas cejas, provocandome sonreír.

—Lo se, Paige, pero si tanto dices que te prohíbe el boxeo, cuando descubra que eres tú.

—No lo hará, mantendré el disfraz, no dice en ningún lado que no pueda ocultar mi identidad con un disfraz. Muchos luchadores lo hacen y esto será mantener el misterio..

—Esto es box, no lucha.

—Como dije, en las reglas no.. hago énfasis, Max se mantiene con la misma expresión de desacuerdo en su rostro. —¿Qué sucede? Fuiste el primer en decir que debo enfrentar a mi padre, insistías en que lo haga.

—No así, Paige. Estará más furioso si descubre que entraste a escondidas.

—El no me escucha jamás, me ha llevado a hacerlo así.

Necesito que papá me escuche y si esta es la única manera… se lo mostraré.

—Se te olvida que tu padre es King. ¿De verdad piensas que no reconocía a su propia hija?

—Te sorprendería. —Hablo yo. —Papá estará más pendiente de la competencia que en analizar si la "dinamita roja" soy yo.

Max suspira y yo me inclino, mis labios tocan los suyos y aunque me haya mostrado un poco de desacuerdo, el no me niega el beso.

Nos apartamos cuando busco aire.

Y yo sonrio.—¿Cuento contigo? Necesito a mi fan número gritando “Tu puedes, Dinamita roja'

El recuerdo viene a su mente o eso me imagino por la cara que ha puesto, Maximiliano me sonríe, aunque su sonrisa termina pronto.

—Solo espero que no estés equivocada, Paige.

—No lo estoy.
 
 
 

(***)



 
La música empieza y el baile de elección junto con ella, hacemos la única rutina grupal que practicamos toda esta semana antes de la elección final.

La escena de las Willis en Giselle, pero sin ella. En los ensayos y en esta presentación todas somos las Willis, las mujeres convertidas en espíritus nocturnos del bosque, con deseos de asesinar a quien aparezca en sus terrenos pasada la última campanada que anuncia la media noche.

La profesora Alexis fue quien estuvo a cargo de la rutina, después de haberle entregado el progreso de cada estudiante a las juezas,  quienes ahora son ellas las que tienen la última palabra y tambien quienes darán a conocer su elección una vez que el baile finalice.

Elegancia, precisión equilibro.

Aunque siempre falló en lo último, no caigo afortunadamente. No está vez y me esfuerzo ya que ella está mirándome.

Soy lo principal en sus ojos, esos ojos que están lleno de orgullo y me alientan a continuar.

La música sigue y me muevo junto a las chicas. El baile es calmado, lento y elegante, delicado y femenino.. aunque también denota tristeza pues Giselle esta protegiendo de las Willis a un hombre que la engañó.

No cuelgues los guantesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant