La demanda.

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#Marcos

- ¿Páramos o qué nena? - pregunto viéndola disminuir la velocidad de sus piernas a mi lado.

- No puedo - hace una pausa para coger aire antes de seguir hablando - más.

- Estamos a cinco kilómetros de la casa de mis padres, te puedo llevar a cuestas hasta allí - le propongo mientras pienso en lo jodidamente apetecible que me parece con esos pantalones tan pegados que se ponía cada vez que hacía ejercicio. Yo ya los conocía como los pantalones de la tortura.

- Puedo con ello, campeón. Solo dame dos minutos. -Asiento. Y me veo obligado a apartar la mirada de ella cuando la veo beber de su botella de agua, sudada como si hubiera acabado de tener una noche loca conmigo. Joder, comienzan a apretarme los bóxers.

-Vamos - digo poniendo mi espalda a su alcance cuando veo a un imbécil parar a mirarla. ¿Es que acaso no se ha dado cuenta de que está conmigo?

- Estás demente si crees que te voy a hacer cargas con mi cuerpo post-parto. Pero si quieres... puedes pillarme el ritmo - anuncia empezando a trotar frente a mi. Yo me quedo unos segundos embobado con ella, con su cuerpo, con su trasero dando tumbos, y con su manera de moverse.

Para mí suerte, el recorrido termina antes de lo previsto. Llegamos a la casa de mis padres entrando por el enorme portón a pie, por lo que él de seguridad tarda un poco más en abrirnos. Mía se ríe al verme impacientado, pero es que ella no lo entiende... no es fácil tener las manos lejos de ella con ese aspecto.

- ¡Hijo! - exclama Ramón cuando me ve entrando al comedor. Le observo, sentado en el mismo sitio en el que me he sentado yo a desayunar durante años y años de mi vida, leyendo el periódico y con un café en la mano.

- ¡Ramón!

- ¡Hija! ¡Buenos días! - Y en un abrir y cerrar de ojos, se están abrazando como si no se hubieran visto en años. Mía me da la espalda mientras habla con él, y entonces me decido a actuar antes de que me vuelva loco.

- Me voy a ducharme - anuncio antes de darme media vuelta - ¡Asegúrate de que desayune! ¡No hemos comido nada!

Empiezo a subir las enormes escaleras mientras escucho a mi padrastro y a mi mujer reírse. Me meto en mi antigua habitación, y lo primero que hago al entrar es tirar a la basura la única foto que tengo con Ignacio en una de las estanterías. Esa foto nunca debió de colocarse ahí.

- ¿Marcos? - escucho preguntar a mi madre al otro lado de la habitación.

- ¡Voy a ducharme! ¡Mía está abajo! - anunció antes de meterme en la ducha. A partir de ahí, si me ha dicho algo, no lo he escuchado. Solo trato de tardar lo menos posible, porque hasta los recuerdos de este baño me recuerdan a Mía y a mi follando en la ducha.

Para cuando salgo de ella con una toalla en el cuerpo y el pelo mojado, me doy cuenta de las doce llamadas perdidas que tengo de Ryan en mi móvil. Joder, ¿le habrá pasado algo en Hawaii? ¿Le habrá pasado algo a Lili? ¿Porqué cojones no me coge la llamada ahora?

-Marcos.

Es Mía entrando por la puerta de la habitación con su móvil en la mano.

- ¿Qué pasa? - pregunto sin dejar de marcar a Ryan. ¿Dónde cojones se ha metido este mamón?

- Lili me ha llamado. Están aquí, volvieron ayer del viaje y parece que es por algo de la empresa.

- ¿Qué? - digo volviendo a llamar a Ryan. ¡¿Qué mierda está haciendo como para no atenderme?! ¡¿Yen qué momento ha decidido volverse de Hawaii?! ¡¿Cuál es el problema y porqué nadie me ha dicho nada?

- Eso es todo lo que Lili me ha dicho, estaba como nerviosa - me dice con preocupación. No. No necesito esto.

- Me voy a vestir - susurro cabreado. Joder. ¿Es que estaba pagando bestiales sueldos para tener que trabajar yo mismo en fin de semana? ¿Desde cuándo estoy rodeado de incompetentes?

- ¿Quieres que te acompañe? - pregunta tímida mientras me observa desde la puerta. Ella ni siquiera se ha duchado todavía, me retrasaría mucho esperarla.

-No nena, no quiero que me veas cuando llegue a la oficina.

- ¿Vas a regañar a tu plantilla? - pregunta divertida. Joder, que guapa se pone cuando se comporta así.

- Voy a hacer mucho más que eso - le digo antes de devorarle la boca y marcharme escaleras abajo, saliendo por la puerta sin despedirme de nadie. Suerte que los niños todavía no se han despertado.

Cojo las primeras llaves que veo en el mueble del recibidor. Un Peugeot, ¿qué clase de coche tenía Ramón? ¿Cómo podía ir por ahí con semejante coche de mierda? ¿Era consciente de la casa en la que vivía? ¿De la familia a la que pertenecía ahora?

Me doy cuenta de que las cosas no van bien en cuanto entro al edificio y veo a más de uno de mis trabajadores moviéndose de un lado a otro. Todos se quedan de lo más impactadnos cuando se dan cuenta de mi presencia, y yo sonrío antes de meterme en el ascensor hasta mi planta. Ni abrir la boca me ha hecho falta.

- Eugin, compra un Tesla y que lo envíen a casa de mi madre. A nombre de Ramón, mi padrastro. No acepto devoluciones -le digo sin ni siquiera mirarla. Avanzó en mi camino hasta que una voz familiar me frena.

- ¡Marcos! ¡Hermano, espera! - me giro para ver a Ryan acercarse a mi. Tiene ojeras, un vaso de wisky y montones de papeles en su escritorio.

- ¿Qué cojones está pasando? ¿Qué es tan importante como para que dejes tule a de miel a dos semanas de acabarla? - pregunto con tono firme. No pienso andarme con tonterías a estas alturas.

- Ha llegado una demanda - me dice mientras extiende una carpeta blanca hacia mí.

- ¿Una demanda? ¿A mi nombre? ¿Es que acaso ha pasado algo con los japoneses? ¿No está conforme nuestro socio? - digo mientras abro la carpeta.

- No es eso -me dice. Le miro firmemente en cuanto me doy cuenta de lo que suponen los papeles que tengo en mi mano.

- Vamos a mi despacho - ordeno antes de entrar y cerrar la puerta detrás de mí. Avanzo hasta el mueble donde tengo las botellas y sirvo dos vasos de wisky antiguo. - Habla.

- Es una demanda de bienes, tú hermano acaba de dejar por escrito lo que quiere.

- Quiere dinero - digo sin sorprenderme en lo más mínimo. Pero Ryan niega con la cabeza.

- Quiere los cuatro hoteles de vuestro padre, incluido el de París... y lo quiere antes de tu boda.

TUYA (III)Where stories live. Discover now