Inigualable [WS]

CAPÍTULO 56

Duan Qigu se puso de pie y saltó fuera del salón, dirigiéndose hacia la dirección de donde provenía el llanto.

Como si todo hubiera sido programado, una a una, las linternas se habían ido apagando mientras se movía a lo largo de la mansión.

—¡Qué está pasando!

—¡Alguien está aquí!

Las voces de los guardias eran como desvaríos continuos, sin embargo, estos solo podían escuchar el sonido del viento y no podían determinar dónde se había estado escondiendo el enemigo.

Los vientos ominosos estaban en todas partes, como si alguna persona hubiera estado susurrando en sus oídos.

Era como si estuvieran lejos, pero también como si se encontraran cerca.

Duan Qigu... paga sangre con sangre...

Algunas personas recordaron el rumor del fantasma de la noche pasada y, una vez que se acordaron sobre el fantasma vengativo que había estado extendiéndose a través de la ciudad entera, no pudieron evitar sentirse ansiosos y asustados.

—¡¡¡Un fantasma!!!

De repente, una persona gritó entre la oscuridad.

Se desconocía lo que habían visto o lo que se habían encontrado.

El pánico creciente se tranquilizó lentamente y los jadeos y gritos se convirtieron en voces de fondo.

Estos guardias aún se consideraban como bien entrenados, así que sus rangos no se dispersarían incluso en una situación como esta.

Duan Qigu trajo a unas pocas personas con él, dirigiéndose hacia la esquina norte de la mansión. Llegó justo a tiempo para escuchar el grito de su hija.

El corazón de Duan Qigu se detuvo.

En el momento siguiente, observó a su hija cayendo al suelo y su cuello estaba pintado con un charco de rojo, sus ojos aún estaban abiertos ampliamente y llenos con impresión, como si no hubiera muerto de una manera pacífica. Sus sirvientes habían estado corriendo a su alrededor, gritando sin parar dentro de la mansión. La esposa de Duan Qigu se acercó desde la mansión adyacente y, una vez que vio la condición de su hija, se desmayó de inmediato.

Duan Qigu nunca había visto cómo un fantasma podría cometer un asesinato, pero sabía que la herida sobre el cuello de su hija, causada por una espada, no era obra de un fantasma.

—¡Si tienes las agallas, ven por mí! ¿¡Qué estás intentando probar al asesinar a los inocentes y a los débiles!?

Lucía como un león herido, gritando con furia dentro de las cuatro paredes de oscuridad.

—¡Xing Mao! ¡Sé que eres tú! ¡Sal, maldición!

Mientras su voz se disipaba en el aire, un viento fuerte y helado azotó contra su rostro, llevando consigo una fuerte intención asesina.

De inmediato, Duan Qigu saltó lejos y blandió su arma para comenzar a perseguir a su enemigo.

Las personas de este mundo solamente sabrían sobre su técnica JinGangZhi increíblemente poderosa, pero muy pocos conocerían que sus habilidades con el armamento también eran increíbles. Aquellos que lo sabían ya estaban muertos en su mayoría y no habían tenido la oportunidad de informarle al mundo sobre esto.

Originalmente, anticipaba que su arma fuera lo suficientemente rápida y que, incluso si el enemigo pudiera esquivar su ataque, todavía fuera herido. Quién sabría que la sombra negra repentinamente se detendría en medio del aire y se desvanecería con rapidez, haciendo que su arma aterrizara sobre el aire y se empujara dentro del tronco de un árbol que se erguía cerca.