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La soledad es un sentimiento que puede parecer agrio, pero cuando lo pruebas puede volverse incluso una adicción

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La soledad es un sentimiento que puede parecer agrio, pero cuando lo pruebas puede volverse incluso una adicción.

Había estado mucho tiempo sola que la oscuridad ya no me asustaba.

Había sufrido todo tipo de decepciones que una más ya no hacía efecto en mí, ya no me lastimaba.  Porque cada una de ellas era combustible para no desmoronarme por culpa de los demás.

Por eso, cuando todo el pueblo de Serfol emprendió una marcha encabezada por mi familia, y al mando de mi abuela para sacarme del pueblo levanté mi frente bien en alto.

Nadie se atrevía a mirarme a la cara, excepto mi abuela, quién sentía un odio tan intenso contra mí por razones que desconocía. Nadie se atrevía a estar cerca a mí, porque según ellos soy la chica tragedia.

Y eso jugaba a mi favor.

Así que di un paso hacia la multitud, haciéndolos retroceder. Sonreí como una desquiciada y seguí avanzando hacia ellos mientras veía el temor en sus rostros.

—No se atrevan a dar un paso hacia atrás.  No se muestren débiles, porque somos más que ella. ¿No ven esa delgadez? No podrá ni siquiera conmigo que soy una vieja rechoncha. ¡¿Acaso no ven esas ojeras?! Su cuerpo está agotado y tiene poca energía  —espetó Sandra con voz fuerte y sin quitar su mirada retadora de la mía.

Di un paso hacia adelante sin quitar esa enorme sonrisa de mi rostro.

—Das lástima, abuela. Muchísima lastima.

—Te cortaré la lengua, engendro del mal si vuelves a llamarme abuela.  No eres parte de mi familia y nunca lo serás, maldita.

—¿Esos son los actos de una señora religiosa? —Alzo mi cabeza por la multitud mientras finjo buscar a alguien—. ¿ No estará por ahí el pastor?

—Levanten sus miradas, no aguanta la presión, de pequeña le daba pánico si muchas personas la observaban fijamente—dijo, tratando de darle fuerzas al pueblo.

Lo bueno es que ya no soy esa pequeña.

—Tengo muy buena memoria, atrévanse y les aseguro que los mataré a todos.

Un grito ahogado brotó de la garganta de los presentes. Mis palabras le afectaron haciéndolos retroceder mucho más.

Que todos te acusen de asesina a veces tiene sus ventajas.

No hará nada contra ustedes, su próximo objetivo soy yo.

Giré mis ojos. Que ilusa.

—Claro, claro. Llevo 19 años elaborando el plan de como matarte. —Di un par de pasos alrededor  de ella—. Sandra, por favor utiliza el poco de sabiduría que posees, si quisiera matarte hace rato lo hubiese hecho porque razones no me faltan. Pero si ese es tu deseo, duerme con un ojo cerrado y otro abierto porque ahora "eres mi próximo objetivo".

El misterio que me persigue ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang