Capítulo 2: Rutina.

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  • Dedicado a Esa mejor amiga, que siempre sabe si te pasa algo.
                                    

El día siguiente fue un cachondeo.

Cuándo vi a los chicos y, sus sonrisas cómplices y socarronas en la entrada del instituto realmente y por mucho que fueran mis amigos tuve ganas de pegarles un par de puñetazos a cada uno. Coloqué de nuevo mi mochila en un solo hombro, pasé mi mano por mi cabello castaño y noté las miradas furtivas de todas las chicas de alrededor, suspirando. Adoraba eso.

-Vas a tener una hermana.- fue lo primero que me dijo Dave cuándo llegué.

 Puse los ojos en blanco, cómo si no me hubiera enterado ya. Había llevado toda la maldita noche pensando en ello. Dafne y Aria. Aria y Dafne. Ahora eran dos nombres a los que me debía acostumbrar. Cuándo había estado con mi padre me lo había tomado bien y de forma tranquila. Pero ahora estaba de los nervios. Lo de liarme con Aria había sido una broma, más o menos, pero ahora que lo pensaba estaba realmente cagado. Todas las chicas que conocía de mi edad habían sido una de mis conquistas. Cómo iba a hacer para convivir con ella durante todo este tiempo, sin bueno, seducirla. Mis amigos eran todos chicos, tendría que encontrar una forma de hacerme amigo de ella ¿no? Eso es lo que se hacía. Al menos solo esperaba que me llevara bien con ella, no me podía imaginar una vida con una estridente chica al lado mía, todo el rato. Todo.

Solo pensarlo me daba escalofríos.

No soportaba esa palabra, todo. Es como siempre. Eran solo mentiras. Las cosas se acaban. En algún momento terminan, y te dejan, destrozado y solo. Como hizo ella. Aún recuerdo sus palabras, esos susurros que me acompañan en todas mis pesadillas, que atraviesan todas mis barreras y me dejan desprotegido.

“Siempre estaré contigo”

Luego, me abandonó.

-Buenos días a ti también, tío. –contesté de forma automática a Dave, recordándome a mi mismo que estaba en la entrada del instituto.  Él me sonrió de esa manera tan peculiar que tenía y que hacía que dos hoyuelos se le formasen como a un niño pequeño, mientras nos dirigíamos con nuestros dos amigos.

Mason y Clay hablaban animadamente. Sinceramente no sé de que. Jamás he conseguido encontrar algo parecido en ellos, o en que coincidiesen. Son tan diferentes y congenian tan poco, que me da la sensación de que si no se hubieran convertido en mis amigos nunca se hubieran dirigido la palabra, pero ahora sonreían y reían. ¿De qué? Ni idea.

-Hola Ryan-me saludó Clay dándome un amistoso puñetazo en el brazo. Mason y yo chocamos nuestros puños como solíamos hacerlo desde que teníamos ocho años. Era él al que más tiempo llevaba conociendo, de pequeño era una mata de pelo rubio y cuatrojos con el que todo el mundo se metía, y yo era el chico nuevo de la ciudad. Así que me hice su amigo. No por nada en especial. Solo porque me pareció increíble que pudiera vivir tan tranquilo incluso si la gente le insultaba. Me gustaba eso de que pasara de los demás. Y un día me acerqué a él, hablamos de la serie nueva de dibujos animados y nos hicimos amigos. Y ahora Mason, era uno de los tíos más deseados de toda la escuela.  Su mata de pelo corto era puntiaguda y con una pequeñas mechas naturales marrones en los picos. Llevaba gafas, pero con estilo. Aquí era como un Dios. Técnicamente nosotros cuatro, éramos como dioses en el instituto.

Atractivos. Atléticos. Guapos. Seductores. Populares. Y encantadoramente encantadores.

Y no es por ser creído ni nada por el estilo, solo soy realista. Y la gente lo sabe. Cada una de las chicas de este instituto babea por nosotros, y sinceramente eso es algo demasiado bueno como para desaprovecharlo.

Jenn la chica con la que me había divertido más de una noche pasó a mi lado. Su trenza corta se metía en el escote de una muy ajustada camiseta verde que dejaba ver perfectamente todas sus estupendas curvas. Unos pantalones cortísimos caquis enseñaban unas piernas de escandalo. Sonreí al verla mientras que por mi mente pasaban más de un recuerdo de esas piernas.

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora