Nadie puede ser tan perfecto.

32.8K 1.9K 198
                                    


#Mía

- ¿Me la dejas para un baile? - pregunta Ramón detrás nuestra. Marcos gruñe sobre mi hombro antes de ceder mi mano a su padrastro mientras yo me aguanto las ganas de reír. Mi precioso y posesivo hombre, comportándose como un niño al que separan de su madre.

- Solo un baile - le dice a Ramón con tono de advertencia.

- Solo un baile, chico. No te puedes poner así de nervioso - responde Ramón mientras se ríe y me hace reír a mí también. Y tiene toda la razón del mundo, ¿qué haría Marcos si yo me tuviese que ir a trabajar fuera? ¿O si viajase con mis amigas? ¿Aguantaría mucho tiempo sin mí o cogería un avión a la primera de cambio solo para traerme de vuelta a su lado?

- Voy a por otra copa.

- Marcos...

No debería beber tanto, hemos venido con los niños y es él quien conduce. Habíamos llegado a un acuerdo.

- Es solo una copa, estoy controlando responde como si pudiera leerme la mente.

- Bebe todo lo que quieras, los niños se quedan esta noche con nosotros para que podáis disfrutar de la fiesta de vuestros amigos. Y no me miréis así, a sido decisión de Eva. Si tenéis que reprochar algo, decídselo a ella.

- No hace falta Ramón, vosotros ya tenéis bastante con... - pero me callo en cuanto me doy cuenta de lo que iba a decir. Sin embargo, Marcos es mucho más veloz que yo interpretando las cosas... y él no se va a quedar callado.

- ¿Estará Raúl? - dice con tono autoritario- ¿creéis que voy a dejar que mis hijos hablen con él o duerman bajo el mismo techo?

- Marcos... - le regaño cuando veo la triste mirada de Ramón. A él también le duele la situación, de alguna manera él ya estaba ejerciendo de padre de todos, así que supongo que le dolería lo mismo que si fuera su propio hijo.

- No te preocupes, hijo. Raúl va a quedarse en otra casa que tú madre ha encontrado cerca de la nuestra. No queremos más conflictos.

Una parte de mí suspira por el alivio y se alegra sinceramente. Yo tampoco quería a Cloe cerca de mis niños...

- Dirás una casa que ha pagado mi madre - dice Marcos resaltando la palabra "pagado". Yo cierro los ojos dos segundos esperando que a Ramón no le haya molestado el comentario, y para mi suerte, así es.

- Vamos a bailar - me extiende la mano y yo se la cojo encantada mientras que mi hombre se marcha de nuestro lado suspirando.

- Lo siento, a veces los problemas nos sobrepasan. Y a Marcos el tema de su hermano le toca la fibra sensible - le digo a Ramón susurrando mientras me muevo de un lado al otro con él, que no parece estar en lo más mínimo molesto o cansado de lo que le digo.

- Lo entiendo, llevo viviendo con ellos la historia desde el principio. Mi chico tiene motivos para sentirse así, no lo culpo. Demasiado tolerante está siendo para el temperamento que tiene.

- Si... - susurro. ¿Cuánto es desde el principio?

- Pero qué gestione las cosas así ahora es gracias a ti, hija. Por cierto, bailas muy bien - responde de lo más feliz. Este hombre era más bueno que un cacho de pan.

- Gracias - contesto con una sonrisa.

- ¡Cuidado que te piso! - dice Ramón bromeando en la última vuelta, es casi tan gracioso como buen bailarín.

- Y fin.

- Una pena que se haya acabado, podría bailar toda la noche contigo pero entonces mi chico dejaría de hablarme para siempre - dice mientras me deja un beso en la palma de mi mano.

- ¡Baile con Eva! ¡Seguro que estará encantada!

- ¡Oh, ya lo creo! ¡No sabéis cómo baila! ¡Somos como John Travolta y Olivia Newton John en sus tiempos! - exclama mientras se aleja poco a poco de mí haciendo pasos de baile. Así que aprovecho unos segundos para observarle llegar hasta donde está mi suegra con Marcos y los niños, a Eva se le enciende la mirada nada más verle. Y no era para menos, Ramón estaba igual o incluso más enamorado que ella, y se le notaba por cómo brillaba desde que estaban juntos.

- ¡Por fin te encuentro! ¡¿Qué te está pareciendo la boda?! - grita una agitada Lili llegando hasta mí con una sonrisa en la cara. Apuesto lo que sea a que lleva toda la noche saludando a gente.

- ¡Me encanta Li! ¡Estáis los dos guapísimos, el sitio es genial, la comida también y todo el mundo se está divirtiendo! - anunció felizmente mientras le cojo ambas manos. Ella me sonríe y se tira a mis brazos.

- ¡Ay Mía, estoy tan feliz! ¡No voy a olvidar este día en la vida! ¡Estoy deseando que llegue el tuyo para que te sientas igual! - exclama radiando alegría por los poros. Pero no me da tiempo a contestarle cuando Ryan aparece en mi campo de visión y se la lleva de mi lado tirando de su mano.

- ¡Te la robó un momento Mía! ¡Quiero que el fotógrafo nos deje ya para irnos con vosotros a bailar un rato! - anuncia mientras se alejan. Yo asiento sonriendo mientras les veo alejarse de lo más enamorados.

Aprovecho para ir a retocarme al baño antes de volver con los chicos. Y mientras paso mi barras de labios roja por mi labio superior, una silueta moviéndose a través del espejo se lleva toda mi atención. Mi mano se queda quieta aún con la barra pegada a mis labios, mis ojos le siguen, ella se sitúa en el lavabo contiguo al mío y comienza a retocarse el maquillaje también. Es guapa, guapísima a mi parecer, y su pelo es tan largo y tan rubio que parece una verdadera muñeca Barbie. La miro a través del espejo, ella me devuelve la mirada. Nuestros ojos se están diciendo tantas cosas...

- Mía - susurra saboreando mi nombre entre sus labios.

- Cloe.

- Enhorabuena, creo que nunca he visto a Marcos tan enamorado. Me alegro de que sea tan feliz contigo.

Y por algún motivo, su amabilidad y la verdad con las que pronuncia esas frases me dan tanto coraje, que me limito ha sonreírle con hipocresía. Nadie puede ser tan perfecto.

- Gracias, yo también me alegro. Ahora si me disculpas... - pero ella se adelanta y me coge del brazo para frenar mi marcha.

- Mía, espera.

- ¿Qué quieres? - le digo mirándole fijamente a los ojos. Parece ocultar muchas cosas en ellos.

TUYA (III)Where stories live. Discover now