Geraldine, Santiago y Wilmi...

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El cuerpo de Raúl seguía tendido en el suelo, Wilmi lo observaba pensando en que él sería el próximo, no le cabía duda sobre eso. Comenzó a darle rienda suelta a su cerebro e intentó pensar en una idea para salir vivo pero ya estaba encerrado en un lugar bajo los dominios de Ángel y daba por hecho que no lo dejaría ir.
En ese momento recordó a Chayrina, la chica que él llamó loca por creer que una reunión creada por un desconocido iba a terminar en un asesinato. Ahora se veía como el vivo ejemplo, deseó llamarla y contarle que todo lo que creyó era verdad pero no iba a pasar. Luego Duban, su mejor amigo que le insistió en que fuera a la reunión si le hubiera hecho caso por esa vez, estaría con ellos; incrédulo todavía, pero enterándose de más cosas que seguro ellos ya sabían o estaban cerca de conocer. Le entregó otra mirada a Raúl y sintió miedo. Escuchó que abrieron la puerta.

—¡...Gente de esa manera! ¡Quédate quieta maldita sea!

—¡Saquenme de aquí! —Joe le puso un pañuelo en la boca y los gritos se convirtieron en murmullos.

—Joe si no quieres seguir tienes dos opciones: Seguir en esto o morir. —Megan se estaba cansando.

—¿Megan qué es esto? —Joe vió a Wilmi y el cuerpo de Raúl —¡A la mierda no seré parte de esto!
Joe trató de subir pero Ángel estaba en la entrada bajando a Santiago.

—Megan ya te lo advertí.

—¡Joe! Cálmate ¿Sí? —Se acercó a él y trato de consolarlo.

—Nosotros solo nos metemos drogas. No hacemos esto Megan. ¿Qué te pasa? Desde cuando matamos gente —Señaló a Raúl.

—Déjame en paz. Ángel me salvó debo agradecerle, y haciendo esto me siento poderosa ¿Sabes?

—¿Poderosa?

—Amarren a Geraldine —Ordenó Ángel terminando con Santiago, volteó su mirada a Joe— Y tú... me estás sacando de quicio. Otra queja y te hago un espacio junto a Raúl.

—Maldita sea... ¿Qué le harás a ellos? ¿Los vas a torturar? —Joe los veía y se sentía incómodo.

—¿Quieres unirte? —Ángel lo desafió

—Claro que no.

Ángel comenzó a subir las escaleras.

—Vengan conmigo.

Los tres subieron. Ángel les dijo que iba a estar muy ocupado jugando con sus víctimas y los encerró en un cuarto. Megan le obedecía y por consiguiente Joe.

—Angel ¿Qué haces? —Preguntó Megan.

—Tomando precauciones, me cuesta confiar en la gente.

—Megan tendremos el mismo destino que esos chicos.

—Los veo más tarde. Yo que ustedes me tapo los oídos. —Dijo Ángel cerrando la puerta.

Wilmi, Geraldine y Santiago lo esperaban abajo, bueno, no tenían más opciones.

—Hola amigos. ¿Cómo se sienten? Ángel dijo esto buscando sus herramientas.

—¿Quién eres? ¿Por qué lo haces? —Preguntó Wilmi.

—No puede ser, que aburrido. Las mismas preguntas, las personas que mato deberían ser más creativas.

—¡Maldito hijo de puta! ¡Eres la peor basura del mundo! —Santiago se desahogó, Geraldine nunca lo había visto así.

—Eso también pasa. Dale, desahógate —Vio a Geraldine— ¿Por qué no aprenden a Geraldine? Mirenla calladita. Esperando lo que tenga que pasar.

—¿Qué más puedo hacer? —Respondió en voz baja.

—¿Dijiste...? —Ángel se agachó y la tomó de la barbilla— ¿Dijiste algo?

—Por favor no me mates. Sé un caballero y déjame ir. Mi familia me espera.

—Eso no sucederá. Aparte de que disfruto mucho teniendo el poder debo cumplir mi misión. Cross fue mi mentor.

—Chayrina tenía razón. —Dijo Wilmi.

—¿La chica del grupo? —Preguntó Geraldine, Ángel se levantó.

—Exacto. Maldita sea detesto que haya tenido la razón. Y aún no sé porque me va a matar.

—Ella es muy inteligente y huele el peligro. Se reunirán un día de estos. Ustedes no irán —Se acercó a Geraldine y Santiago—. Como ustedes se aman irán juntos al infierno.

Los tres chicos estaban amarrados a un poste. Ángel tenía una especie de pegamento y una brocha. Le quitó la ropa a los dos desgarrándola. Santiago gritó maldiciones que no sirvieron para nada. Untó los labios, las manos y los torsos de Geraldine y Santiago y acto seguido los unió con el pegamento.

—Juntos por siempre.

Solo se escuchaban los murmullos de los dos. Respirar se hacía difícil ya que tenían la nariz demasiado cerca y estaban respirando los desperdicios del otro.

—Eres un enfermo —Dijo Wilmi.

—Para ti tengo algo especial también.

Ángel se levantó y fue por un soplete. Tomó el brazo de Wilmi.

—Este reloj es caro. ¿No?

—Más caro que tu perra vida. Maldita basura. Mátame de una vez.

—¡Wow! Cuánto odio. Ahora te mostraré lo que pasa cuando le pones fuego a tu reloj caro.

Los gritos de Wilmi no se hicieron esperar al ver que su mano se fundía con el metal del reloj. Ángel río a carcajadas. A la par los dos chicos lloraban.

—¡Espero te pudras en el maldito infierno!

—Gracias Wilmi. Esta es tu billetera ¿No?
Ángel sacó todo el dinero incluyendo las tarjetas bancarias.

—¡¿Qué vas a...?!

—Dicen que al morir no nos llevamos nada pues tú sí.

Ángel logró meter algunos billetes en su boca y en un movimiento rápido se posicionó detrás, subió su frente y cortó su yugular. La sangre comenzó a correr como una cascada, para terminar puso billetes en su cuerpo que se pegaron con la sangre.

—Miren chicos que hermoso. ¿Ustedes como van? Creo que es hora de terminar.

Con una bolsa grande envolvió las dos cabezas. Geraldine y Santiago comenzaron a respirar desesperadamente e intentaban decir palabras sin éxito.

Poniendo un pie en la espalda de Santiago tiró de la cuerda para ahogarlo a los dos. Su brazos temblaron de la presión que ejerció. Sus cabezas se unieron más hasta que la respiración se cortó por completo.

—Listo. Comenzó el juego y yo hice la primera jugada. Ahora les enviaré un mensaje a Crisbeiry y su grupo de vengadores.

Megan y Joe bajaron al sótano. Joe no podía creer lo que veía, Megan se dio cuenta que estaba con alguien peligroso pero no sintió miedo.


Herimiguel no te conozco de nada pero he hecho amistad con tus amigos. Te mando mis buenas vibras, levántate, recupérate hay mucha gente que te espera 😎❤️

Universidad de Asesinos IIWhere stories live. Discover now