La situación económica de una familia esta en peligro, cuando el cabeza de familia enferma y no tiene posibilidades de seguir trabajando la madre asume la responsabilidad y para sacar adelante a su familia decide emigrar a otro país. Las almas gemel...
Mi pecho esta muy acelerado, desde que aborde el avión de regreso a Japón no he dejado de pensar en Kurogane.
Mi esposo, mi amigo, la parte de mi vida más importante, hemos compartido tantas cosas entre buenas y malas. Sus logros fueron mi alegría así como nuestras malas rachas también han sido superado juntos, como lo que somos una familia.
Kaori me traspasó el alma al oír su llanto desgarrador, siento algo en mi pecho que me grita que la situación con Kurogane es grave. Pero ¿Porqué nadie me ha llamado para ponerme al tanto? Soy su esposa la madre de sus hijas, no soy una extraña y mucho menos la otra.
—Queridos pasajeros, estamos por aterrizar, les pedimos que abrochen sus cinturones. Esperamos que su vuelo haya sido placentero y sobretodo cálido.
Mis nervios crecen mucho más, después de bajarme de este avión, son ocho horas hacia Tomoeda, los minutos y horas sin una angustia para mí.
Retiro mi equipaje y tomo un taxi fuera del aeropuerto, la mayoría están ocupados, me desespera porque son más de las 8 de la noche, quiero llegar a la agencia de autobuses para tomar el último bus hacia Tomoeda.
Miro mi reloj, un taxi se aparca, le pido que me lleve a mi destino, rogando que pueda llegar y tomar el último bus.
Mi celular está con la batería baja, no puedo llamar a casa, cada que cambio de país es un problema, se desconfigura por completo.
—Llegamos señora—el chófer del taxi me saca de mi burbuja. Bajo, tomo mi equipaje, le pago y entro a la agencia de autobuses.
Atropelladamente llego a la recepción, rogando por un pasaje pero la recepcionista me desinfla como balón.
—Lo lamento, el último bus acaba de salir hace diez minutos, el siguiente saldrá a las cuatro de la mañana—escuchar eso me desespera mucho más.
Ahora solo me queda pernoctar ahí hasta el siguiente bus.
Me siento en uno de los asientos de espera, si me quedo dormida no importa acabo de pagar por mi boleto, solo espero no quedarme dormida de largo, mala manía mía.
Mi abrigo es grande y caliente, me acomodo y me tapo con él. Los ojos me pesan y me quedo profundamente dormida.
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POV Normal:
—Usted—dice asombrada Kaede—. Sakura no está con nosotros señor.
—Sé que mi hija está fuera del país señora—responde con tranquilidad el hombre—. Así como también sé lo que está pasando con su esposo, algo que al parecer ustedes no se lo han comunicado.
Todos bajan la cabeza con vergüenza, Kaede mucho más, su amor y orgullo por su hermano fueron más, su madre con todo lo acontecido se olvidó de su querida nuera y sus dos hijos solo observan a su madre y hermana, respectivamente.
