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⚠️Advertencia⚠️

Este capítulo contiene contenido sexual explícito. Si eres sensible o no te agradan este tipo de escenas, puedes saltar el capítulo.

A las que si nos gustan las cochinadas: agarren la copa y celebremos los 100k de lecturas como se debe. 🔥🥂

Disfruten el jugoso capítulo y no lo lean en público, recuerden que por ahí dicen que Tiago tiende a mojar bragas.

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Capítulo dedicado a ElFrutifantastico JAJAJAJJAJAJAJ, tu usuario pega muy bien y casi se me va un pulmón por uno de tus comentarios. Graaaaacias. ❤❤

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—Podría follarte en este baño, pero quiero darte la mejor noche de tu vida —susurró en mi oído haciendo que mi cuerpo reaccionara positivamente a su voz.

—No tienes que hacer mucho para eso. Follame aquí, frente al espejo, que cualquiera que se acerque pueda escuchar mis gemidos. Luego llévame por ahí y follame con la puerta abierta.

Señalé una abertura tapada con tan solo una cortina, era la habitación donde los danzarines se preparaban cuando tenían presentaciones.

—Estás loca —dijo tirando de mi muslo para acercarme más a él—. Por eso me encantas.

—Más loca me pondré si no me resuelves rápido.

Él sonrió y dio un paso hacia atrás. Pensé que iba a dejarme así, pero en cambio comenzó a desvestirse mirándome fijamente. Se quitó el saco, la corbata y fue desabotonando la camisa con lentitud, mi mirada iba recorriendo la piel que poco a poco iba siendo descubierta. Cuando finalmente tiró la camisa al suelo contuve la respiración, ya había visto varias veces su torso desnudo, pero joder, ¿desde cuando ver un abdomen me ponía tanto?

No es cualquier abdomen, estúpida, es el abdomen de Tiago.

Siguió su tortura quitándose el cinturón, lo agarró en su mano y me miró con una sonrisa traviesa.

—¿Sabías que hay otras formas de usar esto? Y no específicamente en la cintura.

Lamí mis labios mientras él se acercaba a mí. Me agarró las manos y en unos movimientos ágiles las ató perfectamente. 

Esto me va a gustar.

Siguió quitándose el pantalón sin quitarme la mirada de encima. Yo estaba tan desesperada que si no fuera porque tenía las manos atadas, hace rato le hubiera arrancado el bendito pantalón que estorbaba tanto. Mi mirada no pudo contenerse de admirar su prominente erección, la cual destacaba en esos boxers blancos.

Respiré profundo y subí mi pie a su hombro, haciéndolo bajar de rodillas hasta que su cabeza quedó justo donde quería.

—Tendrás que ponerme más seguido de rodillas, dulzura. Desde aquí la vista es maravillosa. 

—En este momento vas a tener que ser don empatía, porque sino no lo dudaré más de dos segundos para salir por esa puerta.

El que no lo dudó fue él, inmediatamente pasó su lengua por toda mi humedad con una lentitud que me puso a temblar. Levantó la cabeza y cerró los ojos desgustando mis fluidos.

—Exquisito —dijo antes de volver a hundir su cabeza entre mis piernas. 

Su lengua se movía como toda una experta desbordandome de placer. Se sentía tan placentero que deseaba que nunca acabara. Con una de sus manos sostenía uno de mis muslos, empujándolo de vez en cuando para profundizar sus lamidas. Quería agarrarlo del cabello, pero el tener mis manos inmovilizadas me ponía aún más caliente.

El misterio que me persigue ©Where stories live. Discover now