La familia de Liam está muy lejos para asistir a la fiesta, Liam le dijo a Danielle que toda su familia lo llamo a las doce de la madrugada para decirle lo mucho que deseaban pasarla con él y de lo mucho que lo querían y deseaban que la pasará de maravilla con nosotros. Casi nos poníamos a llorar ahí medio de toda esa gente que había llegado temprano –unos amigos que hemos conocido a través de las salidas que hemos tenido-.
-¡Todos a sus puestos! –Danielle quiere que todo salga de la mejor manera posible, y así será.
Toda la gente presente halló un lugar en donde esconderse. Perrie, Eleanor, Danielle, Arriane y yo nos escondimos detrás del mueble que era lo suficientemente grande para taparnos. Esperamos unos minutos para luego escuchar el sonido del pomo de la puerta girar.
-¡SORPRESA! –gritaron todos los presentes al mismo tiempo que prendían la luz, subían sus vasos de guarapita y entraba Liam y los chicos por esa puerta.
Yo no tenía mi vaso de guarapita porque, ¿cómo iba a abrir el tubo de papelillos con una mano? Más bien soy gocha y no lo pude abrir con las dos. Así que me fui por lo más sencillo.
-¡Sorpresa! –grité mientras lanzaba el tubo, el cual le pego a Liam en el brazo, y me alegro de no haberle pegado en la frente, gracias a Dios tengo mala puntería.
Danielle salió a besar a su hombre que estaba de lo más sonriente y encantado por todo, todos se le fueron acercando y felicitándolo y todo eso.
Cuando pasaron todos el muy perro me dijo; – me debes una operación, ____. Eso dolió. –Lo tome en un abrazo fuerte.
-Tú si te quejas. Feliz cumpleaños -, bese su cachete y busque Niall con la mirada.
El rubio estaba valorando todo el trabajo realizado como un niño pequeño, con los ojos brillando y casi que se le salía la baba con la torta – y eso que todavía no han colocado el bol que está ligado de puras, rufles, doritos, de toditos y chistris.
Me acerque a él. -¿Te gusta?
-Esto es fabuloso. Les quedo de maravilla. – Visualizo de nuevo toda la sala y se paro en los cotillones.
-¿Dulces?
Aquí Vamos.
-Todavía no, muñeco. –Si empieza ahora, les aseguro que no hay quién lo pare.
Lo tome de la mano y lo lleve a la cocina a buscar algo de beber –guarapita- para ambos. La nevera estaba llena de potes y potes de refresco lleno del líquido amarillo pálido. Abrí un pote y serví dos vasos.
-Aquí tienes, Niall. –Hizo un puchero.
-¿Ya no es muñeco? – Emmm. Siempre, pero…
-No. –Oh, oh, se está acercando a mí.
-Tú mejor que nadie sabe que soy y tengo el muñeco más bello de esta vida. –A medida que va hablando se va encimando hacia mí y ni modos, yo estoy dando paso hacia atrás y la mitad de mi espalda toco el murito de la encimera.
Niall coloco sus brazos a cada lado de mí cuerpo dejándome sin escapatoria y bueno… como yo quiero escapar tanto.
Acerco su boca a mi cuello y pude sentir sus calientes labios en esa parte sensible de mi cuerpo, haciendo que suelte un suspiro de satisfacción, coloco sus labios a la altura de los míos y los beso, para luego pasar su lengua por mi labio inferior, seguidamente empujo su lengua para que le dejara entrar en mi boca.
Yo solo tenía intensión de de buscar un trago, pero si él me quiere meter la lengua, no me opondré a eso. Porque lo extrañaba.
