Capítulo XXVIII: El miedo que esconde nuestro corazón

759 101 30
                                    

           

Toda su vida se había desvanecido por completo. No existía ya nada de lo que conocía. De un momento a otro, lo había perdido todo.

              ― Estar aquí no te hará bien. Volvamos, por favor ―escuchó rogar a Zoe. Tatiana no se volvió hacia ella. En esos mementos, era incapaz de mirar a los ojos a la única persona que no había desaparecido de su vida.

             ― Quiero estar sola, por favor... ―dijo Tatiana.

             Hacía frío en ese punto de la tierra durante el mes de febrero. Se había alejado del mundo que conocía durante un caluroso verano, para regresar en el más frío de los inviernos. La calidez de su vida se había ido con la estación del año. Y para ella, ya jamás regresaría.

             ― Llámame cuando quieras volver... Estaré esperándote ―aseguró su hermana.

             Sintió el instante en el que desapareció, seguramente regresando al Olimpo. Con su familia. Dejándola sola en el cementerio frente a la tumba de sus padres.

             ― Hace un año, creía que habíais muerto para siempre. ―Sintió inútil hablarle a un trozo de piedra, pero necesitaba hacerlo. Para, de algún modo, despedirse―. Luego regresasteis como por arte de magia. Pensé que nos habían concedido una segunda oportunidad para poder rehacer nuestras vidas. Para poder volver a ser una familia. ―Sintió las lágrimas resbalar por su mejilla, sabiendo que jamás los volvería a ver―. Y ahora... He vuelto a perderos. No me queda nada.

             ―Sabía que te encontraría aquí ―Tatiana se volvió al escuchar la voz familiar de Hermes.

             Verlo la reconfortó más de lo que le habría gustado admitir. Sonrió al ver que, al menos, él seguía estando allí. No todo había desaparecido.

             ― Zoe no ha querido decirme donde te había llevado, pero es fácil adivinarlo ―Tatiana avanzó hacia él. Necesitaba su contacto. Asegurarse que estaba allí realmente―. Si me hubieses hecho caso desde un principio, no habrías perdido tanto.

             Tatiana se detuvo a medio paso. Había esperado muchas cosas, pero no una recriminación así.

             ― ¿Qué?

             ― Te dije que nos marcháramos cuanto antes. Pero no me hiciste caso. Nunca me haces caso. Te empeñaste en salvar a Zale, pero solo le diste esperanzas para luego terminar del mismo modo que debía terminar. Muerto. Si me escucharas más en lugar de hacer todo por tu cuenta, quizás no destrozarías tantas vidas. Incluyendo la tuya.

             Las palabras de Hermes fueron como un jarrón de agua fría. Creía que, después de todo lo que habían pasado, de haberse besado en dos ocasiones, de haber admitido que realmente se preocupaba por ella, creía que la trataría de un modo distinto. Tuvo la esperanza de que sus sentimientos por ella hubiesen cambiado. ¿Cómo pudo equivocarse tanto?

             ― Solo quería... yo... Quería ayudar...

             ― Lo único que consigues es causar problemas. Tanto a ti, como a mí, como a Zoe ―dijo por ella―. Pero esta vez, tendrás que cargar con las consecuencias. Quería evitártelo, porque eres la hermana pequeña de Zoe. No quería que ella sufriera por tu culpa. Le había prometido que te protegería. Pero ya no importa.

             Tatiana era incapaz de respirar. Escuchar todo lo que había temido de boca de Hermes, estaba destrozándola. ¿Cómo podía decir todo eso? Pero más aún, ¿cómo había podido llegar a pensar que le importaba realmente?

Vínculo (Part2 Hera)Where stories live. Discover now