32. La invitación para el baile de otoño.

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                                                           32. La invitación para el baile de otoño.

Removí mis pies mientras arrugaba la nariz ante una brisa fría que acaba de chocar contra mi rostro justo en el momento que vi de nuevo a Travis caminando hacia mí, llevaba una sudadera azul debajo de una chaqueta vaquera y caminaba lentamente hacia mí con las manos resguardadas en los bolsillos de su pantalón vaquero.

—Hola —saludé esperando que él hiciese lo mismo pero no fue así, ese chico tenía que tomar algunas clases sobre modales.

—Estás en un puñetero problema, ¿lo sabes? —Fueron sus primeras palabras y fruncí el ceño ante aquello.

—¿C... como?

—¿De qué conoces a Mark? —Y entonces la característica sensación de notar como la bilis subía hasta mi esófago volvió a asaltarme, aquello que había pasado en una noche cualquiera parecía que iba a perseguirme toda mi vida.

—Coincidimos en una carrera clandestina.

—¿Y os enfrentasteis?

—Algo así, ¿cómo lo sabes?

—Eso da igual, Mickie. Mark es mi jefe y por ende, el de Ashton.

—¿Qué? —quise gritar pero el miedo me había congelado por dentro.

—Ayer cuando nos encontramos llegué a la oficina y encontré papeles tuyos, sobre Ashton, sobre tu padre, sobre tu madre... Toda tu maldita vida estaba encima de su escritorio y no creo que sea un simple papeleo porque tu hermano se haya convertido en uno de los nuestros. —A medida que sus palabras iban siendo pronunciadas el miedo coagulaba mis venas, ¿cuán peligroso era ese tío? —Al parecer Mark logró una forma de atraer a tu hermano porque necesita tenerlo cerca, no porque piense que realmente puede servirle para algo en cuanto a lo que se dedica —habló de nuevo y yo estaba en una especie shock que no me dejaba reaccionar a todo lo que estaba escuchando, solo podía escuchar lo que se me venía encima.

—No sé qué debo hacer con esto, ¿denunciarle?

—¿De verdad quieres denunciar al mafioso más peligroso de todo Cheshire? Ese tío tiene conexiones en todas las partes del jodido Reino Unido, ¿estás segura de qué no la has cagado con él anterior o posteriormente? —negué sin tener que pensarlo, en la carrera había sido la primera vez que veía a ese tío y desde entonces, todos mis problemas aparecieron—. Pues no sé por qué mierda está tan cabreado contigo por lo que sea que hiciste pero parece que quiere devolvértela de una manera original y multiplicada por cincuenta.

—¿Y qué se supone que debo hacer?

—No lo sé, Mickie, solo quería tenerte al tanto, anda con cuidado. —Le miré con curiosidad a pesar del miedo que tenía ese momento, ¿me había llamado para prevenirme de Mark cuando ayer no hubiera dudado en rajarme a la mitad?—No lo hago por ti —pronunció al ver mi expresión adivinando mis pensamientos—, lo hago por tu hermano, es bueno en esto y, si a ti te pasa algo por culpa de Mark, estoy seguro que querrá dejarlo, y nunca puedes alejarte de este mundo si Mark no es el que lo ordena, así que eso solo haría las cosas mucho peores para él.

—¿Dejar qué? ¿Qué mundo, Travis?

—No preguntes, joder. Tengo que irme, si necesitas algo... Tienes mi número registrado en tus últimas llamadas, úsalo. —Y se giró yéndose por donde había venido mientras que yo suspiraba pesadamente e iniciaba mi camino de vuelta a casa pensando en todo lo que había empezado provocado un simple paquete de pañuelos en una noche cualquiera.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora