Extra 2

14K 1.3K 312
                                    

Extra 2/2

Esto se sitúa en el capítulo 17.

~•~•~•~•~

Narra Tiago

En mi corta pero larga vida había visto todo tipo de idiotas, pero jamás uno como Henrrik.

Había movido contactos para saber el paradero y los posibles movimientos de este hombre, pero no hizo falta, pues él mismo se apareció en mi casa con una actitud altiva que rápidamente me dio deseo de bajársela. De seguro pensaba que yo lo iba a ayudar a deshacerse de Adelin.

Pobre, vino a asesinar y acabó asesinado.

No fue fácil acabar con ese bastardo, pero disfruté cada segundo de su sufrimiento hasta su muerte. Fue satisfactorio ver el dolor en su rostro, escuchar como suplicaba para que lo dejara libre mientras lo torturaba de mil maneras posibles. Fue magnífico el ver como su cuerpo emanaba tanta sangre y manchaba el piso mientras lo arrastraba. Amaba tanto darles una muerte tan jodida a los hijos de puta como él, hombres que compraban menores para volverlas su objeto sexual y, cuando estas quedaban embarazadas las mataban. No sé si vio algo en Luz, o si esta era estéril, pero jamás había escuchado que a él le importara tanto la muerte de unas de sus mujeres, aunque con ella sí se había casado. Pero igual, para él matarlas estando embarazadas era un fetiche.

Hoy sí que estás idiota. De seguro la chica esperaba un bebé y, el no poder matarla lo llevó a enfurecer.

Por cualquiera de las dos opciones, me sentía extasiado por haber acabado con él.

Como la felicidad dura poco, escuché la irritable voz de Tialess acercándose hacia la habitación en la que me encontraba.

—¡¿Qué diablos?! —exclamó entrando al lugar. Puso cara de asco mirándose los zapatos llenos de sangre.

Solté una risa.

—Ni que fuera primera vez que ves sangre. 

Sus ojos de diferentes colores me miraron queriéndome fusilar. No entendía porqué se enojaba si ya me conocía. 

—Cada vez estás más loco, no me hagas convencer a nuestros padres para que te metan en un manicomio.

—Sabes que no te conviene jugar conmigo —le advertí, poniéndome serio.

Tialess y yo teníamos historia. A él le gustaba dominar y yo no nací para ser dominado. Lo peor, él no estaba insistiendo tanto porque "era mi hermano y quería lo mejor para mí", eran solo fachadas, ningún Castelli hacía las cosas porque sí.

—Mira, vengo en son de paz. Solo quiero hacerte entrar en razón.

Rodé los ojos y tomé asiento en la silla asquerosa en la que estuve torturando a Henrrik por horas.

—Obvia la intro, vete directo al tema.

—Ya deja de jugar, sal de ese bendito juego.

Reí. Odiaba que Tialess viniera a darme consejos cuando quién debería aplicarlo sería él. 

—No sé a qué juegas tú —le dije, calmado—. Pero recuerda que cuando tú vienes a hacer algo, hace rato que yo lo hice veinte veces. Aquí el único que está jugando eres tú, te das el papel de hermano e hijo preocupado, pero no es así; tienes un plan, murciélago, y yo te estoy estorbando.

El misterio que me persigue ©Where stories live. Discover now