68. Traición

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                             68. Traición.

Observé a Travis destrozar gran parte de su apartamento en un fuerte ataque de ira, quise pararle pero apenas pude por el miedo de que volcase toda su furia contra mí. Me mantuve en un lado del salón mientras le observaba ir calmándose a la vez que más cosas iban quebrándose. Al cabo de unos minutos, su enfado parecía haber disminuido y apoyó la frente en la pared mientras cerraba los ojos e intentaba controlar su respiración. Me acerqué a él temblando e insegura de que no se hubiese calmado lo suficiente.

—Trav.—Susurré y llevé mi mano a su pelo, peinándoselo hasta la nuca, intentando relajarle un poco más.

—Esta mierda no va a acabar nunca, mi vida acaba de joderse definitivamente, Mickie.

—Ella no quiere reclamarte nada, puedes desentenderte de él.—Suspiró frustrado, reprimiendo las ganas de gritar.

—No puedo, santa mierda, soy un hijo de puta pero es mi hijo, no puedo simplemente mirar para otro lado...

—Lo sé.

—Gracias por decírmelo.—Se giró para mirarme directamente a los ojos.—Sé que Jodie te dijo que no quería que yo supiese nada y en cambio viniste aquí.

—No importa.—Me encogí de hombros restándole importancia aunque sabía con certeza que había traicionado a mi amiga.

—¿Puedes... eh...?—Quiso pedir mientras se rascaba la nuca y sus ojos me rogaban porque no le hiciese pedírmelo porque yo sabía lo que quería. Me acerqué a él sin vacilar y le abracé, respondió al instante, estrechándome contra su cuerpo. Suspiró contra mi pelo y acaricié su espalda queriéndole distraer de todo lo que se le venía encima, sentí como suavemente besó la cima de mi cabeza.—¿Sabes? Eres lo más parecido a una amiga que he tenido en mi vida.—Confesó al separarse de mí y caminamos hasta el sofá.

—¿En tu vida?—Presioné y su mirada bajó a sus manos entrelazadas.

—He sido un solitario toda ella.—Y la imagen de un Travis de siete años sin nadie que pudiese jugar con él o apoyarle me estremeció.

—Ya no.—Contesté y me miró fijamente sin ninguna expresión que me revelase lo que estaba pensando.

—Ya no.—Sonrió, y era de las pocas veces que le había visto sonreír con esa.naturalidad... era de las pocas veces que le veía sonreír.

—Venga.—Expecté poniéndome de pie y ofreciéndole mi mano.—Vamos a curar esa mano.—Hablé de sus nudillos rasgados debido a los golpes que había propinado a la pared.—Y después te ayudaré a recoger todo esto.

                            (...)


—¿Se puede saber por qué llevas evitándome todo el día?—Presionó Luke cuando me encontré con él al salir del baño. 

—¿Qué?—Respondí aturdida mirando a todos lados.

—No juegues conmigo, Irwin.—Subió el volumen de su voz y le agarré del brazo metiéndole rápidamente en uno de los cubículos.—¿Pero qué...?

—No es de ti de quién huyo...—Susurré mientras Luke me miraba con el ceño fruncido.

—¿Qué cojones ha hecho Brook ahora?—Dedujo erróneamente.

—No tiene nada que ver con...

—Porque como se le haya ocurrido ponerte una mano encima le sacaré toda la mierda y...

—Luke...

—Me da igual que sea el hijo del entrenador, le cortaré la puñetera lengua, no...

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora