Capítulo XX: Argos

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Esa noche Zale supo que no podría descansar. Todavía estuchaba el sonido que durante años le había acompañado como una pesadilla, haciendo que los recuerdos lo atormentaran todas las noches. Pero en esta ocasión no fue por el miedo a que lo atacaran lo que mantuvo al muchacho despierto, sino la responsabilidad de proteger a la joven que seguía tendida en el suelo de esa casa abandonada, dormida por su causa. Había querido limpiar su rostro de la sangre de quien se había alimentado, pero si lo hacía la despertaría, y ahora mismo necesitaba descansar. La energía que había gastado y ganado al mismo tiempo debía recuperarla, o no tardaría en volver a tener hambre.

Siempre había estado solo, y la sensación de tener a alguien que proteger era nueva. Tatiana había aparecido en su vida como un parasito. Pensó que sería un problema, y deseó librarse de ella en aquel momento. Ahora, sin embargo, le embargaba otro tipo de sentimiento. Lo que estaba haciendo ella por él solo lo había hecho alguien antes; su familia.

Fijó sus ojos azules en el cabello desordenado y oscuro de la sirena. Ella decía que no lo había sido, que era nuevo para ella. Había demostrado que decía la verdad, muchas de las cosas que hacía, desconocía el porqué, y era evidente que no conocía sus impulsos. Pero su corazón era sincero, inocente y valiente. No era como la gente que había conocido cuando era pequeño; interesados, egoístas. Ella era inteligente, con un sentido de la lealtad que el ser humano desconocía por completo.

Sus ojos bajaron inconscientes por su cuello, observando el cuerpo dormido de la joven. No recordaba la última vez que había visto a una mujer. Y lo que recordaba era una imagen muy diferente. Se sentía extraño, porque cuando tenía ocho años no tenía esa curiosidad que lo instaba a seguir mirando cada detalle de su cuerpo. Sintió su rostro arder al contemplar su pecho subir y bajar en cada respiración. ¿Cómo sería bajo esas ropas gastadas? Su figura parecía frágil, más que la de las Harpías, y mucho más suave. ¿Lo sería?

Sacudió la cabeza para dejar de pensar en ella de ese modo. No sabía la razón, pero le parecía incorrecto hacer aquello. Así que desvió la mirada hacia sus brazos, un punto que le pareció algo más seguro. Y bajó hacia sus manos cerradas en un puño. Frunció el ceño ligeramente al ver un reflejo metálico a causa del fuego que había prendido para mantener cierto calor en la casa a medio derruir. Se acercó para ver mejor qué era.

El puño estaba cerrado, y sujetaba con fuerza algo que brillaba. Comprobando que ella siguiera durmiendo plácidamente, intentó abrir un poco el puño para ver mejor lo que guardaba con tanto celo. Abrió los ojos sorprendido al descubrir la pequeña pieza de plata.

Tatiana había guardado con fuerza ese objeto. Había visto que lo llevaba guardado en sus ropas cuando la conoció. Ella no se había dado cuenta, pero él sí. La sacaba de tanto en tanto y la observaba pensativa. También la había sacado en la posada, y apostado contra todo lo que aquellos hombres habían jugado. Zale se caracterizaba por ser muy observador. No por nada había sobrevivido tantos años solo en una isla llena de peligros. Y no fue difícil unir esa pequeña ala plateada con la expresión ofendida del Dios niñera al ver que la apostaba. Estaba claro que tenían algún tipo de relación, aunque ignoraba cual exactamente.

Vio a Tatiana removerse, inquieta, y en un impulso cogió el ala plateada y se la guardó en los bolsillos de su holgado pantalón. Tatiana se incorporó poco a poco, con los ojos medio cerrados. Él se apartó prudentemente de ella.

― ¿Me han... descubierto? ―preguntó desorientada.

De todas las preguntas posibles que ella pudiera haber formulado, esa no era exactamente la primera que había imaginado que haría. De hecho, no entendía demasiado la pregunta. Así que esperó en silencio que ella terminara de abrir los ojos y se diera cuenta por sí misma que no todo era normal en la situación en la que estaba, si algo en su situación hasta ahora podía considerarse normal, claro.

Vínculo (Part2 Hera)Where stories live. Discover now