Capítulo 18

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Adeline


Después de que Sara nos pidiera ir a España en busca de la pieza clave, salí con Nadia a buscar algo de ropa, sé persuadir a las personas y lo he hecho algunas veces con mis padres, no es ninguna broma que me he escapado del país cada vez que he querido. Gracias al cielo ninguno de mis padres se encontraba en casa cuando fui por la ropa, le dije a Nadia que tomara algo de la mía para no tener la necesidad de ir a la suya, le indique que le enviara un mensaje a sus padres de que pasaría unos días conmigo para distraerse de lo que estaba sucediendo.

Evan estaba en su internado y Athan desde que llegó se introdujo de inmediato al hospital, ayer cuando se llevaron a Sara y no nos permitieron hacer nada él se fue a quitar su frustración ayudando en todo lo que ponía en el hospital.

Nadia ya tenía hecha su mochila, ambas llevaríamos lo necesario para dos días y nada más, no quiero que se den cuenta de que salimos del país, de forma inmediata cuando estuvimos listas salimos camino al aeropuerto ahí compramos los boletos para el próximo vuelo a España y esperamos a que llegara nuestro avión por lo menos 2 horas y media, el vuelo de Mánchester a Santiago de Compostela serían unas 5 horas de trayecto, compramos algo de comer antes y nos sentamos en una mesa a devorar lo que compramos.

—¿Cómo es que sabes salir sin ser vista? –preguntó la pelinegra dándole un mordisco a su hamburguesa.

—Se me hace fácil por mis padres, son estrictos –tomé una pausa –demasiado conmigo, pero también soy algo invisible –le comento y bebo de mi malteada –cuando cumplí 14 me escape a Saint Petersburg, nací ahí, pero mis padres preferían estar en Berlín y a mis hermanos también, duré dos días fuera y regresé, me di cuenta de que no me prestaron atención y seguí haciéndolo como un padrón obsesivo, me ayudaba a sobrellevar a mis padres y a gastar dinero –le termino de explicar.

—Por eso sabes escaparte como un fantasma, tengo la misma confianza que tiene Sara en ti, eres inteligente y sin duda buena amiga –sus palabras me alagaron y le sonreí.

Mientras comíamos hablamos sobre temas variados sobre nosotras, ella es interesante, aunque amargada desde mi punto de vista, yo nunca logro socializar bien con las personas y mucho menos crear algún tipo de lazo, pero con cada uno de ellos es diferente, incluso nunca me imaginé que estaría por salir del país solo por ayudar.

Yo poseía el papel con la información que Sara había encontrado, cuando estábamos en el avión Nadia cayó rendida por lo poco que había dormido la noche anterior, yo en cambio busqué el papel que estaba en el bolsillo interior de la chaqueta que llevaba puesta, quiero guardar información importante en mi cabeza.

La persona con la que debíamos tratar se llama Lauralei Rinaldi aquel nombre se me hacía conocido, en el papel no se adjuntaba ninguna foto de esa persona, supongo que Sara se ahorró la fotografía, si es la persona que pienso que es tanto Nadia como yo estamos perdidas cayendo en un agujero sin fondo.




***


Ya habíamos aterrizado, pedí un taxi que nos llevaría a un hotel cerca de la dirección que teníamos, Santiago de Compostela no recibió con un clima airado, supongo que todo europea se encuentra fría en estos momentos, al llegar a el hotel le pagamos el servicio al taxista y con apuro reservamos una habitación doble para ambas.

Entramos a la habitación y tiramos las mochilas en las camas, le enviamos un mensaje de texto a Klaus informándole nuestra llegada a Santiago, ahí esperamos la respuesta para salir a actuar en las calles.

—Información sobre la persona –dijo Nadia arreglándose en el espejo.

—Lauralei Rinaldi, 20 años, la chica escapó del asesino por la gracia de Dios, no dio muchas explicaciones coherentes para mí, testificó en contra de una persona inocente, llegando al final del caso se echó para atrás y dijo que no era él, que en realidad no sabía de quién se tratase –le digo y me pongo brillo labial.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Where stories live. Discover now