Sangre en la autopista

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Tiempo atrás...

—Ya no me sirves para nada.

—¿De qué hablas? Aún puedo ayudarte, puedo hacer lo que me pidas —Pasó la mano por la pierna de Ángel.

—No me interesa eso.

—Si sobrevives ni se te ocurra buscarme.

—¿Sobrevivir a qué?

Ángel tomó el arma y la puso en la pierna de su acompañante. Un disparo retumbó dentro del auto. Cris llevó las manos a la zona en un grito de dolor. Ángel abrió su puerta y la tiró a la calle solitaria, a esas horas de la noche.

Al caer a la calle,apretó su pierna y comenzó a gritar angustiada, su cuerpo en un movimiento involuntario busco la orilla para no ser atropellada, no podía ver la sangre pero sabía que se estaba desangrando y rápido, su mente no tenía tiempo para pensar en la traición de la cuál había sido parte, su opinión sobre Ángel sufrió un cambio radical, seguía arrastrándose, vio la luz de un auto que se acercaba, la luz le daba en la espalda, con el poco de fuerza que tenía y sin dejar de apretar se volteó. Escuchó el apagado del motor y unos pasos.

—¡Diablos! Chica háblame, ¿Sigues aquí?

—Sí, tú... ¿Quién eres?
—Mi nombre es Erick, ¿Qué fue lo que te paso? —Erick la subió al carro y la acostó en la parte trasera.

—Un...Malnacido... me disparó.

—Solo continúa hablando, no te vayas. El hospital está un poco lejos pero tienes que aguantar, sé valiente.

Cris estaba viva pero perdiendo el conocimiento poco a poco, no sabía con certeza si este sería su último viaje, lo único que veía era a ese chico que iba manejando con prisa con el único fin de salvarle la vida, se sentía afortunada y si morir era su destino por lo menos no lo haría sola.

—¿Sigues ahí?

—Sí... no... me iré.

—Eso espero, solo aguanta unos minutos más, no entiendo qué hacías ahí, pero luego cuando te pongas mejor me explicaras.

—Sí.

Luego de esto se despertó en la cama de un hospital, la forma en la que llegó era incierta aún para ella. Giró su cabeza a ambos lados y no vió a nadie, ¿Lo habrá soñado? Era imposible, no pudo llegar ahí sola. Las imágenes de la noche anterior regresaban poco a poco a su cabeza...

—¿Erick?

—Señorita Crisbeiry unos minutos más y no vive para contarlo —Dijo la enfermera.

—Había un chico ¿No? ¿Lo soñé?

—No lo soñaste, me dijo que regresaba en unas horas que tenía que hacer algunas cosas, no te preocupes.

—Gracias —Se recostó en la cama.

—Necesita descansar un poco más luego es libre de irse.

—Muchas gracias, le agradezco mucho la ayuda brindada... Enfermera, ¿Estoy fuera de peligro?

—Sí, señorita. No se preocupe.

La enfermera salió. Cuando se sintió sola lo primero que llegó a su mente fue: Ángel. Pensaba en que si de verdad quiso matarla o simplemente herirla, luego lo desechó. Sabía que Ángel no se dejaría ver tan fácilmente al fin y al cabo era un asesino, todos los pasos que da están calculados con delicadeza. Él no movía un músculo si no fuera por un motivo en específico, eso la llevó a creer que dar con él ahora que se había ido iba a hacer de mucha dificultad. La única forma era encontrar algo en lo que Ángel tuviera una razón o motivo para acercarse.

—¿Pensativa? —Erick interrumpió sus pensamientos.

—Creí que te habías ido, ya te creía parte de un sueño. Te lo agradezco mucho de verdad.

—Soy real, el destino me puso en el camino, literal —Erick sonrió, se sentó a la orilla de la cama y tomó sus manos—No agradezcas, era algo que debía hacer.

—Y por algo estoy viva. Te repito: Te lo agradezco mucho de verdad

—No te preocupes, estás viva y tal vez es por alguna razón. Llegué ahí para darte un motivo para seguir viviendo.

—Antes de esto no tenía ni idea pero ahora sí, buscaré a la persona que me hizo esto.

—¿Venganza? —Erick se sorprendió.

—Claro. Me dejó ahí tirada, desangrándome.

—¿Estás segura de quién es? ¿De dónde venías con él?

—Lo conozco muy bien, bueno no tanto como creía, la situación es que ahora será muy difícil dar con él. Contestaré esa pregunta luego. ¿Esta bien?

—¿Por qué? ¿No sabes donde vive?

—Hagamos de cuenta que es como una rata: escurridiza —Miro su pierna.

—Aún las ratas caen en las trampas que nosotros ponemos —Erick también la observo— con una buena técnica puedes atraparla.

—Entonces tendré que buscar un buen anzuelo—Cris río.

—¿Necesitas ayuda? —Erick le siguió— No pienses en eso, déjalo.

—No por ahora, cualquier cosa te llamaré.

Después de eso Erick y Cris se hicieron grandes amigos. Hasta que Crisbeiry decidió partir a otro lugar prometiendo que volvería.

Y lo haría.

"Ese anzuelo se llama Alma" pensó.

Universidad de Asesinos IIWhere stories live. Discover now