Esto se acaba aquí hoy.

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#Marcos

Me encargué de que mi mujer no se preocupara más de lo debido, me encargué de que Eugin le diera los papeles que yo mismo había escogido, me encargué de que ella no supiera que el infarto que me dio era mucho más grave de lo que había parecido, y que a partir de ese, se había desencadenado la posibilidad de tener muchos más. Me encargué de seguir adelante con mi boda y el jodido hotel de París, conseguí mi traje y me aseguré de que todo saliera a la perfección  ese día. Incluso obligué a Ryan a que buscara personalmente quienes estaban llevando el caso de mi padre y porqué lo habían vuelto a abrir.

- Tenemos que hablar - dice mi amigo de lo más tajante mientras entra a mi despacho sin ni siquiera pegar la puerta. Nunca pasaba nada bueno cuando entraba de aquella forma.

- ¿Qué pasa? - digo apartando mi vista de las fotos y los planos que me mandaban desde París. Iba a ser nuestro mejor nótela, sin duda alguna.

- Lo tengo. Tu hermano ha vuelto a poner otra demanda - suspiro nada más escucharle mientras me tiro el pelo hacia atrás. ¿Es qué acaso Raúl creía que yo había heredado la paciencia de mi madre?

- Qué quiere ahora - contesto de mala gana.

- El cincuenta y uno por ciento de tu empresa.

- ¿Qué cojones estás diciendo Ryan?, eso es mucho más de cuatro hoteles - respondo incrédulo. ¿Qué cojones estaba pasando?

- Hermano, es lo que pide y piensa llevarte a juicio para ello.

- Qué lo haga. Tengo a los mejores abogados de todo el continente bajo mi cargo, no hay nada que pueda hacer que le sirva para que se lleve todo eso de mi patrimonio - aclaro, resaltando el "mi".

- Hermano...

- ¿Qué, Ryan? ¿Qué mierda me vas a contar ahora? - le digo fastidiado. ¿Porqué no estaba investigando todo lo que tenía que investigar sobre el caso de mi padre y dejaba al imbécil de Raúl de lado?

- Creo que deberías hablar seriamente con él, y sin poner a ningún abogado de por medio.

- ¿Y porqué iba yo a hacer eso? - le digo desde mi asiento. Estoy perdiendo la jodida mañana de trabajo en ese desgraciado otra vez.

- Porque ha sido él mismo quien se ha hecho que reabran el caso de tu padre. Él está detrás de todo esto.

- ¿Qué? - pregunto levantándome con ganas de estrangular a lo primero que se me ponga por delante.

- Tiene acceso directo a toda la documentación que recogieron los detectives cuando encontraron su cuerpo en esa habitación.

- Ryan, eso no puede ser. Tú sabes quienes estábamos allí y que fue lo que pasó - le digo firmemente mientras me pongo en pie y cojo mi móvil de mi bolsillo.

- ¿Qué haces? - pregunta mi amigo siguiéndome el paso tan rápido como puede- ¿A dónde vas?

- A hacer algo que debí haber hecho hace muchos años.

- Señor - me llama Eugin cuando me ve salir de mi despacho sin mirar a nadie.

- Hoy no quiero ni una sola llamada Eugin. Pásaselo todo a Ryan, él estará a cargo de la empresa por hoy - ni siquiera me importa la cara de horror que ponen ambos cuando se miran entre sí.

Salgo del ascensor por el parking subterráneo, busco mi coche con la mirada y en cuanto lo encuentro, sé perfectamente lo que tengo que hacer. Esto acaba hoy aquí.

#Llamada telefónica.

- ¿Sí? - responde su fina voz al tercer toque.

- Nena.

- ¡Marcos! ¡Ya tengo tu anillo! ¡Es perfecto! ¡Te va a encantar! - anuncia de lo más feliz. Joder, menos mal que la tengo a ella.

- Eso es genial, preciosa. Llegaré un poco más tarde hoy, ¿vale? - digo a sabiendas de que estoy anunciando, más que preguntando - tengo trabajo.

- ¿Qué te pasa? ¿Te has enfadado otra vez con Eugin? - pregunta de lo más preocupada- ella es lo mejor que ha llegado a esa empresa, Marcos. Tienes que aprender a tolerarla.

- Tengo que colgar - anuncio cuando veo la hora del reloj. Más le vale a ese cabronazo estar en su mierda de casa esperando la golpiza de su vida.

- Está bien. Te espero esta noche entonces... con lencería roja- susurra pícara antes de colgar.

Joder.
#Fin de la llamada

Me relamo los labios intentando concentrarme en mi objetivo, pero la imagen de Mía sobre nuestra cama en un conjunto diminuto de lencería roja, me la pone dura. Así que me dispongo a llamar al desgraciado mientras conduzco, pero no lo coge. Está comunicando. Después me maldigo por haber borrado el número de Cloe. Y finalmente, me atiende la persona menos indicada para el tema.

#Llamada telefónica.

- ¿Donde está el desgraciado de tu hijo? - escupo con amargura.

- ¡Marcos, hijo! - responde riñéndome como si volviera a ser un crío.

- ¡¿Qué donde cojones está ese mal nacido?! - grito a todo pulmón cuando paso por la casa de mis padres para ir a la de Raúl, y me doy cuenta de que su coche está aparcado en la entrada.

- Marcos - susurra mi madre acongojada. No me importa nada una mierda ahora mismo.

- Sigue defendiéndole a toda costa así te clave un puñal por la espalda, que yo no voy a consolarte cuando te des cuenta de lo que tienes al lado - le digo con despareció antes de frenar el coche y bajarme de él con la peor de las actitudes.

- ¡Marcos hijo! ¡Tienes que escucharme! - escucho a mi madre gritar por el altavoz. Pero yo ya estoy entrando a la casa. Y solo pienso en encontrarlo y partirle la nariz de una.

- ¡¿Dónde está el hijo de puta con el que te acuestas?! - le grito a Cloe cuando me la encuentro sentada en el sofá del salón de espaldas jugando con David. Ella se gira sobresaltada hacía mi. Y el niño empieza a llorar a pleno pulmón, supongo que él también es consciente de lo que está apunto de pasar.

- ¡Marcos! ¡Hijo que pasa! ¡Como entras así! - grita mi madre de lo más alterada a mis espaldas. Yo ni siquiera le miro, paso por su lado y me pongo a buscar como loco por toda la casa... hasta que lo encuentro.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora