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Paige:

Maximiliano me estruja muy fuerte contra su cuerpo, los músculos de sus brazos me aprietan, pero su calor es suficiente para sentirme a gusto.

Y luego observo a mamá, quien se pasea por la sala de los abuelos. Odio sentirme tranquila con Max mientras ella sufre por mi... si, por mi culpa.

—Te eche mucho de menos. —Max se separa de mí y me coge el rostro. Se inclina besarme, aunque solo hunde su rostro en mi mejilla.

Max se aparta sin soltarme.

—¿Estas bien?

Niego despacio, el abuelo aparece con un periódico en mano y le hace un gesto de saludo a mi novio.

Deslizo la mano hacia la de Max. —Vamos afuera. —Le pido.

Salimos de la casa y yo cierro la puerta detrás de mí.

—Paige.. ¿Qué ha pasado?

Y se lo cuento a detalle, Max escucha en silencio y me ve derramar un par de lágrimas luego me abraza y me gusta que diga que hallaremos una solución, en lugar de decir que todo estará bien.

—Papá pelea esta noche. —Digo apartándome de él. —Y mamá no ha dejado de llorar desde que llegamos..

—Eso explica los ojos rojos.

—La estuvo llamando y ella ignoro sus llamadas, ha hablado con Jeremy, pero a mi... ni siquiera me ha intentado marcar.

—Paige.

—Creo que rompí su corazón... y acabé con mi familia.

—Eso no es verdad y se lo que debe haber en tu cabeza ahora, pero quiero que dejes de pensar en eso.

—Todo el mundo repite eso... pero ..¿Qué debo hacer?

—Tu madre dijo que confiaras en ella ¿No?

Asiento con la cabeza.

—Entonces has eso. Ella sabe porque lo dice.

Trago saliva y lo rodeo con los brazos. —Me alegra tenerte aquí, Max.

Me devuelve el abrazo, nuevamente me siento tranquila con lo suyos rodeándome.




(***)




—Quiero ver el futbol. —Se queja el abuelo.

—Veremos la pelea de mi yerno. —Le recuerda la abuela. —Si no estás de acuerdo, también puedes tomar tus cosas e irte.

El abuelo guarda silencio y la abuela pone la pelea en el televisor. Mamá y mi hermano están sentados en los muebles más grandes, mientras el abuelo se concentra en el periódico que lleva en las manos.

—Paige...—Me llama la abuela, y hace una señal a la cocina.

Sigo sus pies y la encuentro buscando entre los cajones del repostero, hasta que saca la bolsita de por corn para preparar.

—Hagamos un poco de canchita antes de que inicie la pelea.

Ayudo a la abuela, aunque ella se ocupa de todo y a mí me manda a preparar el refresco, una limonada

Corto los limones y los exprimo en una jarra llena de agua, voy por el azúcar y empiezo a endulzar la misma jarra, escucho el por corn reventando en la olla y levanto la mirada.

No cuelgues los guantesWhere stories live. Discover now