Capítulo 14

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Sara


Athan llevaba dos horas acurrucado conmigo en la cama, después de la llamada y el abrazo, le expliqué lo que sucedía, él apenas me escuchó me cargo hasta su habitación y me acurrucó con él. Su cama es muy cálida y su aroma es reconfortante, aún estoy desnuda, la cabra al parecer sabe cuándo tendré sexo para asesinar y arruinármelo.

Me giré y los ojos grisáceos del alemán me observaban, nuestras miradas se conectaron haciendo que mi piel se erizara, su mirada es algo intimidante, una de sus manos llevó uno de mis mechones rebeldes detrás de mi oreja, no ha dicho palabra alguna y no notaba su intención de hacerlo, como siempre él da la iniciativa esta vez quiero tenerla yo.

—Gracias, quizás no te importe, pero en serio gracias.

—No es nada –una pequeña sonrisa adorno su rostro.

—Bueno, al menos no hiciste algo que no quisieras, ya sabes.

—No íbamos a tener sexo, solo te iba a dar un oral –una carcajada salió de su boca.

—Pero...

—Pero nada, estás drogada aún, cuando tenga relaciones contigo será cuando estés completamente lúcida y puedas sentir cada una de mis penetraciones a flor de piel –sus manos rodearon mi cuerpo he hizo que pusiera mi cabeza en su pecho.

—Odio los abrazos –le digo sin pensarlo.

—¿Y por qué me dejas dártelos? –su pecho subía y bajaba lentamente, su pulso es calmado y me relaja.

—No lo sé, eres muy cálido y me agrada.

No escuché respuesta y yo no dije nada porque me fui quedando dormida con el vaivén de su corazón.



***


A la mañana siguiente me desperté sin la compañía de él, estoy completamente lúcida y recuerdo todo lo que sucedió ayer, un dolor insoportable invadió mi cabeza cuando me levante de la cama y la luz del sol me dio directamente a la cara, tengo que salir de su habitación, sigo aún desnuda.

Salí prácticamente corriendo de la habitación envuelta en una de sus sábanas, entre a la mía y cerré la puerta con seguro, me está matando el dolor de cabeza, me despojé de la sábana y me dirigí al baño, tendré que ducharme y después tomarme algo para el dolor.

En la ducha dejé que el agua fría cubriera todo mi cuerpo, recuerdo que asesinaron a Noah y que debo de responder el maldito mensaje, alargue más de lo debido mi ducha, envolví mi cuerpo en una toalla y mi cabello en otra, apenas entré a la habitación busqué mi teléfono, en eso recordé que lo había dejado en la cocina, suspiré y me cambié lo más rápido que pude.

Robert debió haber llegado y en la cocina estaban mis bragas, tacones, bolso y vestido tirados, corrí a la cocina y lo encontré haciendo el desayuno, pero mis cosas no estaban, me senté en una de las sillas de la isla y lo miré cautelosamente.

—Buenos días, Robert –le digo despacio.

—Aquí tiene –me deja un vaso de agua y un frasco de aspirinas delante de mí –Athan me dijo que lo necesitarías, salió temprano a correr, también dijo que te dijera que dejó tus cosas en la lavandería.

—Gracias –le digo.

Me tomé la aspirina y a los dos minutos Robert dejó un omelette en la mesa, me excusé unos minutos para ir a buscar mi teléfono, tenía poca batería pero me serviría para responder el mensaje, busqué el número en los mensajes hasta que lo encontré.

Yo
Dejémonos de juegos, ¿por qué Noah?

Le di a enviar y me volví a sentar en la isla para comerme el omelette, la respuesta tardó poco en llegar, es claro que esta persona es un maniaco.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Where stories live. Discover now