24. Perdiendo el control.

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                 24. Perdiendo el control.

Caminé por los pasillos mientras notaba como las miradas de todos aquellos estudiantes se posaban en mí, juzgándome. Llegué a la cafetería y busqué a Brook con la mirada, no estaba. Salí de allí mientras mi mirada recorría todos los lugares y caminaba de nuevo por los pasillos, una idea llegó a mi mente. La azotea. Subí las escaleras que me llevaron a esta y, cuando abrí la puerta, le vi sentado mientras exhalaba el humo de aquel cigarro que sostenía en sus dedos.

—Al fin te encuentro —suspiré llamando su atención, me miró y tiró el cigarro mientras se levantaba sin importarle que no llevaba fumado ni la mitad.

—Maldita sea, Mickie, estaba jodidamente asustado. —Me abrazó y aspiré ese olor corporal tan característico de Brook Lerman.—¿Dónde mierda te habías metido, enana? —preguntó y reí al escucharle utilizar aquel apodo.

—Estuve por ahí todo el día y Luke me encontró por la noche en el bosque donde me llevaste a las afueras —le expliqué mientras dejaba de abrazarme fuertemente permitiendo que el aire entrase en mis pulmones de nuevo.

—Joder, puto cabrón, tenías que haber visto la cara que se le quedó cuando Jodie soltó todo —contestó Brook y sonreí débilmente.

—¿Y mi hermano?

—¿Tu hermano? Segundos después de que llegásemos y que Luke se fuese tuve que sacarle a la fuerza de la cafetería pues, al parecer, se había olvidado que Samantha era una chica y se disponía a estrangularla —dijo dramático haciéndome reír—. Está... está muy arrepentido, M.

—¿Ahora lo está?  

—Pensé que lloraría, en serio, le vi tan furioso consigo mismo que pensé que se derrumbaría pero empezó a golpear cosas y luego, cuando le convencí de que Luke te traería, estuvimos jugando al baloncesto hasta que mi padre nos pidió, no muy amablemente, que sacásemos nuestros culos del gimnasio, ya sabes, el entrenador Lerman y sus expresiones. Pero en serio, M, tu hermano, cuando le consume la furia, es mejor que Michael Jordan en sus mejores momentos, puedo asegurártelo —relató y reí suavemente. Agresivo y loco Irwin—. ¿Piensas hablar con él? ¿Le has visto?

—No... No hablaré con él hasta que no venga a hablar conmigo.

—Oh, ten seguro que él irá a ti, M —afirmó y sonreí de nuevo, Brook era el típico amigo gracioso que siempre te haría reír cuando lo necesitases.

—Ahora, vayamos a clase. —Agarré su mano para tirar de él hacia las escaleras antes de que sonase el timbre o nos pillasen.

—Mierda, M, me debes medio cigarro —refunfuñó mientras bajábamos las escaleras y reí, de nuevo, como siempre hacía con él.

                        (...)


Salí del laboratorio después de una agobiante clase de biología y vi a quién estaba buscando hacía rato.

—Hola, creo que tenemos que hablar. —Me observó, sus ojos negros me pidieron a gritos disculpas mientras que mordía su labio con nerviosismo.

—Yo... Confesé todo, Mickie. —susurró mientras se colocaba un mechón de su pelo rubio detrás de la oreja.

—Lo sé, por eso quería hablar contigo, quería darte las gracias —respondí y me miró sorprendida.

—¿Las gracias? Samantha no hacía más que molestarte y yo ni si quiera abrí la boca mientras veía como te llevabas todas las culpas, en serio, lo siento, Mickie.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora