Capítulo V: Agua

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― ¿Y te desmayaste así, sin más?

La exclamación sorprendida de Astrid consiguió que esbozara otra sonrisa. Había pasado una semana y media desde la boda de su hermana, y no, la celebración en el Olimpo todavía no había tenido lugar. ¿La razón? Por supuesto, que ella se desmayara no fue la única. Un día y medio después de que despertara en el hospital y tuviera que permanecer allí bajo supervisión, pasando por múltiples pruebas, Zoe rompió aguas. Y no de un modo previsible, sino de la forma más inolvidable posible.

Mientras le tomaban la tensión para ver cómo estaba, Zoe había llegado de visita acompañada de Hermes, pues Zeus había tenido que ir al Olimpo por no sé qué asunto de vital importancia. Así que mientras una enfermera tomaba la tensión a Tatiana, Zoe rompió aguas interrumpiendo lo que estuviera diciéndole Hermes. Seguramente algo así como; ¿Estas segura de que no le molestará que te acompañe?

Conociendo a Zeus, Tatiana estaba segura de que no le habría pedido a Hermes que fuera con ella al hospital. Podría meter la mano en el fuego de que la idea había sido de Zoe. Y cuando Hermes se volvió completamente pálido ante la exigencia de Zoe de ir a buscar a su marido, sus sospechas quedaron confirmadas.

Sí. Había sido un día digno de recordar. Y tuvo la suerte de poder estar en el parto todo el tiempo. Ver nacer al pequeño Arsen fue la mejor experiencia de su vida ―al menos por el momento―.

― Sí, y le jodí la boda a mi hermana... ―contestó Tatiana mortificada. Astrid tocó su hombro intentando contener la risa y fracasando estrepitosamente―. ¡No hace gracia, As! Quería que fuera perfecto...

Todavía no podía creerse que hubiese destrozado la boda de su hermana de ese modo. Y todo por culpa del imbécil de Hermes. ¡Por qué no había esperado a que la boda finalizara! Total, ya estaba desmayada, no se podía hacer mucho más por ella. Pero en el fondo sabía que no habría podido ocurrir de otro modo. Hermes no tenía la culpa de que se desmayara. En realidad, estaba tan furiosa porque no sabía exactamente a quién culpar.

― Tendrán toda una vida para conseguir días perfectos, Tati. Además, sólo les jorobaste el final. La boda en sí ya había tenido lugar. No te tortures ―la tranquilizó.

Tatiana alzó los ojos hacia el cielo y respiró profundamente. El sol brillaba con intensidad en lo alto. Hacía muchísimo calor, así que era el día perfecto para pasarlo en la playa. Las olas suaves rozaban su abdomen impartiéndole mil escalofríos. Por mucho calor que hiciese, el agua estaba helada. Y eso la fascinaba. Astrid seguía caminando hacia dentro del mar, saltando cada vez que una ola era más alta de lo normal. Tatiana se burló con cariño de ella al ver sus intentos por permanecer medio cuerpo seca.

― ¿Nadamos hasta las boyas? ―preguntó emocionada. Astrid la miró de reojo, pero terminó asintiendo.

― ¿Una carrera? ―preguntó con diversión. Tatiana afirmó y se puso en posición―. ¡Espera! Primero termino de meterme.

― ¡Bueno! ―exclamó con los ojos en blanco―. ¡Media hora esperando!

― ¡No te pases!

Astrid era muy friolera, y siempre tardaba una barbaridad en meterse del todo en el agua. También duraba relativamente poco dentro, pues enseguida tenía frío y ansiaba volver al sol. Por esa razón era la chica lagartija.

Un cuarto de hora más tarde, ambas ya estaban preparadas para la carrera. Astrid no paraba de protestar que el agua estaba muy fría, pero parecía decidida a ganar. Tatiana la miró y le sacó la lengua a la vez que se ponía en posición. Segundos más tarde, ambas se lanzaron al mar y comenzaron a nadar hacia la boya más cercana.

Vínculo (Part2 Hera)Where stories live. Discover now