¿Ahora te asusta verme?

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#Marcos

Los dos. Ramón y Raúl a voces en el despacho de mi padre. Discutiendo, gritando y agitados por lo que sea que están discutiendo. Algo que llevan ocultándome bastante tiempo.

- Marcos - susurra mi padrastro cuando me ve. Está blanco como la pared, al muy cabrón se le ha ido el color al verme.

- ¿Ahora te asusta verme? ¡¿Qué cojones me estáis escondiendo todos?! ¡¿Es que acaso os pensáis que soy imbécil?! - le grito a Ramón mientras noto una punzada en el pecho. Venga no, ahora no. Joder.

- ¡Por fin te dignas a dar la cara! - vocifera Raúl con una sonrisa beligerante en la cara y los brazos abiertos de par en par. Era la viva imagen de nuestro padre, un gesto sin igual entre otros tantos. Y eso me repudiaba aún más si es que se podía.

- ¡¿Qué cojones estas haciendo?! ¡¿Eh?! - grito tan alto como puedo mientras le cojo de cuello de su camisa y le estampo contra la pared sin previo aviso - ¡¿Quién mierda te crees que eres?! ¡¿Quieres dinero?! ¡Te daré todo el dinero del mundo! ¡¿Quieres acciones?! ¡¿Hoteles?! ¡¿Quieres todo lo que tengo?! - le digo con su frente pegada a la mía y mis manos estrangulando con fuerza su cuello - ¡Te lo daré! ¡Te daré todo! ¡Pero deja de meter las narices donde no debes y lárgate de aquí hasta el día de tu muerte!

- ¡Marcos, hijo! ¡Suéltalo! ¡Es tu hermano! - grita mi madre nada más vernos en esa situación, pero yo no pienso soltarle hasta que se quede sin oxígeno. Mía mató a mi padre por mí, yo podría hacer lo mismo por ella- ¡Ramón haz algo! ¡sepáralos!

Entonces paso mi mirada rápidamente a la del hombre que ha sido mi padre durante años y años, y se lo advierto sin tener que abrir la boca. Él sabe por todo lo que he tenido que pasar mejor que nadie.

- Déjalo- susurra con cierto... ¿dolor? ¿Es dolor lo que veo en sus ojos?

- ¿Porqué iba a hacer eso? - pregunto volviendo a poner mi atención en el idiota que intenta soltarse de mí agarre - Él me ha destrozado la vida, una y otra vez. Y cuando por fin se acaba todo y logro tener una familia, ¡viene para destrozar a lo que más quiero en la vida! ¡Y eso lo va a hacer por encima de mí cadavér!

PUM. Primer puñetazo, en la boca. Creo que le he partido una paleta. Le suelto, dejo que se defienda... quiero pelear con él. Quiero hacerle sangrar, matarlo, que le duela todo tanto como me duele a mi.

- ¡Así que es por eso! ¡Es cierto lo que me dijo el detective! ¡Mía mató a papá! - suelta con una sonrisa mientras Ramón y Eva se miran entre sí. Mi madre está apunto de desmayarse mientras ve a sus dos hijos batirse en duelo en el mismo lugar donde asesinaron a su marido.

- ¡Tú no deberías saber eso! - grito antes de meterle un puñetazo que apenas le roza la cara. Él me lanza otro, dándome fuertemente en el hombro izquierdo, pero se lo devuelvo con una patada en el estómago que le hace retorcerse sobre su cuerpo.

- ¡Voy a acabar con ella! - dice a duras penas- ¡Y después contigo! ¡Y recuperaré todo lo que era de Ignacio y se quedará bajo mi nombre!

- ¡No hables así de mi mujer hijo de puta! - grito antes de propinarle un puñetazo en el ojo derecho. Uno, dos...tres. No freno, no puedo parar, me vuelvo loco y solo veo rojo. De repente estoy sediento de sangre, quiero acabar con su vida y apartarlo para siempre de la mía. Hasta que sucede algo que nunca pensé pudiera suceder.

Ramón. Delante mía, cogiéndome con ambas manos del cuello y mirándome con rabia y lágrimas en los ojos. ¿Qué cojones es esto?

- ¡Marcos! - escucho su voz. Está aquí, no veo más que a Ramón ante mí, pero sé que Mía está aquí.

- ¡Nadie va a hacer nada! ¡Sois hermanos! - grita el hombre que tengo frente a mi, empujándome lejos de él. Se aprovecha porque sabe todo lo que le debo. Y me maldigo una y otra vez por no ser capaz de estrangularle a él también cuando se agacha para ver cómo está Raúl. De hecho, estoy por apresurarme y levantarlo yo de una, cuando unos brazos me sujetan y me frenan en seco.

- ¡Suéltame Ryan! ¡Ese pedazo de mierda no sabe con quien se está metiendo! - grito sin apartar la vista de la escena que tengo ante mis ojos - ¡He lidiado con escorias más grandes que tú! ¡Y aquí estoy!

- ¡Eva! - escucho a mi mujer gritar. Pero no tengo tiempo para eso. Ramón se gira para verla, y su semblante cambia al instante. No es hasta entonces, que me doy cuenta de cuanto le importa mi hermano. Tanto, que se debate entre auxiliarlo a él o al amor de su vida.

- ¡Que sepas que pienso luchar por ese cincuenta y un por ciento de empresa! ¡Y pienso meter a tu mujer en la cárcel como la asesina que es! ¡Pienso limpiar el nombre de mi padre de tu asquerosa sangre!- grita poniéndose a duras penas en pie para mirarla a ella - ¡No vas a ver a tus hijos crecer! ¡Y de eso me encargaré yo mismo!

- ¡Cállate hijo de puta! ¡Cállate! -grito mientras forcejeo para soltarme del agarre de Ryan, porque sé que si miro a mi mujer perderé los pocos estribos que me quedan para no hacer de mi propio hermano un cadaver.

PUM. Otro pinchazo en el pecho. Joder.

- ¡Marcos! - Mía se ha dado cuenta- ¿Qué te pasa? ¿Te está volviendo a dar? -pregunta cuando se pone frente a mi - ¡Mírame!

Pero cuando la miro y veo sus ojos rojos llenos de lágrimas, el dolor y la rabia comienza a recorrer todas las venas de mi cuerpo, haciendo que en cuestión de segundos me haya quitado a Ryan de encima y esté a punto de volver a clavar mi puño en la cara de Raúl.

- ¡Marcos no!

PUM. Le he dado en la nuez de Adán, se va a quedar sin respiración un rato. Le he dado a... ¿Ramón?

- Cariño - susurra Mía agarrándome del brazo. Retrocedo. Esto no puede estar pasando.

- Marcos hijo, ¡¿que has hecho?! - interviene mi madre abrazando a Ramón, que apenas puede respirar, mientras el resto miramos la escena completamente perplejos.

- No voy a dejar que mates a Raúl - dice Ramón con la voz rasgada.

- ¡No! ¡Cállate!- grita Raúl interrumpiendo a nuestro padrastro.

- No voy a dejar que mates a quien lleva mi sangre, por mucho que te quiera.

TUYA (III)Where stories live. Discover now