26

24K 1.7K 1.3K
                                    

Por fin Wattpad me dejó actualizar. Hace días que escribí este capítulo.

Muchísimas gracias por comentar y dejar tu sexi voto. De verdad, me ayudas un montón. ♥️ ♥️

•••

Repasé mi aspecto por última vez frente al espejo. Me arreglé el cabello tratando que se notarán menos las marcas rojizas sobre mi piel. Sí, el buen Tiago me había dejado marcada por casi todo el cuerpo. Lo bueno era que la mayoría estaban escondidas bajo el vestido, pero las marcas en mi cuello y muñecas eran muy notorias.

—Espero con ansias mi castigo —dijo abrazándome desde atrás.

Lo miré con una expresión seria a través del espejo.

—Espero que tengas una respuesta para tu familia cuando me pregunten por todo esto.

—¿Desde cuándo no dices la verdad? Dile que ese fue el resultado de una crisis de lujuria.

¿No éramos dos mentirosos?

Quise reír, pero me contuve. ¿Desde cuándo me había vuelto tan risueña?

Tiago causa eso.

A la mierda Tiago.

Asentí antes de dirigirme hacia la puerta, pero él me agarró del brazo atrayendome a su cuerpo.

—¿Ahora qué? —le pregunté. 

—¿Por qué te estás haciendo la indiferente? No hagas eso, dulzura. Me siento usado.

—Solo lo hago antes de que tú lo hagas. Porque es lo que haces, ¿no? Tomas lo que quieres y luego te vas.

—Contigo no. Por más que quisiera irme no puedo —susurró. 

—Tranquilo, aquí nadie fue utilizado, ambos lo queríamos. Yo por mi parte no tengo quejas. —Le di unas palmaditas en el hombro.

—Yo mucho menos. Estoy a tu merced, cuando quieras puedes volver a usarme.

—¿Desde cuando te dejas usar? —No pude contenerme y terminé llevando mis manos a su cuello.

—Desde que me diste el permiso de corromperte. 

Tragué saliva.

—¿Cómo se supone que me vas a corromporme?

—Calla, que no tengo que hacer mucho. —Rozó nuestros labios y mi respiración se detuvo.

Joder.

Lamí mis labios y di un paso hacia atrás.

—Debemos irnos.

Su mano todavía sujetaba mi muñeca, así que volvió a acercarme hacia él. Metió su otra mano en su traje y sacó algo que me dejó atónita. Tenía mi encaje. Con una sonrisita lo depositó en mi mano.

—No vas a andar sin bragas por ahí.

Abrí la boca por varios segundos mientras miraba la diminuta prenda en sus manos y luego a él.

Odio a Tiana.

—¿Crees que porque tuvimos sexo ya puedes darme órdenes?

—¿Quién te crees que soy? —Llevó una mano a su pecho, ofendido—. Hablo en serio, Adelin. No vas a salir por esa puerta sin...

De mala ganas le arrebaté el encaje y me lo puse con rapidez.

—Que conste que solo me lo puse para dárselo al primer chico que vea cuando salga por esa puerta.

El misterio que me persigue ©Where stories live. Discover now