—Max...

—Si.. ¿Qué ocu...

Escuchamos un claxon.

—¡Maneja, imbécil!.—Gritan detrás de nosotros.

Suspiro.—Ya cambio el semáforo.

Max arranca y me inclino hacia el asiento delantero, el coche que lo insulto cruza por nuestro lado y aprovecho para sacarle el dedo del medio.

Me ubico en el asiento de copiloto, Max me mira por un segundo.

—Tú no eres como las otras chicas.

—No le digas eso a ninguna chica, menos en la primera cita.

—¿Por qué no?

—Es sumamente cliché.

El ríe.

—Pero es la verdad.

Arqueo una ceja.—¿ Lo dices porque soy boxeadora?

—Admito que eres la primera boxeadora que conozco, pero... aun así eres diferente.

Sonrio.—¿Y te agrada eso?

—Cuando lo sepa te lo diré.

Me rio y pongo los ojos en frente.

—No quiero ir a casa aun, vamos por algo de comer.

—Ya cenamos en tu casa.

—Lo sé, pero tengo antojo de pollito picante.—Digo señalando la tienda de KFC, que estamos a punto de cruzar.

El me mira, alzo las cejas insistiendo y Max hace una maniobra, estacionándose frente al establecimiento.





(***)







Después de comprar en el auto car, nos detenemos en el mismo estacionamiento de comida rápida, Max apaga el motor del coche y le paso el bote de pollo frito, después de escoger una presa de pecho y ponerlo sobre la cajita de papás.

—Pásame la salsa.—Le pido, le echo ají al pollo y le doy un mordisco.

—Tu abuela no dijo que.... tuvieras novio antes.

¿Otra vez el tema de mi novio?

Suspiro.—Si mi padre supiera que me involucre con un chico, le hubiera roto la mandíbula.

Maximiliano pasa saliva.

—¿Qué? ¿Asustado?.—Bromeo.

—Para nada.—Me asegura, provocándome reír de nuevo.

Suelto un suspiro.—Mientras no me rompas el corazón, todo estará bien con mi padre.

—Creo que el dejara que me rompas los huesos ¿No?

Me detengo de darle otro mordisco al pollo.

—¿Qué?

Hago una mueca.—En realidad... 





(***)




—¡Max, espera!.—Bajo del coche y me apresuro a bloquearle el paso a la casa.

Me detengo frente a él y niego.

—No puedes hacerlo. No puedes decirles... que yo...

—Perdóname, Paige, pero ya fui demasiado parte de tus mentiras.—Pasa saliva asustado.—Si tu padre descubre...

—Si descubre que soy "La Dinamita Roja" no me dejara seguir boxeando.

Él se detiene a ver mi rostro.

—Por favor..—Suplico.—No quiero dejar de boxear y si mamá se entera, ella.... le romperé el corazón.

Él se lo piensa y cuando creo que va a aceptar, intenta ir a la casa.

—No, hablare con ellos y podre ayudarte a convencerlos, si les explicas podríamos...

Se mueve y mis ojos se agrandan, mis padres vienen de lo que parece ser un paseo nocturno.

Dios no.

—Tratare de convencerlo, Paige, pero no voy a ment...

Perdóname, Max, pero voy a necesitar de ti un poco más.

Sin darle oportunidad a separarse, cojo su rostro entre mis manos y estampo mi boca contra la suya, el gesto lo toma por sorpresa, pero sus labios no se quedan quietos.

Me devuelve el beso.

Mierda ....y sí que me devuelve el beso.

Su boca sigue la mía y no lo dejo en un beso delicado, lo beso con ganas y sin importar que papá enloquezca detrás de nosotros.

No cuelgues los guantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora