Regresando

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Allí en su despacho de psicóloga se preparaba para salir, era momento de terminar la jornada laboral y tomarse un descanso pero decidió no hacerlo por ese momento, debía arreglar un asunto del pasado de una vez por todas. Ese asunto del pasado que le cambio la vida en cierto sentido, ahora se dedicaba a ayudar a la gente a superar sus problemas emocionales.

Solo ella podía detenerlo nadie más. Podían haber miles de posibilidades de parar con los asesinatos pero sólo había una única forma de parar al asesino y solo requería su presencia, ella era como el verdugo que tenía el hacha lista para decapitar a Ángel. ¿Por qué ella?

—Volveré en una semana. No estaré disponible en este tiempo.

—¿Se puede saber dónde va señorita Alma?

—A terminar un asunto pendiente.

—Que le vaya bien.

—Y arréglate con Josue, no se lo merece.

—Espero que en ese viaje te consigas un novio, eres muy linda para estar soltera. He llegado a pensar que eres... —Se detuvo al ver su cara.

—¿Lesbiana?

—¿Qué te he dicho de juzgar a las personas?

—Lo siento mucho de verdad.

—No te preocupes. No te olvides... Josue. ¿Esta bien? —Le dio un beso de despedida.

Salió de su oficina, las maletas ya la esperaban en la puerta al igual que la persona que la llevaría a la terminal. En el camino comenzó a recordar los momentos del pasado, el comité, Vera, Emmanuel Cross, Ángel... aquella conversación por teléfono con su fiel amiga Mayuris:

— Ese chico Ángel, he visto como te mira.

—¿A qué te refieres May?

—No te hagas. Quiere hacer cositas contigo.

—Naaa... ese chico es extraño.

—¿Quieres que averigüe que tiene?

—No May. Déjalo.

Alma ahora sabía todo el pasado de Ángel, sabía la razón por la cual asesinaba y eso iba a hacer que dejara de quitarle la vida a la gente. Porque cuando llegas a tocar el trauma de una persona la rompes causando que la puedes tener en tu mano y hacer con ella lo que quieras.

Emmanuel Cross era una persona influyente en Ángel tanto así que fue su gran mentor. Sabía lo de la lista, sabía lo del pasado en Sierra Madre. Los recuerdos seguían:

—¡Hey! Falto yo. ¿Qué hago yo?

—Ángel, tú no perteneces a nuestro grupo aún.

—No seas así May. Ángel si tú quieres puedes unirte al grupo que desees y ayudar.

Ese fue el momento cuando ella misma lo dejó entrar a su cercano grupo sin saber que su única meta era asesinarlas a todas. Recordó el momento cuando le hablo por última vez:

—Fue bueno conocerte un poco más Ángel.

—Alma me sentí bien hablando contigo, me agradas. Debo terminar lo que Cross me pidió, como te dije por él soy lo que soy ahora. Debes pagar Alma, tú sabes lo que hiciste. Te pareces a mí.

—No soy una asesina Ángel.

—Claro que sí. Espero que sepas como llegar al camino que te daré. Adiós Alma.

Conocía el camino y estaba en proceso para llegar a él. Esta era la razón por la cual tenía que volver. Se le dio una segunda oportunidad y sabía que era la última. Ángel la conocía muy bien o eso quería averiguar con dejar la soga frágil para que escapará.

Al llegar se dio una vuelta por la universidad Sierra Madre. No quiso entrar solo admirar desde lejos la que fue su universidad. Los momentos que compartió con sus amigas que en ese momento estaban muertas. A la que más extrañaba era a Mayuris la más cercana a ella.

—¿Es hermosa no? —Un chico se acercó a ella.

—Claro que sí. ¿Te conozco? —Preguntó Alma procurando no ser grosera.

—No. Solo quería llamar tu atención.

En ese momento se dio cuenta que era solamente un chico que quería comenzar una amistad o algo más.

—Interesante.

—¿Estudias acá? —Preguntó el chico.

—Solía... Me tengo que ir, un gusto conocerte.

—Espera, ¿No me dejas tu número de teléfono?

—No lo creo. Adiós.

Se alejó de la prestigiosa Sierra Madre. Una de las universidades más importantes del país así como con el pasado más oscuro. Parecía que nadie recordaba su cara eso era algo bueno. De por sí había cambiado

Se bajó del auto y toco el timbre. Crisbeiry abrió.

—¿Están aquí? —Preguntó Alma.

—No

—No creo que estoy haciendo esto por ti Crisbeiry. Después de lo que hiciste.

—Alma ya habíamos hablado de eso ¿No? No soy tan mala como parezco.

—¿De qué lado juegas ahora? Dime la verdad. Mira que vine hasta aquí arriesgando que estés del lado de Ángel y me este esperando para cortarme la garganta.

—Eres una estúpida. Si no lo hizo con la soga no lo hará ahora —Contestó Cris— ¿Quieres tomar algo?

—Una limonada si tienes —Se sentó.

—Claro —Cris se fue a la cocina.

—Pues estuvo...

El timbre comenzó a sonar repetidamente. Las dos se volvieron a ver.

—¿Podrá ser...? —Alcanzó a decir Alma.

Crisbeiry abrió la puerta.

—Crisbeiry no puedo soportarlo necesito vengar a mi amigo —Duban entró precipitado.

—Perdona Crisbeiry, traté de detenerlo pero no pude —Jeimy venía con él.

Vieron a Alma.

—¿Quién es? —Duban la apuntó con el dedo.

—Quería presentarla a todos pero ella es... Alma.

Duban se acercó a ella con rapidez. Jeimy se precipitó para evitar que Duban hiciera sentir incómoda a Alma.

—Dime que tú sabes dónde encontrar a ese asesino.

—No tengo la menor idea.

—¡Duban maldita sea! ¡Cálmate! —Gritó Crisbeiry— Para eso está aquí para ayudarnos a atraerlo.

—Disculpa —Respondió Duban, después le dedicó una mirada de tristeza — Aún no supero que mi mejor amigo no este... Lo extraño. Lástima que fue a un lugar con solo pasaje de ida.

—No te preocupes. —Alma le tomó el hombro—¿Duban es tu nombre?

—Sí.

—¿Tú? —Alma se dirigió a Jeimy.

—Jeimy, un gusto.

—Vayan a sus casas. Ángel puede estar en la esquina esperándolos. —aconsejó Alma.

—Vamonos Duban.

A la fuerza Jeimy logró llevarselo. Eran la una de la tarde y el sol ardía potente. Alma se levantó y le dijo a Cris

—Ángel ya debe saber que estoy aquí y está preparando un encuentro conmigo. Espero que esté preparado para lo que viene. Es hora de que deje de jugar.

Universidad de Asesinos IIWhere stories live. Discover now