Capítulo 7: Aria... ¿Cómo en las Matemáticas?

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HOLA¡¡¡¡¡¡¡ Este capítulo esta dedicado a Solosoyyo.  Quién tenía muchas ganas de que apareciera Aria... Asi que... Este es el capítulo¡¡¡¡¡¡ Para todos aquellos que lo hayan esperado... Aria esta aquí¡¡¡¡¡¡¡ 

Espero q les guste¡¡¡¡¡¡¡¡


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Me dolía el cuerpo. Mucho.

Apenas sentía mi brazo derecho. Y por algún extraño motivo no estaba de buen humor. 

Así que cuándo sentí unos constantes y ligeros golpecitos en mi costado, realmente me molestaron. 

Me moví ligeramente, intentando que pararan. Para mi desgracia, no lo hicieron, si no que aumentaron de fuerza haciéndome daño. 

Me acerqué más al cuerpo del que debía  de ser Mason, pero no tuve éxito. 

Entreabrí mis ojos para divisar lo que no paraba de golpearme, y en parte me quedé sorprendido al ver que era un pie. La deportiva gris y azul se volvió a incar con más fuerza que la anterior en mi costado, y costillas, y tuve que fruncir el ceño. 

¿Quién me estaba golpeando?

Palmée el suelo hasta encontrar el cuerpo inerte y dormido de Mason, no era él. 

No me quedó otra opción. 

Abrí los ojos solo para ver al responsabe de que me hubiese despertado. 

Levantando ligeramante la cabeza, observé un sombra de pie, en frente de mí. 

Quizás era mi padre, Dafne, el matrimonio Ritcher o uno de los muchos invitados que se habían quedado durmiendo en el suelo de mi salón después de emborracharse como nunca había visto, y ahora se acababan de despertar sin saber lo que había pasado ya que la gran resaca que debían tener no les permitía si quiera el intentar recordar algo de lo sucedido anoche. 

Esperé a poder enfocar y cuándo lo hice me alarmé. 

No era ni mi padre, ni Dafne ni nadie que conociese en absoluto. Una capucha gris al igual que la sudadera y el pantalón ancho que llevaba, le tapaba toda la cara haciendole sombra y no permitiendome ver sus rasgos, atada con un nudo en la parte de su garganta, supuse que era para protegerse algo más del frío viento del otoño. 

Sus manos estaban en el bosillo gigantesco del medio haciendo que la sudadera fuera aún más bonbacha. 

Miré sus escondidos ojos que parecían verdes, mientras sacudía ligeramente mi cabeza por la confusión.

Fue un segundo el que tarde en reaccionar, 

Cogí su pie rapidamente y antes de que pudiera moverse, tiré de él haciendo que cayese al suelo. Y mientras su cuerpo golpeaba contra la superficie de madera de mi salón produciendo un golpe seco, me incorporé con agilidad y me pusé encima de él inmovilizándolo. 

Bendito Kárate.

¿No lo había dicho? 

Era cinturón negro en Kárate y llevaba desde los siete años practicandolo, y realmente lo adoraba.

Me encantaba, y me hacía sentir bien, sobretodo cuando estaba de mal humor o furioso, era una buena forma para descargar ira.

 Por eso cuándo entré en el insituto y todos los clubs de deportes me pidieron que formara parte de ellos, solo pude dirigirme al de Kárate en el que actualmente soy el capitán. Éramos bastante buenos, y habíamos ganado más de una competición con excelentes resultados. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora