Obra de arte

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Su sonrisa era macabra. No era capaz de ver las caras de las personas a la cuáles les envió esa imagen pero sabía qué había logrado su cometido: Infundir miedo. Eso era lo que gustaba, tener control sobre las emociones de sus víctimas, saber que era el culpable de sus pesadillas que tenía control sobre su vida... y su muerte en muchas ocasiones.

A Joe la escena no le sentó muy bien y tuvo que ir al baño a vomitar. Mientras vomitaba pensaba en lo podrida que tenía que estar la mente de Ángel para hacer una cosas así y todavía jactarse enviando fotos. La idea de tomar un arma y descargarla contra Ángel pasó por su mente y cada vez le veía más sentido, al tomar esta medida la diferencia entre Ángel y él sería muy pequeña pero eliminaría a un desquiciado del mundo a costa de serlo por unos momentos. Parecía un intercambio aceptable.

Bajó de nuevo y aún la escena le daba repugnancia.

—¿Qué pasa Joe? ¿Te afectan estas cosas? —Ángel preguntó mientras recogía sus cosas— Ayudenme a limpiar este desorden.

Megan por su parte no mostró ninguna empatía por esos cuerpos, no sabía quiénes eran ni que eran en vida así que poco le importó. Había una diminuta posibilidad de que se estuviera convirtiendo en una psicópata y la noticia no era de su desagrado del todo. La muerte de Raúl fue un logro para ella, la disfruto bastante por el hecho de que él trató de violarla, poco se merecía. La muerte de los chicos al frente de ella le daba igual, no significaban nada para ella. O de verdad no sentía nada o quería mentirse a sí misma ignorando el sentimiento.

Joe se acercó y le susurró:

—Espero que esto sea lo último que haga este maldito descerebrado.

—Aquí no —Le dijo Megan y se apartó.

—¿Tienes algo que decir Joe? —Preguntó Ángel sin dejar de ver los utensilios que limpiaba.

—Nada... —Megan encogió sus hombros cuando él la vio.

—Limpiemos esto para preparar lo que viene —Dijo Ángel.

Con los cuerpos debidamente rebanados y puestos en bolsas, Megan y Joe se adentraron al bosque para quemarlos. Ángel se quedó solo en la cabaña. El bosque era enorme y pensaron en lo cuidadoso que era Ángel, tanto así que tenía bajo su poder sus teléfonos para que no intentaran una estupidez, aunque Ángel sabía de alguna manera que los tenía en su mano y harían los que él les pidiese, a excepción de Joe que le preocupaba un poco.

—¿Qué vamos a hacer Megan? —El camino se ponía más difícil.

—Déjame eso a mí... creo que aquí está bien —Megan volvió a ver que tan lejos estaban de la cabaña y lo aprobó.

Bajaron las bolsas, las pusieron juntas.

—Dale —Le dijo a Joe que comenzó a verter gasolina en las bolsas.

—Maldita sea. ¿Quién diría que estuviera aquí quemando 4 malditos cuerpos?

—Y dale con las quejas... solo tienes dos opciones o te quedas o serás el próximo que tenga que quemar.

—Uff dos grandes opciones. ¿Cuál será la mejor? —Respondió Joe con sarcasmo.

Megan se puso un cigarro en la boca, encendió un fósforo, prendió su cigarro y acto seguido tiró el fósforo aún encendido a las bolsas que no tardaron en arder como si de una película se tratase. Joe observó que de verdad quiso recrear una película. Le dio un jalón al cigarro y dijo:

—Esto es lo que haremos...

Joe esperaba esta frase desde que salieron de la cabaña y de alguna forma lo alegró, puso toda su atención en ella.

—Traeremos a esos chicos aquí para que entre todos maten a Ángel. —Exhaló.

—¿A todos?

—Los que sean. De seguro Ángel nos va a mandar a vigilar a su próxima víctima.... obviamente no lo haremos y alertaremos a los que podamos.

—No nos creerán... ¿Cómo vamos a llegar sin ninguna razón a decirles que sabemos dónde está el asesino que mató a sus amigos? Además, ese maldito es muy inteligente y siempre tiene un paso adelante.

—Eres un genio... deberías haber sido científico, astrofísico algo así —Megan amaba el sarcasmo más cuando a la otra persona no le sentaba bien —Ya se me ocurrirá algo, déjamelo a mí.

—¿Por qué no a la policía?

—No, no debiste haber sido científico. Piensa... nos van a meter presos idiota. Tenemos que volver... —Megan comenzó a caminar y se volteó hacia Joe— Dejemos que ellos se encarguen.

El sol comenzaba a ponerse y con eso el frío de la noche se hacía presente. Los tres jóvenes en la cabaña se sentaron a tomar un café.

—¿Ustedes de donde se conocen? —Preguntó Ángel.

—Compañeros de toda la vida. —Megan respondió y Joe la apoyó asintiendo.

—Joe eres temeroso ¿No? Te da miedo estas cosas. ¿Qué haces aquí? —Ángel preguntó luego tomó un sorbo.

A esto Joe lo tomó por sorpresa.

—Buena pregunta, dejame ir. —Volvió a ver a Megan que negaba con la cabeza.

—Eres chistoso. Pronto irás a la policía y dañaras mis planes, debo terminar esto antes de que me maten, muera o me metan en prisión, te dejaré esto claro... —Ángel le clavó los ojos— Si eso pasa por tu culpa, encontraré la forma de hacerte sufrir.

—¿Por qué me dices esto? Yo... no haré nada. —Joe estaba desconcertado y pensó en el plan que Megan había ideado minutos antes donde los muertos fueron testigos. ¿Ángel hablará con los muertos? De seguro se comunica con ellos y le harán saber lo que planean. Joe movió su cabeza y se sorprendió al darse cuenta de lo que pensaba.

Ángel quitó la mirada de Joe y miró a Megan para decir:
—Chayrina.

—¿La próxima? —Preguntó Megan.

—Y tengan cuidado. Es la más inteligente del grupo. Mañana irán por ella... ah y no será muy fácil ya que hay una persona que intervino y los alertó.

—¿Quién? —Preguntó Megan— Si quieres vamos por esa persona primero.

—No. De esa persona me encargo yo.

Universidad de Asesinos IIWhere stories live. Discover now