Capítulo 28

57 6 6
                                    

Sara


Me recuesto contra una pared esperando a que Athan despierte de su hermoso sueño, la cabaña en la que estamos es acogedora, hace 15 minutos Adam se fue de regreso a la ciudad en su moto, así que me encuentro sola con una persona que es considerada un asesino en serie, que justo ahora en estado de inconsciencia.

Empiezo a acariciar la Glock en mis manos, quiero que despierte, ansío charlar un poco con el idiota mayor, mis dudas son enormes y es hora de que me explique todo. Lo veo removerse, "al fin despierta el bello durmiente", me acerco a él, me bajo hasta quedar como sapo apoyando mis codos en sus piernas, sus ojos chocan con los míos y le sonrío con inocencia.

—¿Es en serio, pequeño ángel? –dice tratando de quitarse los amarres.

—Es momento de hablar –le digo pasando la Glock por su preciosa cara.

—No, cariño aquí no hablaremos nada sin antes saber algo sobre mi hermano –dice con el ceño fruncido.

—Bien, déjame dejarlo pasar –digo dirigiéndome hasta la puerta, la abro y el estúpido cuerpo de Evan cae al suelo –mierda, te dije que estuvieras de pie –le digo mientras tomo su brazo y lo arrastro hasta llegar frente a su hermano.

—¿Qué diablos le hiciste? –pregunta y yo sonrío aún más, pero esta vez con malicia.







Dos días atrás...


Mi hermano no aparece, después de hablar con los chicos sobre la fiesta me dispuse a buscarlo con quienes quizás sí sabrían sobre él, antes de eso lo busqué en el trabajo y me dijeron que tenía varios días sin asistir, de las primeras cosas que pasaron por mi mente fue que le hicieron algo, quizás no estoy actuando como se debe, pero no esperaré, mis ideas no eran del todo claras, aun así, los enfrentaré.

Para ir por ellos me contacte con Adam por dos simples razones: primero es la persona en que más confío en este momento, y segundo, no les diré a los chicos, no quiero que mis seres queridos se vean involucrados y salgan lastimados, eso no significa que no le tengo aprecio a mi amigo/cómplice, simplemente es que con él tengo la confianza certera de que se sabrá cuidar sin mi ayuda. Desde que llegó a mi casa salimos directo al hospital de la persona que para mí es el más débil, Evan, mi hermano me contó que ese chico está loco y que su inteligencia era más bruta que cualquier otra.

Lo buscamos en el hospital donde está haciendo su internado, ahí nos dijeron que no le tocaba turno ese día, así que nos tocó irlo a buscarlo en su casa, para nuestra suerte estaba llegando en ese momento, yo quería ir a atacarlo y ya, pero Adam me detuvo señalando su mochila, lo mire extrañada.

—Por algo tienes a un amigo rata, lo necesitamos fuera de la casa para no tener ningún problema con alguien –dice sacando algo de su mochila –un microchip geo-localizador, no me preguntes como lo conseguí, me costó y no sabes cuánto –dice sacando la cosa esa de su caja.

Me pasó su mochila y me dejo sola con su moto, vi cómo se acercó al auto de Evan y dejaba el chip en él, supongo que ahora sabremos dónde irá nuestro querido asesino, Adam regresa conmigo, me quita la mochila y saca de ella su iPad.

—Listo –dice mostrándomela –dale un tiempo para que se vaya, ahora nosotros podemos ir por algo de comer.

—Yo no tengo hambre –le digo tomando el iPad.

—Pues yo sí –hace un puchero que me da ternura y me rio.

—Bien, vamos por algo de comer –le digo.

Subimos a su moto y él comenzó a conducir sin decirme a donde íbamos, llegamos a una cafetería algo pequeña, el interior es acogedor con pocas personas y silencioso, eso me permitió estar atenta al iPad mientras que Adam comía algo, yo me pedí un café para no dejarlo del todo abandonado. Ambos nos sumergimos en mundos separados mientras estuvimos ahí, me percaté de que Evan se comenzaba a mover, pero no dije nada para que Adam pudiera terminar de comer y reúna energías para lo que haremos.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora