Jeimy

77 13 7
                                    


Los centros comerciales son los lugares donde se pueden encontrar todo tipo de personas, tipo de ideas, tipos de pensamientos; personas de diferentes clases sociales. Estos lugares son los lugares con más diversidad. Aquí se reúnen las familias, los amigos y la unidad reina. Aquí podemos toparnos con alguien que puede ser que en un futuro conozcamos. En uno de esos establecimientos de comida estaba Jeimy, deseando terminar su turno para salir a divertirse. Ella estudiaba pero a la vez tenía un trabajo de medio tiempo ya que amaba el dinero y la independencia que este generaba. Su trabajo era sencillo fingir una sonrisa y atender a la clientela lo más amable posible. Como muchas personas, amaba el dinero pero no su forma de conseguirlo. Su turno terminó, tomó sus cosas y salió.

Más adelante la esperaba el chico del establecimiento de al lado, Jefferson.

—Hola Jeimy —le dio un beso en la mejilla.

—Hola Jef... ¿Me das un momento? Llamaré a la estúpidas de mis amigas.

—Tomate tu tiempo.

Luego del saludo los dos siguieron caminando, esquivando a las personas. Jeimy decidió hacer videollamada a sus dos grandes amigas Denia y Aracely

—Estúpidas ¿Vamos a salir hoy? —Decía Jeimy con cuidado de no tropezar.

—No tengo ganas hoy —Dijo Denia.

—¿Qué, es en serio Denia?

—¿Qué te pasa? —preguntó Aracely.

—No me siento bien.

—¿Te bajó o qué?

—Vamos Denia, vamos a relajarnos —dijo Aracely.

—Solamente no me siento bien. Discúlpenme bebés.

—Bueno, bueno. Aracely ya te llamo.

Se despidieron y Jeimy marcó el número de Aracely mientras salían del centro comercial.

—Tú si vas a salir ¿No?

—Claro, ¿Dónde nos vemos?

—Tengo ganas de visitar a Geo. Hace rato no lo veo.

—Bueno, ¿Nos vemos allá?

—No, la idea es llegar juntas —Jeimy volvió a ver a Jeff —¿Te importa si llevo a Jefferson?

En la cara de Jefferson se dibujó la felicidad.

—¿El chico que está enamorado de ti?

—Sí, ese.

—¿Qué pretendes? ¿Ilusionarlo?

—Mira volveremos aquí y de ahí nos vamos.

Colgó. Leyó un mensaje y sonrió.

—No creo que sea tu amiga —Jeff sonrió.

—No es de tu incumbencia chico —respondió Jeimy entre risas—Ve a cambiarte nos veremos aquí.

—Esta bien. Adiós.

—Te veo en unos minutos.

Se despidieron.
Luego de ir a su casa y cambiarse volvieron al mismo lugar. Jeimy, Aracely y Jefferson tomaron rumbo al pequeño bar de Geo, un amigo de años de Jeimy que quiso ir a visitar.

—Mira quién volvió, el mismísimo demonio.

—Geo... tanto sin verte —Lo abrazó.

—¿Cómo estás enana?

—Muy bien, entre el trabajo, la U no me da tiempo de venir a verte pero hoy quise hacerlo. Mira, ya conoces a Aracely ¿No?

—Sí claro, hola preciosa.

—Hola —Respondió Aracely saludando.

—Y Jefferson, trabaja al lado mío.

Se saludaron. Después de unos minutos y unos tragos seguían conversando hasta que Jeimy rio a su teléfono.

—¿Quién es? —preguntó Geo.

—Duban —respondió Aracely.—La trae loca.

—¡Maldita Aracely! Cállate.

—Que lo sepan todos, ya ni me escribes por ese estúpido. Perdón Jeff.

—¿A qué te refieres?—pregunta Jeff.

—Aracely cálmate.

—No, ¿A que se refería? ¿A que no me quieres? Ya lo sabía.

—¿Te gusta Jeimy? —Geo ya entendía lo que ocurría— Lucha por ella, que ese Duban no te la quite.

—Ya dejemos el tema ¿Sí? —Se apresuró Jeimy.

—¿Te molesta que te guste? —Pregunta Jeff.

—No vamos a tocar ese tema ahora.

—Lo mejor será irme. Un gusto.

Se bajó de la silla y se dirigió a la puerta, Jeimy iba detrás de él.

—¡Jeff! ¡Jeff! —Jefferson se giró rápidamente.

—Me gustas Jeimy y ya no puedo soportarlo.

—Esto no puede ser. Disculpame...

—¿Qué tiene ese Duban que no tenga yo?

El alcohol estaba haciendo su trabajo.

—Estás tomado, te llevaré a la casa. Hablaremos cuando estes bien. ¿Sí?

—Yo me puedo ir solo.

Le quitó la mano de golpe. Jeimy solo vio como se alejaba por el camino un poco tambaleante.

—Ya era hora que se enterara. ¿No?

—Fue tu culpa Ara.

—¿Mi culpa? ¿Solo por mencionar a Duban?

—Después hablaré con él. Además el no debe ponerse así, yo puedo amar al que quiera.

—¿Y follarlo? —Preguntó Aracely con picardía.

—También, y no me hables que tú lo ocasionaste.

Se devolvieron al bar.

—Follatelo.

—Eso sería peor.

La fiesta continuó, Jeimy bailaba con su amiga quitándose el estrés siendo feliz. Al volver a la barra encendió su teléfono.

—¿Yadiras?

—¿Yadiras qué? —pregunta Aracely.

—Me agregaron a un grupo llamado Yadiras

—Escribe y lo averiguarás.

Lo ignoró y siguió bailando

Universidad de Asesinos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora