Capítulo 24

Depuis le début
                                    

—Siempre me he preguntado cómo sería hacerlo en un hospital, creo vendría siendo una fantasía sexual –se lo digo algo bajo.

—Qué bueno –dice desinteresando y me sorprendió –Olivia –llama a una enfermera –llévate esto y tráeme un formulario, por favor –le pide y la enfermera lo obedece.

—¿No quieres ir a hacerlo? –le pregunto curiosa.

—Sara, aprendí que contigo todo es un maldito juego, entiende esto; no soy un maldito muñeco con el que puedes jugar, aparte de que estoy en mi trabajo –dice molesto.

—Yo no soy de juegos, solo no soy de compromisos –una verdad a medias es buena.

—¿Y qué piensas?, ¿piensas qué porque follamos bueno te pediré matrimonio? –me mira un poco y yo niego, la enfermera llegó con el formulario y se va de inmediato.

Empezó a llenar el formulario sin muchos rodeos, no me preguntó absolutamente nada, yo solo lo observo mientras escribe, aquí en el hospital su aspecto es calmado, muy sereno tanto que lo puede transmitir, es muy buen doctor diría yo, terminó de escribir y suspira.

—Sé que me arrepentiré de esto –dice más para él que para mí –andando –dice empezando a caminar.

—¿A dónde? –le pregunto mientras lo empiezo a seguir, no dijo nada llegamos hasta la estación de enfermeras y dejó el informe con una de ellas.

—A cumplir tu fantasía –dice coqueto, yo sonreí por mi victoria.

Me guío todo el camino hasta llegar a una habitación llena de estanterías, el almacén de medicamentos pasa por mi mente, él cierra la puerta con seguro y no pierde tiempo al ir directo a devorar mis labios, ya lo he dicho y no dejaré de decirlo sus besos me encantan, el deseo y la tranquilidad que me transfieren son dos cosas increíbles combinadas.

Hizo un movimiento rápido sin despegar nuestros labios haciendo que mis piernas rodearan sus caderas y yo quedara en el aire, mi cuerpo impactó en una sólida superficie supongo que de alguna pared despejada. Detuvo nuestros besos y fue hasta mi cuello, besó el área de mi cuello subiendo hasta llegar a mi oreja izquierda, la besó y dio un mordisco antes de hablar.

—De esta no te escapas –su voz ronca me hizo cerrar los ojos y apretar los labios para evitar soltar un gemido.

—¿Quién dijo que me quiero escapar? –le digo revolviéndole el cabello.

Sonrió de manera triunfante, me apretó los glúteos, me dejó bajar y así empezó a desvestirme, me sorprendió lo delicado que estaba siendo mientras lo hacía, finalmente estaba expuesta por completo ante él, Athan se desvistió solo y ahí fue cuando me di cuenta de su erección.

Volvió a subirme en él y sin esperarlo me penetro, demonios se sintió bien, escondió su cara en el hueco de mi cuello y empezó a darme fuertes embestidas, no sé porque siento que está enojado y que se las cobrará en el sexo.

El placer está instalado en mi cuerpo sus movimientos se sienten increíbles, no pude evitar soltar alguno que otro gemido en el momento, no soy escandalosa y creo que ya se ha dado cuenta por las veces que hemos estado juntos. Enredé mis dedos en su cabello, cuánto me gusta hacerlo, sentí el orgasmo acercarse y creo que él también porque levantó su cara e implantó su mirada a la mía, algo increíble de tener sexo es que tu mente se libera de todas las cosas y se queda en blanco permitiéndote disfrutar del momento.

Siento que todo ha sido rápido, pero comprendo que nuestros cuerpos reaccionan a la situación en la que estamos, en cualquier momento alguien llegaría y querría entrar a la habitación, mi orgasmo no se hace esperar, Athan aumento aún más sus embestidas, mis manos viajaron a sus hombros y los apretaron con fuerza, sentí cuando se corrió dentro de mí y solté un gemido inesperado del placer.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant