Epílogo

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Alma era su nuevo nombre, Samantha Cross se había ido con Ángel. Pensó en la lista y la persona que faltaba por unos días pero luego dejó de mortificarse aunque la comía la curiosidad por saber que había hecho su hermano adoptivo con aquel chico, si lo había asesinado o lo uso para otros fines

En el momento que un pensamiento así se le cruzó en la cabeza no se permitió que la consumiera ya que tenía a un paciente en la camilla que decía sin verla:

—Doctora ¿Le cuento mi última anécdota?

— ¿Última? ¿Sigues pensando en el suicidio Robert?

— No es algo que me pueda quitar de la cabeza tan fácil, eres la peor psicóloga que he conocido —Robert se sentó y la observó con las manos cruzadas.

— Todo es un proc...

— Sí sí, un proceso. Encontré a uno mejor, es un ángel que vino salvarme.

—¿De que hablas? — Alma comenzó a asustarse.

—No te asustes doctora, a veces la vida no es fácil y debes encontrar una motivación para seguir en este estúpido mundo, yo lo busqué en el placer, en las bebida pero sin ningún motivo. Así que me llegó una gran oportunidad para tener una fortuna. Samantha Cross...

Alma comenzó a temblar y le era imposible articular palabra. ¿Sería posible? por su mente corrían miles de pensamientos, el ángel que del que hablaba comenzó a ser Ángel desde el momento en que dijo su nombre verdadero.

—¿Quien eres?

— Yo también miento. Mi nombre no es Robert — sacó un arma y le apuntó— dice Ángel que tú lo tienes que acompañar.

—Cualquier cosa que te haya dicho Ángel es una mentira,

—Por tu culpa tuve que irme de Sierra Madre tú fuiste la culpable de su muerte. No pude ni despedirme.

—¿De quien? — Alma ponía sus manos como escudo.

— No tiene importancia, además Ángel me pagó muy bien por esto y aunque yo muera mi familia estará muy bien — Robert estaba agitado.

—Yo te ayudaré.

— No, aquí se acaba pero antes... Mi nombre real es Dalvin.

La asistente entró al escuchar los disparos y se encontró con las dos personas en el suelo. Y llamó rápido a la policía. La hoja en su escritorio tenía un nombre estaba marcado como el único que faltaba en la lista. Su nombre era Dalvin. Mientras agonizaba recordó una conversación con su hermano adoptivo:

—Cuando seamos adultos tú morirás primero Ángel

—Tú me matarás a mi pero yo te buscaré donde quieras que este para que me acompañes, como si fuera un fantasma...

La vida se le escapaba...solo pensó:

— Pudiste haber sido el nuevo Hitler si te lo hubieras propuesto. Era tanto el amor que me tenías que mandaste a alguien por mí.


Fin.

Universidad de Asesinos IIWhere stories live. Discover now