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Paige:

El calor consume mi cuerpo, a pesar del agua fría del jacuzzi, mis ojos se mantiene sellados y los besos de Max permanecen sobre mi cuello.

Estoy sentada a espaldas y sobre su regazo, completamente desnuda al igual que el y en definitiva, no extraño para nada mi virginidad.

Me giro y atrapo sus labios con los míos, pero su boca se desvía a mi mejilla.

—Mañana. —Me recuerda y me toma las manos.

Es increíble que mañana ya sea la convocatoria.

Las yemas de sus dedos rozan mis nudillos maltratados por todo mi entrenamiento con Dex y el saco de boxeo estos últimos días.

Dex tiene fe en que podre obtener el titulo y sobre todo que le ganare a Dannae. Ella no es muy antigua en el gimnasio, pero tiene talento nato.

—Estoy bien. —Le aseguro.

—Hay una crema en botiquín.—Intenta levantarse para tomarlo, pero no se lo permito.

Aparto la mano y le sonrio. —Dije que estoy bien.

Me besa los nudillos y me atrae contra su pecho, el agua se mueve por debajo, manchando mi pecho con la espuma y las burbujas de esta.

Me acomodo sobre su pecho y lo miro a los ojos.—¿Te tendré gritando mi nombre en los primeros lugares?

—¿Cómo tu fan número 1?

Rio y confirmo. —Como mi fan número 1, Max.

—Lo tendrás.—Me asegura.—Pero antes quiero hacerte gritar yo...

Me sonrojo y en un abrir y cerrar de ojos, me hace cabalgarlo. Si tenerlo arriba era maravilloso, están arriba lo fue más al tener yo todo el control.




(***)





Dia de la convocatoria:

—¿Dónde esta mamá? —Pregunto bajando la última grada de la escalera, Nana se seca las manos en su mandil y me da una mirada rápida.

Acaba de salir del comedor, donde seguro le llevo el desayuno a mi hermano.

—Acompaño a tu padre a las convocatorias. —Sí, debí suponerlo. —¿A dónde vas, señorita? . —Nana observa la bolsa que cuelga en mi hombro, donde llevo mi equipo necesario. —¿Tienes una cita con el joven Maximiliano?

—Sí, Nana.—Digamos que Max y yo podríamos considerarlo una cita.

Ella sonríe. —¿Te vas de picnic o qué? Son muchas cosas.

—Exactamente eso. —Beso su mejilla y me retiro.

Salgo de la casa y sonrio al ver a Max esperándome, abro la puerta de copiloto y me subo, colocando la bolsa entre mis piernas.

Beso sus labios en un saludo.

—¿Estas lista?

—Más que lista.

Aunque por dentro me muera de nervios.


(***)

No cuelgues los guantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora