Parte 20

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-¿Qué no te cansas de fastidiarme?- grité inquiriendo al idiota de Luis.

-Me gusta joderte Lauren- rió burlón.

-Toda la vida- bufé y me lancé a él para golpearlo- no tenías por qué botar mis pastillas idiota, yo no ando botando tus cosas, imbécil- me agarró de los brazos.

-Mira ahí está tu nena, Ethan- se burló.

-Maldito idiota- mascullé y efectivamente ella estaba allí, mirando como los dos peleábamos. Yo la salude al igual que el estúpido de mi acompañante.

-Se ve sexy con ese pijama- susurró Luis sobre mi oído. Juro que intente contener mi ira contra él, pero mi puño ya había llegado a su quijada- Eres una verdadera zorra Lauren-dijo este sobándose y levantando la mano para golpearme.

Instintivamente me tapé con los brazos y me senté en el suelo, ¿Por qué lo hice? No tengo la más mínima idea, pero lo único que sé fue que Luis se quedó con la mano levantada por solo unos minutos, para luego tirarse a abrazarme.

-Perdóname Lauren, perdóname- me apretó más a su cuerpo.

-Luis…

-Prometí nunca levantarle la mano a una mujer, menos a ti.

-Tranquilo…-dije bajo.

-Se me paso la mano, perdón…-tomó mis mejillas y me miro directo a los ojos- lo siento…- susurró y no me di ni cuenta cuando me besó.

Sus labios se movieron suavemente, sin apresurarse ni agresivo, era un beso distinto. Se separó de mí y yo lo mire extrañada ¿Por qué no lo detuve?

-Vete.

-Lauren...

-Vete Luis… vete por favor.

Él se levantó de golpe y me dejo allí, sentada aun en el frío suelo. Miles de sensaciones extrañas recorrieron mi cuerpo, me sentía enferma y odiosamente sucia. Me levanté del suelo y me fui a duchar, al volver me coloqué el pijama y me lancé a mi cama, quedándome dormida con el cabello mojado.

***

Los rayos del sol me llegaron de lleno a la cara, traté de abrir mis ojos pero pesaban y un horrible dolor de cabeza me atravesó como una punzada de arpón. Era peor que una borrachera pues, estaba fría y entumecida, ¡Maldita sea me resfrié!

 

Traté de por último sentarme pero mi cuerpo no respondía muy bien y lo peor de todo era que me había llegado el maldito periodo. ¡Qué suerte la mía!

-Mierda- musité.

Con dificultad me acerqué a la orilla de la cama, prácticamente me tiré al piso y rodé un poco. Como una verdadera enferma, llegué al baño casi gateando. Hice lo que debía hacer y me tiré nuevamente a la cama, tapándome hasta las orejas, del frío que tenía.

-¿Ethan?- escuché decir desde afuera. Era Camila.

Una sonrisa tonta se me formó en el rostro y la verdad era que ahora todo lo encontraba tonto. Ella siguió insistiendo pero yo no respondía, aún tenía mi sonrisa tonta en la cara y con las sábanas tapándome entera.

-¿Ethan, estás bien?- entró. Por fin.

-¿Qué tienes bonito?- se acercó a mi cama y me miro preocupada, yo solo respondí con una sonrisa.Ella es tan linda.

Ella se sentó a mi lado y colocó una de sus manos en mi frente, me miro un poco horrorizada y luego se levantó en busca de mi abuela. Sin antes besar cortamente mis labios y pedir que no me moviera. Reí un poco con eso. ¿A dónde me iría si con suerte me puedo mover?

-Cariño que tienes- inquirió mi abuela mientras corría a mi lado.

-Hola… abue…- dije con la voz más ronca que nunca.

-Te traeré unas pastillas he… dios estas ardiendo niño- musitó después de sacar su mano de mi frente.

Mientras ella iba a buscar no sé qué cosas, Camila se quedó conmigo. Yo solo la miraba y sonreía débilmente mientras ella acariciaba mis manos. Estaban realmente pálidas me imagino como estará mi rostro.

Las horas pasaron y Camila se quedó conmigo a pesar de que tenía que salir con su padre. Me prefirió wi.  De repente mi abuela apareció con un plato de sopa de pollo que yo negué de inmediato, no tenía estómago para comer, yo solo quería dormir.

-Vamos come algo- me pidió tiernamente Cabello.

-No… no quiero, solo quiero dormir…

-Hazlo por mí, no seas malito- me besó.

-Bue… eno…- dije ruborizada.

Ella sonrió triunfante y me dio de comer, estaba tan torpe que a veces se me olvidaba hasta como comer y eso a Camila la divertía.

-No te rías de mí- sequé mi boca con el puño de mi poleron.

-Es que… es divertido darte de comer y darme cuenta que ni cuenta te das que tienes comida en la boca.

-Malvada… estoy enfermo y te ríes de mi… lloraré- dramaticé con una sonrisa en el rostro.

-Dramático.

-Si- reí.

Ella se quedó conmigo hasta que me dormí de nuevo, me cantó canciones de cuna y varias veces me dio pequeños besos en los labios y rostro según me di cuenta. Lentamente fui cayendo en los brazos de Morfeo con sus caricias.

Una nueva forma de amar CAMREN (ADAPTACIÓN)Where stories live. Discover now