Extra 3

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Esto se sitúa en el cap 21

Se me había olvidado subirles esto, pero ahora que lo leí me di cuenta que este es el momento correcto de hacerlo. Puesto que, hay muchas información que en los siguientes cap irá cobrando sentido.

•••

Narra Tiago

Después de haber dejado a Adelin en mi hotel, reforzar la seguridad del mismo y asegurarme de que todo esté como lo pedí, me dirigí con Engel hacia un lugar que casi ni recordaba.

Un parque abandonado en la cima de una colina. Yo había estado varias veces en La ciudad del este, pero solo una vez en el parque, y al estar allí por segunda vez supe porqué alguien podría considerarlo su lugar favorito. La paz que emanaba aquel lugar era inefable, la brisa, la vista y el sonido de los pájaros. Solo podía imaginarme llevar una víctima allí, hacer que sintiera la paz terrenal y luego otorgarle la eterna.

Céntrate, Tiago.

Me senté en el borde y al cabo de unos segundos escuché como Engel hacía lo mismo a mi lado.

Lo miré de reojo y esbocé una mueca. No soportaba a Engel, para nada me gustaba la idea de tenerlo cerca, pero, ¿sabes qué me gustaba menos? Que él estuviera con Adelin.

—¿Estamos aquí porque piensas tirarme colina abajo? —preguntó.

—Mira, si no fuera porque odio la chilladera hace rato lo hubiera hecho. Pero después tengo que aguantar a Adelin moqueando mi cama.

Él rio como si le hubiese hecho un chiste. Alcé una ceja y negué.

—¿De quiénes son? —Se refería a la urna blanca en mis manos. 

—Alguien sin importancia.

Mi mejor amigo

—No creo que alguien sin importancia te haya traído a otra ciudad solo para esparcir sus cenizas... ¿en su lugar preferido?

Tenía un año con sus cenizas y hasta ahora no había tenido tiempo para cumplir lo que prometí: esparcirlas en el parque abandonado de la ciudad del este. No era su lugar favorito, era el de ella, allí encontraba paz y él quiso descansar donde su mente siempre estaría.

—Soy hombre de palabra, prometí algo y lo estoy cumpliendo.

—Como digas, pero creo que está mal. No viniste para ayudar a Adelin; estás aquí por tu conveniencia.

Solté una risa. Estaba pensando dos veces romperle la urna en la cabeza. Sería lo mismo esparcirlas en el aire que en la cabeza de Engel.

—Solo vi una oportunidad y la aproveché, ella necesitaba un respiro de Serfol y yo venir aquí.

Se hizo un silencio entre nosotros.

—¿Era alguna chica?

—No.

—Entonces...

—Solo te diré que el amor es una mierda, te hace hacer cosas de la que luego te arrepientes y en muchos casos acaban contigo. No he pasado por eso, pero he visto como ese sentimiento ha vuelto miserable a la gente. Si tuviera la oportunidad de elegir mis emociones, ese sería el último en el que pensaría.

—Ese es el problema, no lo has vivido. Es fácil decirlo cuando no lo has experimentado. Es cierto que el amor puede llegar a lastimar, pero no todo es malo.

—Vamos, Engel. No me digas que tú sí sabes, porque lo que sientes por Adelin no es amor.

Parece que le di en su venita sensible, cerró los puños e hizo silencio. Bravo, papito, hazme un numerito y no pienso más en romperte la urna en la cabeza.

El misterio que me persigue ©Where stories live. Discover now