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¿Cómo se llama ese punto medio entre la felicidad y el temor? Esa emoción que sientes cuando por fin obtienes lo que tanto esperabas, pero sabes que las consecuencias serán tu propia perdición. Exactamente eso fue lo que sentí en este capítulo.

•••

Estaba sentada en el último escalón limpiando mi daga de una manera no tan cariñosa. La casa estaba totalmente sola y por varias razones quería que permaneciera así por un par de horas. Aún no quería enfrentar a Tiago, sentía un montón de cosas negativas y era probable que quisiera desquitarme con él. Mi mente colapsó cuando Tiana afirmó que aquella habitación era la de Tialess, de pronto lo que suponía se convirtió en realidad. Tenía mis sospechas desde aquella vez, hace poco más de un año, cuando él repitió la frase de una nota anónima «Vi que el ron no te cayó bien», al igual que el «calma, fiera» que recordaba de aquellos días de sufrimiento junto a mi madre. Entonces a mi mente volvió lo que dijo mi primo en Aniel, que la persona que quería hacerme sufrir tenía un nombre relacionado con algo nocturno, y en reiteradas ocasiones he escuchado que a Tialess le han dicho murciélago.

Eran muchas las cosas que no comprendía, al igual que las suposiciones que abordaban mi mente, pero lo que más me dolía era lo ingenua que había sido. Desde el principio sabía que no podía confiar en Tiago, estaba segura que debajo de todo ese deseo de ayudar había algo macabro, pero nunca imaginé que fuera a caer justo en la boca del lobo. No podía creer que en la casa que dormí por meses y en la que alguna vez me llegué a sentir a salvo fuera el mismo lugar que inició mi infierno, el mismo sitio donde sufrí por mi madre, que tuviera al culpable justo bajo mis narices, y peor aún; que me hubiese acostado en reiteradas ocasiones con su hermano.

—Con más cuidado, te puedes cortar —comentó Tiago, tomándome por sorpresa.

Respiré profundo antes de levantar la cabeza y mirarlo a los ojos, algo me decía que él sabía lo que había pasado, lo comprobé cuando rápidamente se igualó a mi altura. La forma en la que me miraba era algo nuevo, podía jurar que en aquellos ojos veía un rastro de tristeza. Tiago me agarró por la nuca y juntó nuestras frente suavemente, luego me besó de una manera delicada, un beso de esos bonitos que te hacen sentir segura y amada.

Segura y amada.

Quizás en otro momento ese beso hubiera despertado una sensación agradable, pero esa vez fue todo lo contrario.

—Te tengo buenas noticias —dijo acariciando mi mejilla mientras esbozaba esa sonrisa que solía ponerme de rodillas.

—Cuéntame más —respondí sonriente, reprimiendo el deseo de utilizar mi daga.

Me extendió la mano y dejé que me guiara hasta su auto. Una vez dentro, rebuscó en el interior de su traje hasta que dio con un sobre.

—Esto estaba en la puerta.

Anonadada agarré la carta. Aquella no era igual a las que me enviaban, era una invitación muy sofisticada; un sobre blanco impecable con un sello de lacre color bermellón, en el cual estaba impregnada la forma de una corona. Miré a Tiago de reojo antes de abrir la carta con poca delicadeza.

Para: Adelin Alexandra Rivas Montero
De: Sociedad de jóvenes de Serfol

Recibe un cordial saludo de parte de cada miembro de La sociedad de jóvenes. En esta presente nos complace invitarte esta noche a nuestra gran ceremonia en honor a tus veintiún años.

Es hora de que elijas tu camino.

Lugar: La iglesia.
Hora: 21:00

Atte: El ministro.

El misterio que me persigue ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang