Capítulo 49: 29 de Mayo.

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  • Dedicado a Lidia, mi mejor amiga.
                                    

Hola!!!!!!! Chic@s como ya habeís visto aquí os dejo el capítulo 49 de Jamás pensé en ti: Mentira!!!

Como ya dije este capítulo, y el siguiente son todos flasbacks de Aria!!! Aquí aparece Brian y como ellos dos se conocieron. Y en el siguiente quién es. 

Prometo que tardaré poco en subir el siguiente!!!

Espero que os guste mucho y que lo disfruteís!!!!!!!! ;D

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Aria.

Fue ver a Mathias y como una película, esa época de hacía tres años pasó por mi cabeza.

Recuerdo ese día como si fuera ayer. 

Todos y cada uno de los detalles de aquellas veinticuatro horas se había quedado impregnados en mi memoria, y sabía que por mucho que lo intentase, esas imágenes que marcaban mi vida, no saldrían de allí jamás  

Sí, ese día en el que conocí a Brian.

"Corría desesperada, notaba como mis pulmones ardían necesitando aire que sabía que ahora no me podía permitir coger. 

Hice mi mayor esfuerzo, intentando que mis piernas fueran los más rápido posible por aquella calle solitaria. Sentí como cada uno de mis músculos vibraban de dolor y quemaban como si estuvieran ardiendo, y aunque puse toda mi fuerza de voluntad en cada una de mis zancadas, no pude seguir. 

Había recorrido más de un kilómetro, dirigiéndome por callejuelas y lugares recónditos que nadie conocía, siquiera yo. 

Me permití parar en una de ellas, con paredes grises y pintadas con grafitis; restos de basura y botellas rotas de alcohol partidas en grandes cachos afilados y que estaba segura que muchas sirvieron como armas, y; olor a desechos fecales y alcantarilla. En aquel lugar, sin importarme nada de eso, me senté. Y respiré hondo.

Cada trago de aire, me llenaba de felicidad y un alivio que jamás había vivido. Cada suspiró un indicio de que todavía seguía viva, que no había muerto en aquella maldita casa. 

Todavía podía escuchar en mis oídos como resonaba aquel asqueroso y repugnante ruido.

Ese "crack". 

Y esa maldita frase, que tanto había oído. La trampa en la que caí como si fuese una inocente mosca directa a una telaraña irrompible.

-Vamos a curarte.

¿Cómo se podían odiar tanto esas tres palabras? Tres simples palabras que a primera vista parecían normales, inocentes. 

Recordé la escena recién vivida hacía menos de media hora, y las arcadas vinieron a mí. 

Bajé mi cabeza entre mis piernas, intentando controlarme, apretando mis uñas en mis rodillas. No sirvió para nada. Y el asco que sentía en aquel momento, se hizo realidad, físico. 

Me arrodillé sin mucho pensarlo, y dejé salir fuera el vomito que raspaba mi reseca garganta por culpa de gritos que antes había emitido, y que se mezcló con las lágrimas que caían de mis cansados ojos. 

La última arcada me quitó las fuerzas, y me sentí desfallecer, me coloqué de nuevo en el suelo, y apoyé mi espalda en la sucia pared, estiré mis piernas, y cerré los ojos. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora