20. Sobrepasar los límites.

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                                                                  20.    Sobrepasar los límites.

Voy a matar a Luke, voy a retorcerle la cabeza y descuartizársela —farfulló Brook después de que le contase mi agradable encuentro con Samantha al salón con una sonrisa mientras echaba su flequillo hacia atrás. Imbécil. Tocó mi hora de coger la comida y las palabras de Samantha llegaron a mi mente, Luke se había alejado porque no era lo suficientemente buena y, aunque me doliese admitirlo, envidiaba a Samantha. Me dediqué a coger un pequeño bol de ensalada bajo la atenta mirada de Brook el cual tenía el ceño fruncido. Me dirigí a una de las mesas de la cafetería seguida por Brook que venía con la bandeja repleta de comida, como era de esperar—. Ni pienses que vas a comer solo eso —advirtió cuando nos sentamos.

—Hoy no tengo hambre.

—No me toques los coj...

—Brook —le regañé parando su expresión grosera.

—Perdón, M, no seas imbécil, no hagas tonterías —dijo y puso un plato de macarrones, que traía en su bandeja, en la mía.

—Brook...

—Que te lo comas —sentenció y, entre bufidos y reclamos, acabé comiéndome todo lo que había sobre la bandeja—. No quiero que hagas ninguna tontería, M, ¿está bien? Samantha lo ha dicho para hundirte, joder, estás buenísima y estoy segura de que ella te envidia —pronunció Brook mientras salíamos de la cafetería, asentí sonriente para que dejase el tema de una vez y, después de besar su mejilla, me dirigí a mi taquilla.

—Mickie... —Escuché como me llamaba una voz ronca, esa voz que, en el fondo, tanto echaba de menos.—Mickie —volvió a llamarme al ver como hacía oídos sordos ante él—. ¿Quieres escucharme un momento?—reclamó y, después de cogerme del antebrazo, cerró la puerta de la taquilla apoyándome sobre esta.

—¿Qué quieres? —pregunté sin mirarle a los ojos, no podía, si lo hacía me perdería en ellos.

—Solo... Lo de la fiesta...

—No tienes que explicarme nada.

—Sí, porque...

—Porque nada, me besaste, era lo que querías desde un principio, después me dijiste que era patética para después acudir a los brazos de Samantha como todos sabían que pasaría menos yo.

—¿Pero qué estás diciendo? Joder, escúchame... Me importas, ángel —dijo, "ángel" aquel odioso apodo volvía a ser escuchado como si no hubiesen pasado días desde la última vez que lo pronunció.

—¿Yo? No creo que una niña asustada a que la quieran te importa mucho, tú prefieres a una mujer, ¿no? —cité sus palabras y ahora, sí le miré, quería ver su expresión, quería que viese cuánto me había dolido que se alejase de aquella manera y más cuando se hizo quedar como la víctima. Su boca no se abrió pero una expresión de arrepentimiento abarcó su rostro, sus ojos me observaban desde la poca distancia que me estaba dejando.

—Ángel, escucha...

—No vuelvas a llamarme así, déjame en paz, ¿vale? Olvídate de mí aunque creo que lo hiciste hace tiempo, vete con Samantha a consolarla y a decirle lo mujer y madura que es, yo estoy fuera de esto —mascullé casi gritando, la gente comenzaba a dispersarse en los pasillos pero había más de uno observando nuestra discusión.

—¿Por eso pegaste a Sam? ¿Por tus celos? —cuestionó y que la llamase "Sam" solo aumentó mis ganas de darle un cabezazo.

—¿Sabes qué? Vete a la mierda, no pienso rogarte que me creas a mí, no pienso convencerte de que fue ella quién empezó todo eso y de que es ella quién lo sigue, y que quede claro, para que yo estuviese celosa tendrías que importarme y no es así, Luke Hemmings, no eres nadie para mí. —Le empujé con la mano, alejándole un poco de mí, lo suficiente para que pudiese caminar de él.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora