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Capítulo dedicado a MarielisAvila5 ❤❤❤

Si escucho a alguien decir "mi vida es una mierda" le tiraré encima lo primero que tenga cerca —que sea un ladrillo, por favor—.

Llevaba más de media hora caminando de un lado a otro en la habitación, si no era tarareando una canción para tranquilizarme, gritaba groserías para nadie en específico. Mi mente era un caos de un revoltijo de emociones, sentía tantas cosas por dentro que solo quería estallar. 

Quería llorar.

Y mucho.

No solía desmoronarme tan rápido. Créeme, sufrí mucho tiempo sin soltar una lágrima. Quería gritar, sacar todo lo que llevaba por dentro, pero al otro lado de la puerta se encontraban tres chicos de los cuales no me mostraría débil frente a dos.

Anoche Engel me enseñó las noticias. Habían encontrado un brazo de Max, lo reconocieron por un brazalete. Por otro lado, Regina había aparecido muerta y descuartizada.

Ya no era solo la chica tragedia, también la descuartizadora.

Y sí, había un fragmento de una de mis canciones:

《Contigo no tenía problemas, pero no me dejaste ser amiga de tu nieta》

Ni siquiera recordaba qué edad tenía al escribir eso. Pero sí podía recordar el nombre de la canción: Señora doble cara.

Patricia y yo eramos muy buenas amigas, sin importar que fuera un poco mayor que yo, pues en Serfol la gente acostumbraba a juntarse con personas de su edad. Siempre andábamos de arriba hacia abajo como uña y mugre, no había algo de nosotras que la otra no supiera. En su momento llegué a considerarla mi mejor amiga. Incluso apreciaba muchísimo a su madre, a ella le fascinaba que su hija y yo pasáramos tiempo juntas. En ese entonces, Regina era una mujer más apacible, seguía siendo una malhumorada, pero no se entrometía en nuestra amistad. No fue hasta que Patria murió que la señora sacó a relucir su verdadera personalidad. Casi no podía hablar con mi "amiga", la mujer buscaba cualquier pretexto para alejarnos. Luego fueron pasando los meses y ella obligaba a Patricia a ignorarme, le decía que no me hablara ni me tomara la mirada. No podíamos conversar frente a nadie porque cualquiera iba corriendo a delatarnos. De vez en cuando nos escapabamos en la noche y nos quedábamos tumbadas en el pasto de una casa abandonada que había cerca del pequeño parque del pueblo. Un día nos encontraron y Regina me acusó de "descarriar" a su nieta, incluso habían rumores de que Patricia y yo eramos "novias" e íbamos a aquel lugar a tener encuentros. Desde ese momento Regina nos cortó la amistad por completo, Patricia ya no iba a la escuela, el pastor le daba clases privadas, teníamos diferentes horarios para ir a la iglesia, ni siquiera me la cruzaba cuando iba por el pan a la panadería. En mi casa fue una tortura, mi abuela se creía los rumores, mientras mi madre sabía que no eran ciertos. Patricia tuvo oportunidades de volver a hablarme, pero no lo hizo, no quería que la gente siguiera pensando esas cosas. Y yo lo entendía, pensaba que cuando se calmaran las aguas las cosas volverían a la normalidad, pero no, pasaron los años y, cuando salieron las acusaciones de que había asesinado a mi madre ella fue la primera en señalarme.

Cuando escribí la canción me sentía tan enojada y con una impotencia que no podía controlar. Reconozco que era una chiquilla rencorosa e inundada de furia. Me enojaba bastante y ahora que lo recuerdo, esa actitud era insoportable, pedía a gritos no volver a retomarla. Por suerte hubo alguien que me ayudó a controlar mis problemas de ira, gracias a esa persona pude alejar esos pensamientos horribles. 

Me tumbé boca abajo en la cama y metí mi cabeza entre las almohadas. Solté un grito y agradecí que hubiese sido amortiguado.

De pronto sentí como alguien se inclinaba sobre mí, con una mano acariciando mi cintura.

El misterio que me persigue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora